13. Corazones diabéticos.

198 12 4
                                    

El fin de semana paso tranquilo después de todos, Etienne estaba como en un estado de azúcar hasta en los pulmones, tanto que me daba miedo que un día de estos me viniera con la noticia de que tenía diabetes.

Hoy es el día del examen y tengo que presentar la coreografía que he estado preparando y ahora me encontraba en el vestuario debajo del escenario sentada en la mesada frente a los espejos. Entonces alguien golpeo la puerta.

-Adelante –Dije dejando de morder mis ahora casi inexistentes uñas.

-Hola –Dijo un sonriente Etienne entrando con una enorme caja de mis chocolates favoritos.

-Dios, no sabes cuánto te quiero en este momento –dije saltando de la mesada para abrazarlo. –Era justo lo que necesitaba.

-Lo imagine –Dijo sonriendo –Sé que no te gustan los ramos así que, ¿Qué podría ser mejor que los chocolates?

-Nada –Dije abriendo la caja y metiéndome uno a la boca.- Gracias.

Se acercó a mí y me abrazo- ¿nerviosa? –pregunto.

-Por el baile no –Dije – Pero por el público y por la calificación sí.

-Sera genial, no te preocupes –Dijo acercándose más y plantando un suave beso en mis labios manchando los suyos con labial negro.

-Gracias por venir –dije quitando la manchas de labial de su boca. Planto un beso en mis dedos.

-No tienes nada que agradecer, es un placer verte bailar, Morticia. –Dijo haciéndome reír.

-¿Te gusta? –pregunte girándome en mi lugar. Mi traje era un vestido negro suelto y rasgado en la puntas, corto hasta la rodilla, llevaba medias negras rasgadas y mi maquillaje era totalmente negro, manchando alrededor de mis ojos y mis mejillas como si hubiera estado llorando, lo que hacía que mi piel pareciera más pálida de lo que era.

-Es perfecto –Dijo –estoy ansioso de  ver tu misteriosa coreografía.

-Ya lo veras –Sonreí –Ahora vete que falta poco para que me toque.

-Está bien –Dijo besándome otra vez – Mucha suerte, preciosa.

-Vamos, que te he dicho sobre los apodos como esos –Dije mirándolo exasperada mientras caminaba hacia la puerta.

-Nada que yo recuerde o más bien quiera recordar –Dijo sonriendo descaradamente.

-Los corazones dulces terminan siendo diabéticos –Dije sonriéndole.

-Por ti ni siquiera me importaría tener un corazón diabético –Dijo abriendo la puerta y con una sonrisa burlona en la cara continuo–Ni la pérdida de un brazo, ni una pierna, ni….

-¡Ya, ya! Ya entendí –Dije riendo –Ahora vete.

-Te quiero –dijo riendo cerrando la puerta detrás de sí.

-También yo –dije para mí misma.

                                                                *******

Estaba parada en centro  del escenario esperando a que empezara la música y rogando porque no me cayera frente a todos y que a los interventores le gustara lo que había preparado.

Un farol se encendió encima de mí y la música comenzó.

Estire los brazos como si me estuvieran estirando a los lados y gire levantando la mirada hacia el público esperando demostrar todo el dolor del que quería hablar con mi cuerpo en este baile -Era la agonía en persona-.

Mata mi dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora