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Oscuridad entrar en ella causa sentimiento de miedo y desesperación en las personas, es atroz la manera que se permiten así mismos ser vulnerables, sólo logran divertirme pues son tan cobardes y débiles como miserables insectos. Volaba por las calles de Italia, solitarias y frías las cuales eran adornadas por las luces de faroles, empezó una pequeña brisa; y las gotas caían en el capote de mi auto haciendo un pequeño sonido que me tranquilizaba-amaba eso- sonreí ante el retrovisor recordando lo que había hecho tiempo atrás, lo que vi a través de los ojos de ese hombre era el miedo puro sin embargo el muy cobarde seguía manteniendo una máscara de valentía, su intento de querer hacerse el héroe fue en vano.

Disfrute ver su sangre correr entre mis manos, disfrutaba de los horribles alaridos de esos inútiles gritar por piedad antes de matarlos, no lo creo la piedad es para blandos. Si era un asesino  o como solía decir la gente un "enfermo mental" en serio lo era? Solo era un préstamo ellos me quitan y yo quito. Giré a la derecha dirigiéndome a los condominios de mi padre, las luces de los jardines se miraban de una forma perfectamente organizada y pacifica-un vago recuerdo llego a mi acordándome de cómo mi madre nos enseñaba a plantar todo tipo flores, las cuales hoy en día ya habían florecido- cerré los ojos tratando de olvidar eso, esa etapa de mi vida ya había pasado no quería recordarla así que llegue a la entrada y estacione a mi bebe, baje del auto con mi chaqueta en mano ya que por mi trabajo se había ensuciado-mierda- maldije era sangre costaba mucho sacar esa mierda de la ropa pero este cabrón de hoy  fue un tío fácil  creo que quizá me allá excedido con el maldito pero qué más da.

Me adentre a la casa encontrándome con Benedetto

-Has visto que linda noche la de hoy Benedetto?

-Buenas noches joven Mozeratti, veo que viene hecho un lio señor ¿día duro en el trabajo? O quizá el polvo de hoy fue un poco rudo.

-No tienes idea pensé- Si algo ya sabes lo normal- dije no me gustaba dar explicaciones supongo que siempre fue así, o eso creo.

-Su padre me ha dicho que cuando regresara le dijera que lo ocupa en su oficina joven- dijo con una cara seria, era la mano derecha de mi padre y  muy buen amigo de la familia en especial de la linda y zorra de mi hermana.

-Claro ahora voy- me despedí con un saludo de manos y camine hasta un pasillo en donde estaban hombres de  mi padre, vestidos de negro con una cara de pocos amigos, mi padre y sus estupideces de siempre me guiaron hacia la oficina de mi padre; abrí la puerta y me senté en la silla frente a su escritorio.

-Diego-  dijo dándose la vuelta

-Jean Carlo, me han dicho que querías hablar conmigo- Me miro a los ojos cambiando su semblante a uno más serio.

- Si, como veras Benedetto y tú son mi mano derecha-

-Dime algo que no sepa ya, vamos al grano que tienes para mí de nuevo –

-Conoces a los Abbatelli?- asentí como no acordarme de los hijos de puta – bueno es hora de que te encargues de ellos- me miro a los ojos serio sabía a qué se refería, algo estaba mal y me lo estaba ocultando, él sabía que mandarme a mi implicaría matarlos era lo único que hacia bien matar y follar.

-Están en Italia?- quería saber si estaban en mi territorio

-No están en Estados Unidos donde ellos dominan su zona claro está, y pues te mandare a un apartamento lujoso tendrás todo lo que necesites- sonreí por eso amaba mi trabajo dinero sexo y cosas lujosas. Mi padre lo noto y me saco de mis pensamientos- Diego, te mando para que cumplas con tu trabajo no a echar todo la mierda que quieras además tienes que representar mi nombre así que no quiero que actúes como un idiota en frente de toda esa gente y lo más importante- se cayó durante unos minutos –quiero a los Abbatelli bajo tierra para cuando regreses.

-Tenlo por seguro- me pare esto será interesante camine hasta la puerta pero su voz me detuvo.

-Iras con tu hermana- Oh santa mierda cuidar a mi hermana era más difícil que matar a personas amarradas a una silla en una habitación llena de armas.

Camine hacia mi habitación y tire todo a el suelo agarre la toalla y me encamine hacia la ducha, quite mi camiseta y mis jeans mire mi cuerpo en el espejo; cuerpo perfectamente moldeado pero algo estaba mal tenia sangre a un costado y recordé como el  maldito hijo de puta había insertado su cuchillo en mi. Quite mis bóxers y comencé a ducharme, luego de una larga ducha salí con la toalla a mi cintura y busque en mi armario una prenda -joder- maldije cuando escuche a mi hermana cantar desde su cuarto era molesta la zorra pero era mi hermana y recordé que tenía que avisarle que mañana nos íbamos agarre una camisa sin mangas blancas y me la coloque en el hombro, me encamine hacia la habitación de Olivia y abrí sin llamar antes a la puerta santo dios estaba colocándose un sostén de encaje negro que era sexy para mi gusto, ella volteo.

- Diego que haces aquí- dijo mirándome de pies a cabeza y sonrió, se acercó más a mí, y juro que estoy controlándome para no saltar sobre ella- Quieres que termine de vestirme Diego?-dijo mordiéndose el labio y agarrando mi cabello en sus manos.

-Olivia- trate de sonar firme pero joder mi hermana me estaba poniendo jodidamente duro.

-Que sucede Diego- dijo en susurro en mi oído, la odiaba por puta roso su pierna derecha en mi entre pierna y mi control se había acabado por completo.

-Jugaste con fuego hermanita-

NINFOMANEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora