-ˏˋℂapítulo 4ˎˊ-

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Los ojos del allegado azabache observaron en un total silenció aquella enorme "mansión" con ese detallado estilo de la arquitectura (para ese entonces) moderna llamada "Hanok", tras aquel bello paisaje sus pupilas comenzaron a dilatarse sintiendo ...

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Los ojos del allegado azabache observaron en un total silenció aquella enorme "mansión" con ese detallado estilo de la arquitectura (para ese entonces) moderna llamada "Hanok", tras aquel bello paisaje sus pupilas comenzaron a dilatarse sintiendo sus manos picando entre las mangas largas del Hanbok tradicional que Irene le había entregado. La ansiedad por llevar sus manos sobre los adornos de plata (situados en el techo como mero diseño al ojo humano) comenzaron a picar, el sudor deslizándose por su cuello ante la necesidad de quitar cada uno de los finos adornos y guardarlos en los bolsillos de su traje y es que podía jurar sentir aquella sensación de que en cualquier momento sé podía desmayar si no tomaba algo de aquel lugar; problemas de ser un ladrón innato. Ciertamente él azabache había partido camino al Hanok con la viva creencia de que iba a poder ser capaz de controlar aquellos impulsos...cuán equivocado estaba.

Casi por completar sus casi 3 horas seguidas caminando sin detenerse, se dio el tiempo de sentarse un momento en las afueras del Hanok, observando sus arruinadas  Kkotsin; unos zapatos parte del traje tradicional Coreano con unos preciosos bordados de flores (regalo también de Irene, quién estaba firmemente apoyando el hecho de que él azabache llegará con buena presencia al Hanok), lastima que  los zapatos estaban rotos en su totalidad dejando a la vista dos de sus dedos del pie derecho cubiertos totalmente de barro al igual que el resto de la vestimenta.


 Dios santo, aborrecía estar tan sucio como lucía la pocilga de su casa en aquél momento. 


Poniéndose de pie aliso su cabello azabache con sus manos aún siendo guiado por el escolta de buen corte que Irene había enviado para que le guiará camino al palacio.
Tras por fin adentrarse a los pasillos que daban a la dirección de las puertas principales, se encontró con unos escoltas en la entrada del palacio (él escolta que Irene envió se marcho antes de que siquiera JeongGuk llegará ante los imponentes hombres), dos fornidos hombres con su traje y escudo reposados con total confianza junto a sus piernas, unos magníficos trajes de color rojo con una cubierta café encima afirmando que ellos eran los que cuidarían con su vida el territorio de la dinastía. Nunca en su vida Jeon JeongGuk pensó el ver con sus propios ojos como lucían los trajes de los populares Hwarang.

La tentación del azabache cayó de golpe sobre las plateadas espadas de los hombres.

Vengo de parte de mi señora Akihiro ーHabló con decisión el joven extendiendo una carta que no tenía la más mínima idea de lo que decía. Observó con nerviosismo al escolta casi sintiendo como sí hubiese robado algo. "estúpido" ー

Sígame por favor, es un placer conocerlo joven Jeon JeongSan ーJeongGuk frunció el ceño desorientado comenzando a dudar de su propia existencia, había algo mal, por su cabeza comenzó a dudar de cómo se llamaba en aquél palacio y es que no recordaba haber quedado con Irene de que cambiaría su nombre en aquel lugar, ¿Y que sucedía de que quizás siempre se llamó así?...y como su padre solo le decía "Jeong" él solo creyó que quizás solo debía terminar su nombre en Guk. "Maldito lió"ー

ーYo...yo creo que mi nombre podría ser JeongGuk...ーArticuló el joven aún con la duda palpable. ー

¿Seguro?, la señorita Akihiro ha escrito JeongSan ーAfirmó el escolta arqueando una ceja. "Esa perra estúpida"ー

ーSucede que de día soy JeongGuk y de noche soy JeongSan, dado a que aún esta de día dígame JeongGuk por favor ーEl hombre asintió desconcertado al ver el sombrío ceño del nuevo súbdito del heredero. ー

Tras caminar por el largo pasillo el corpulento escolta se arrodilló jalando de la mano al vasallo, quien cayó de golpe sobre la fina madera. La puerta corrediza se deslizó lentamente dejando ver en primera instancia a otro escolta.

ーMi señor, e traído a JeongGuk, el súbdito que la señorita Akihiro a enviado para usted en ofrenda y devoción a su persona, la carta dice que es el mejor de sus súbditos y estaría encantada de que mi adorable señor sea dueño del más preciado de sus vasallos, menciona también que él joven se puede hacer cargo de muchas cosas, pues gracias a su experiencias en este rubro no hay nada que él no pueda hacer.

"Maldito viejo, córrete de una vez que no puedo ver al hijo de papi" . ─Medió alterado JeongGuk apretó sus puños aún viendo la ancha espalda del escolta cubrir con su cuerpo la imagen de su futuro "amo". Se escuchó el sonido de algo liviano dejado contra una mesilla pequeña, JeongGuk podía jurar que se trataba de un pincel. 

Ignorando la conversa observó como lo único que estaba en la habitación era una mesa larga y de patas cortas en el centro, pero aún así no fue capaz de ver al heredero.

Déjame verle SeokJin ーGesticula una aterciopelada vocecita en el fondo de la habitación. Lentamente él escolta que respondía al nombre de "SeokJin" se hizo a un lado permitiéndole ver a JeongGuk a un ser celestial jamás antes imaginado.ー Es un placer JeongGuk, soy Park JiMin...heredero de la dinastía Joseon.

Demasiado etéreo para su bienestar sicológico.

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Swindled thief. [Kookmin] •1.0• Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora