Contradicciones

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Agnes

 

Todo era realmente hermoso; las flores eran coloridas y olían a fresco, los árboles eran muy verdes y emanaban vida, los pájaros sonaban alegres y dulces. El paisaje se veía cálido y hogareño.

Mientras me mecía en el columpio me imaginé viviendo aquí los próximos años; el lugar era bonito, la señora Donnovan era agradable y su hijo parecía no ser tan malo. Y era atractivo. Tenía el tipo de mirada que te hacía querer lamerle las mejillas. Con su cabello castaño y sus ojos verdes, era difícil no admirarle, además de su bien esculpido cuerpo y su imponente 1.85. Era realmente sexys por donde lo vieras.

Me sonrojé por mi pensamiento.

Francamente, esperaba encontrar un hogar aquí, y olvidarme de todo el infierno que eh vivido estos años; es horrible llegar a la edad de 20 años y saber que la mayoría de tu vida, ah sido una completa mierda.

Me balanceo en el columpio por lo que parece una eternidad, no es hasta que me detengo que noto la presencia de aquél chico, está apoyado en el kiosco, en una postura que indica que ah estado observándome por un rato.

Y me recuerda a él, a la forma en que solía espiarme…

Nota la alarma en mi rostro y entra en pánico.

.- No te asustes, no llevo aquí mucho rato-. Lo piensa un poco-. De hecho vine aquí por ti, mi madre quiere que entremos a comer-. Sonríe.

Y su gesto me tranquiliza, hay algo en sus ojos que claramente “él” no tenía, esa sinceridad y falta de malicia.

Camino hacia él, y cuando estoy suficientemente cerca extiende su mano hacia mí.

.- Soy Matt Donnovan-. Me sonríe, estrecho su mano. Intento sacar mi celular pero él niega con la cabeza-. No hace falta, se tu nombre, Agnes Evans, ¿Cierto?-.

Y me sonríe de nuevo, y siento mis mejillas calentarse mientras asiento.

Aún así tomo mi celular y escribo rápidamente.

“Solo Agnes” Escribo, él lo mira y su sonrisa se hace más amplia.

.- Entonces vayamos a comer, Agnes-.

Caminamos sin prisa por la entrada, y siento su mirada puesta en mí, y me sonrojo todavía más. Probablemente muera por combustión espontánea antes de llegar a la puerta.

La comida es deliciosa, el ambiente es agradable; la señora Donnovan, o Beth como me pidió llamarla, es tan amable que m hace sentir como en casa, no como “en mi casa” porque eso era un infierno, si no como se supone que debería de sentirse realmente, segura, protegida y querida. Matt es amable, pero siento cierto rechazo de su parte, aunque lo disimula bien ante su madre, es cortés conmigo, pero no simpatizo con él.

Y eso me decepciona un poco.

Justo cuando subo las escaleras en camino a mi nueva habitación, Beth me detiene, sus ojos son cautelosos y siento cierta preocupación; mis instintos despiertan en ese momento y empiezo a hiperventilar.

.- Tranquila-. Pone su mano en mi hombro-. Solo necesito decirte algo, no tomará mucho tiempo-. Su tono de voz intenta ser tranquilizador, lo que solo logra ponerme más nerviosa.

Nos miramos sin movernos, ella espera que asienta, así que lo hago.

.- Cuando nos conocimos te comenté que solía viajar mucho y por largos periodos de tiempo, ¿Lo recuerdas?-. Asiento, no me gusta hacia donde se dirige todo esto-. Bueno, tengo un viaje este fin de semana, es uno muy breve, me iré la tarde del viernes, y regresaré el domingo por la noche, prácticamente solo no nos veremos un día-. Me sonríe, le devuelvo una sonrisa afectada-. No estarás sola, Matt se quedará todo el tiempo en casa-. “Eso es lo que me preocupa” Pienso pero no lo digo.

No debes hablar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora