CAPÍTULO XXV: Mi cura

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      Entro en una especie de shock, Tul y Tin peleándose a golpes, voces alfas por aquí y allá, y aunque esté aún herido, caigo al piso de rodillas por esas potentes voces, mirando al suelo. No pude hacerle caso a mi Tin.

—¡Hijo de puta! – La voz colérica de Tin resuena tras un golpe fuerte. –

—Eres mi hermano. ¿También lo eres?

        Logro escuchar entre golpes.

        Subo la vista con esfuerzo, no puedo moverme, estoy perplejo, con gana de gritar pero sin poder expresar nada, mi corazón a mil por hora, sudor, desesperación total. Sin embargo, logro ver al padre de Orn a lo lejos, se ve golpeado, empotrado contra su propio auto, siendo abofeteado duramente por los hombres de P'. A lo mejor intentó escapar en algún momento.

        Muevo los ojos un poco, aún tieso, en mi posición y veo a Tin pelear con Tul, está moreteado en algunas zonas, su traje totalmente destruido, despeinado. Y me preocupo, él ahí, peleando por mí y yo sin poder moverme, por el miedo que me causa el que Tul siquiera intente tocarme.

        Me estremezco. Tul, colocando el maldito collar en mi cuello, y pasando sus manos por mi pecho y bajando por mi torso, yo rogándole que me mate, sus caricias obscenas, sin nada de cariño. El sonido del primer condón rasgándose, y el dolor en mi recto. Los horribles gemidos roncos de mi violador, y como en ese momento, decidí cerrar mi mente.

          Ya no había nada luego de eso. Solo yo, despertando en una habitación, con Tin arrodillado llorando y jurándome vengar todo lo que me hicieron y yo sin entender nada, solo le dije "te amo".

          Una lágrima salió de mi ojo izquierdo, pero más que tristeza, shock, trauma o sea lo que sea, fue la ira subió al extremo en que pude moverme. Ahora sí quiero venganza. Me levanto, sin sentir nada, y ahí entendí porque dicen que la adrenalina puede lograr cosas increíbles.

        Camino a paso lento, sacando mi arma, no hay nada a mi alrededor, solo el culpable de toda esta mierda y el amor de mi vida peleándose con él, pero...

          ¿A punto de ser atacado con un cuchillo?

—¡TIIIIIN! – Grito. –

          Parecía como si todo se detuviera y se empezara a producir en cámara muy lenta, Tin volteándose a verme, los golpes al padre de Orn cesando, Tul mirándome fijamente, haciendo que me pasara un escalofrío por la espalda, pero yo estaba cegado.

         Alzo el arma, quitando el seguro.

—TIN QUÍTATE. – Logro gritar antes de tirar del gatillo dos veces seguidas. –

         Y temí haberle dado a Tin, estaba muy cerca y yo casi no tenía práctica en esto. Solo seguí el consejo de mi alfa de disparar siempre a la cabeza, pero eso no dio resultado. Le había dado en el estómago. Esto no es como jugar al Conter Strike.

         Suelto el aire contenido, y todo se produce en cámara normal nuevamente cuando Tul cae, con los ojos muy abiertos. No le di en la cabeza, pero por lo menos fue a él. Tin se me acerca lentamente.

—Tin, quí-quítate. – Vuelvo a pedir. Parece que ha acabado, pero yo necesito más. –

—Can... - Habla cauteloso. –

—¡Quítate! – Grito. –

         Yo tengo un arma, por lo que Tin solo se apartó del camino, pero se puso a mi lado. Disparo dos veces más a su hombro derecho. Él ya está muerto, pero lo odio tanto... No sé cómo nació de repente este deseo asesino y me aterró. Por lo que tiré el arma al suelo y me tiré a los brazos de Tin temblando, como un niño en busca de calor.

—Yo-yo... lo maté.

FIN DEL FALSHBACK

         Luego de eso, regresamos a casa de P'Forth, ahí estaban nuestras maletas, y mamá con Lay, esa era la casa que más cerca quedaba de ahí, no sé que hicieron con Tul o con el otro hombre, me cohibí en ese momento. Solo sé que mi Tin me cargó en brazos hasta su auto y me sentó de copiloto. Tampoco olvidaré que durante todo el viaje tuvo su mano en mi muslo. Aún así, fui incapaz de comentar algo. Estaba ido. Pero extrañamente aliviado.

