No le extrañaba, no le extrañaba en lo absoluto, aún así, dolía. Leía atentamente aquella columna del diario El Profeta mientras que la taza de té que una elfa doméstica le había traído minutos antes se enfriaba en la mesita junto a los bocadillos de chocolate y calabaza.
EL SALVADOR DEL MUNDO MÁGICO, A LA ESPERA DE
UN SEGUNDO HIJO.Sus ojos pasaban por las letras con tanta rapidez que le costaba creer lo que leía, aparecía una imagen dónde Harry Potter y Ginevra Potter salían de San Mungo tomados de la mano, la comadreja menor (Cómo solía llamarle Draco) tenía el vientre redondo pero apenas visible y se reflejaba en su camisón holgado. Tenía tres meses de embarazo y a penas la noticia salía a la luz. Tal vez porque Rita Skeeter había metido su nariz en el tema.
Entonces sintió como su estómago se revolvía, sintió náuseas y como la habitación daba vueltas. Dobló el diario y lo dejó en la misma mesita donde reposaba su té, cerró sus ojos y una fuerte patada le cortó la respiración por un segundo. El bebé se movía, o más bien se retorcía en su interior. Llevó sus manos a su ya para nada plano vientre, con pequeñas lágrimas que brotaban de sus grises ojos.
Se sentía patético y egoísta por anhelar estar allí, tomado de la mano con aquel que alguna vez llamó enemigo, sonriente por la alegría de llevar una vida dentro de él y por estar al lado de Harry sin importar lo que dijesen los demás. Terriblemente egoísta, terriblemente iluso.
—Veo que ya comenzó—Una voz detrás de él le hizo abrir los ojos, para mirar por encima de su hombro.
—Has que se detenga—Rogó Draco, aún con los ojos cristalizados por el dolor.
—Me temo que no puedo hacer eso—Draco sollozo exasperado—Pero puedo apaciguar el dolor—Matthew se paró finalmente frente al rubio, abrió su maletín de piel de dragón y de allí sacó un pequeño frasco con un líquido verdoso, clavó sus ojos en la taza de té que sorprendentemente estaba ligeramente tibia abrió el frasco y vertió dos gotas en el líquido, le extendió la taza al rubio—Bebe, ayudará.
Draco obedeció, el líquido no afectó el sabor del té por lo que no fue realmente traumático ni asqueroso. Mientras lo hacía, el medimago revisaba su estado y el del bebé.
—Es un bebé con mucha energía—Comentó de repente, mirando de reojo a Malfoy—Cinco meses y ya está desesperado por salir—Río un poco, Draco ya no sentía dolor alguno por lo que simplemente suspiraba de vez en cuando, relajándose—Ambos están perfectos, aunque últimamente has estado estresado ¿Quieres hablar de ello?
—Realmente no—Respondió, tensándose.
El medimago lo notó y como si fuese capaz de leer los pensamientos del rubio habló:
—El padre de esta criatura es un idiota por renunciar a algo tan hermoso—Era un vago intento de consuelo. Ni siquiera lo sabe, pensó Draco, imaginádose la mirada aterrada de Harry por la noticia y su rechazo.
—Un completo idiota—Concordó, pensativo.
Y los días siguientes se la pasó pensando en la pareja Potter y el bebé que esperaban. Llegó a la conclusión de qué, Harry nunca debía enterase de su hijo —Sí, porque Draco sentía que era un niño a pesar de no desear saber el sexo hasta su nacimiento— jamás, por el bien de ambos.
[★]
Despertó un poco confundido, pero ciertamente feliz y descansado. Aunque su felicidad por tener unas horas de sueño decente no duró por mucho, un fuerte dolor de cabeza le hizo fruncir un poco el ceño. Recordó entonces lo que había ocurrido y se respondió a si mismo su interrogante de la razón por la que se encontraba en Malfoy Manor.
—Oh, estás despierto—Una voz que arrastraba un poco las palabras llamó su atención, al igual que el sonido de la puerta—Ten, para la resaca—Levantó vagamente la mirada, Draco le extendía un vaso con un líquido espeso de color raro. Harry hizo una mueca asqueado por el olor.
—Creo que sí tomo eso, me envenearé o vomitaré—Entonces observó como Draco entrecerraba sus ojos de manera peligrosa.
—¿Por quién me tomas, San Potter?
—Por un huroncito, claro—Habló en tono ligero y jocoso, las pálidas mejillas de Malfoy se colorearon de un suave color rosáceo por la vergüenza e indignación.
—Deberías estar agradecido por lo que he hecho por ti, Indeseable n°1—Farfulló entre dientes.
Harry rió, no podía negarlo, estaba agradecido con él por su ayuda. Pero seguía teniendo ciertas limitantes que le hacían difícil confiar plenamente en Malfoy, le respetaba, pero realmente nunca llegaron a ser amigos. Aunque, una parte de él le decía que confiará en Draco solo por esa vez.
—Bien—Dijo finalmente, tomando el vaso con el líquido asqueroso, arrugó la nariz con repulsión y de un solo golpe tomó todo antes de siquiera poder sentir arcadas.
Para su sorpresa, casi al instante se sentió muchísimo mejor, se sintió revitalizado. Y entonces se sintió un tonto por no confiar en el rubio a la primera, y pensó que tal vez, finalmente había llegado el momento de arreglar eso. Después de todo, Draco estaba tragándose su orgullo para ayudar a Harry Potter.
—Gracias—Dijo sincero, y una sonrisa ligera se dibujó en el rostro del albino.
—Ya—Draco apartó la mirada por unos segundos—Iré al callejón Diagon por asuntos que no son de tu incumbencia, Potter—Harry quiso preguntarle que iba a hacer, instinto de auror—Ahí hay un baño, cuando regrese no quiero verte por aquí—Señaló una puerta oscura y con detalles tallados a mano en la misma habitación para luego regresar su mirada a aquellos ojos verde esmeralda que le miraban con curiosidad, suprimiendo las ganas de interrogarle—Y resuelve las cosas con Ginevra de una vez por todas.
¿Enserio le habló de su pelea con Ginny? Se sintió avergonzado, y se hizo una nota mental de nunca volver a embriagarse cerca de Malfoy. Que desgracia ser un ebrio hablador.
Abrió la boca para hablar, pero la cerró de inmediato. Realmente no sabía que decirle, Malfoy pareció satisfecho consigo mismo por ello.
—Bueno, supongo que... ¿No vemos luego?—Mencionó finalmente Harry, acomodando sus anteojos redondos.
—Desafortunadamente sí, más temprano que tarde—Confirmó Draco—Por Scorpius y Albus—Gruñó un poco.
Malfoy sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral y como su piel se erizaba al verse así mismo vistiendo uno de esos suéteres ridículos que hacía la señora Weasley mientras escuchaba villancicos y usaba unos cuernos falsos de reno, y tomaba ponche en un rincón lejano de La madriguera por las navidades, obligado a asistir por Scorpius.
Esperaba que eso no ocurriera.
Desapareció antes de que Harry pudiera decirle algo más.
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Affection [Harco]
FanfictionDraco Malfoy oculta un gran secreto que está relacionado con su hijo; Scorpius, y el mismísimo Harry Potter.