         Cuando me despedí de mamá, lloré, la extrañaría demasiado. Pero ella entiende que es por mi bien, ella tampoco podría vivir bien si estuviera en el mismo sitio donde se encuentran dos de mis secuestradores y mi violador. Por otro lado, Lay también lloró conmigo, no se imaginaba su vida sin mí, durmiendo justo del otro lado de la pared. Prometí hablarles todos los días, hasta que podamos volver a vernos. Eso fue una promesa.

          Mi shock había pasado por las caricias de Tin mientras esperábamos nuestro avión, que marcaría el comienzo de una nueva vida. Que aún no sé los planes que hay. No sé que tiene en mente Tin, yo solo sé que quiero por lo menos terminar una carrera y vivir tranquilo con mi alfa el resto de mi vida. ¿Es eso mucho pedir?

—Tin, idiota, despierta. – Lo muevo un poco. —Llegamos, anda. – Había podido dormir solo un poco. –

          Entre recuerdos volví a temblar. Casi reviviendo todo, y es que, a menos que seas un asesino serial, a sueldo o policía o algo relacionado al medio, no le andas disparando a alguien todos los días. Y sobre todo, matándolo. Sé que tendré pesadillas, no lo dudo ni por un momento. Pero me siento con una extraña paz. Con alivio de haber acabado yo, la principal víctima de esto, con ese desagradable ser.

           Y de cierta manera, haber ayudado a mi alfa, no ser un inútil omega que solo lo llevó a dejar el país que le vio nacer y empezar de cero nuevamente.

           Porque sí, otros de los motivos que considero, me hizo actuar, fue el cuchillo en la mano de Tul apunto de clavarlo en la espalda de Tin. Me enervó completo.

           ¿Suenan a excusas? ¿O es lo que alguien normal, en mi posición podría llegar a hacer? No lo sé, pero así me siento.

—¿Mmm? – Murmura aún adormilado. –

—Somos los últimos que quedamos en el avión, tonto, vamos. – Intento mantener el buen humor del Can de enero, que la única preocupación que tenía era ocultarse. ¿Cómo un mecanismo de defensa? –

—Vamos. – Dice desperezándose para ponerse de pie y ayudarme a levantar. –

          Porque sí, aún hay cosas que no puedo hacer completamente por mí mismo, como levantarme solo, sin que algo me duela.

           Bajamos, Tin se encargó de todo, pues yo nunca antes había viajado fuera del país. Solo podía mirar lo bonito que es el aeropuerto. Aún algo incrédulo de que todo esto sea real. Después de tanto sufrimiento, estamos los dos aquí, sanos y salvos.

—¿Qué haremos ahora, Tin? – Pregunto mientras él se encarga de limpiar las heridas que me quedan, en una habitación de un hotel cuatro estrellas, pero muy cálida. –

         Normalmente, cuando alguien es violado, no quiere que ni lo toquen, le incomoda estar con muchas personas, siente que a cada rato le querrán repetir ese horrible momento, se recluyen. Pero con Tin esto no me pasa, él me hace sentir tan seguro, tan confiado, sé que él no me haría algo así, y que me protegerá de todos. Pero sí admito que cuando vi a Tul fue rememorar ese terrible momento.

         Pero ya no lo veré más, seré feliz con mi Tin. Mi cura.

—Por ahora, me encargaré de cuidarte. – Pasa una crema por mi cadera. —Ya veremos que hay para después.

—¿En serio ya todo acabó? – Aún no me lo creo. –

—Sí, pequeño. Ahora solo somos tú y yo. – Me ayuda a acomodarme mejor en la cama. —Durmamos, lo merecemos. 

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        Llegamos casi a la recta final del fic, me da nostalgia con este, es el primer fic largo que he escrito, bro T-T. Pronto empezaré a escribir los especiales, hay varios interesantes que puede que lleve a cabo. 

       Como siempre, no olviden dejar su hermosa y pechosa estrellita y su parte favorita acá <3


-N'Anyi:)

Necesito a mi (NO) omega - TinCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora