2. Hogwarts

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ARABELLA

Tomé mi maleta en cuanto oí el tren comenzar a llegar, miré a mi alrededor como los niños se despedían de sus padres y me sentí sola, como cada año. Mi padre tiene que viajar antes por unas charlas que tienen los profesores previas al comienzo de clases, así que durante esa semana solía quedarme sola en casa, nada nuevo desde que tengo once.

Caminé con paso decidido al tren siendo la primera en ingresar, esa era una de las ventajas de viajar sin mi padre. Me dirigí directamente al compartimiento de prefectos y me acomodé allí, era poco probable que alguien más aparte de los de quinto ingresase así que me sentí cómoda de sacar un libro y comenzar a leer. Todo el viaje me lo pasé sola, compré solo una rana de chocolate ya que no alcanzaba a más.

Al llegar a Hogwarts esperaba tener la misma suerte de cuando subí al tren, pero por alguna razón-llamada terminar el quinto capítulo del libro que actualmente estaba leyendo- me atrasé a la hora de arribar, así que tuve que bajar al último, ya que me quedé esperando unos minutos para no encontrarme con alguien. Recogí tranquilamente mis pertenencias mientras me terminaba mi rana de chocolate, por suerte ya estaba vestida desde que subí al tren, así que no me tardé en eso. Noté como las persianas del tren se cerraban y traté de apurarme, si me dejaban atrás siempre podía gritar y alguien me escucharía, creo, ojalá así sea.

Apure el paso avanzando por el pasillo hasta la salida, agradeciendo que en algún momento creí ver a alguien, tal vez si no estaba sola alguien más podía ayudarme a bajar. Tropecé con mis propios pies, o eso creía hasta que escuché un grito a mis espaldas. "¡Cuidado!" Era difícil no reconocer esa dulce y cantarina voz. Así que me volteé mirando confundida como una bonita rubia se acercaba a mí con un paso acelerado.

-Lovegood ¿Qué ocurre? -pregunté aún más confundida al ver como apuntaba algo en el suelo y murmuraba algún hechizo, el cual no escuché por estar mirándola como si fuera un bicho raro. Dirigí mi mirada al suelo al escuchar un quejido- ¡Harry! Pero ¿Qué haces ahí? ¡Estas sangrando!

- Hola Ara, hola Luna - me sonrió incómodo y luego miro a la rubia junto a mí -. Gracias Luna.

-De nada, Harry -respondió risueña mientras seguía avanzando. Potter la siguió ignorando mis claras intenciones de arrastrarlo de su oreja hasta que me dé una explicación.

Bajamos los tres juntos y nos dirigimos a los terrenos de Hogwarts, opté por ignorar a Harry, ya me diría, quiera o no. Escuché como Luna se ofrecía a arreglar la nariz del Gryffindor y no pude evitar reír.

- Ay si, por favor, quiero ver eso -traté de contener mi risa al ver la expresión espantada de mi amigo, pero simplemente no pude aguantarla al escuchar su quejido de dolor luego de que Luna le lanzara en hechizo. La rubia me sonrió cálidamente y le respondí de la misma forma. Me cae cada día mejor.

Continuamos caminando hasta encontrarnos con el profesor Flitwick, quien nos tomó asistencia luego de regañarnos. La voz de Draco quejándose de algo sonó de fondo e inconscientemente me hice más pequeña dentro de mi túnica. Pero eso no fue nada cuando oí la voz de mi padre. "Corre" escuché dentro de mi cabeza y le hice caso sin importarme el hecho de que tal vez estaba perdiendo mi cordura. Me escondí detrás de Harry tratando de que no me vea, por suerte él entendió rápido y llevó sus manos hacia los lados de mi cadera tratando de cubrirme lo mejor que podía.

- Ya te vi, Arabella. Y tú, Potter, será mejor que alejes tus manos de mi hija ahora mismo -me aferré inconscientemente a las manos de Harry pero él las quitó rápidamente. "Traidor" le susurré escuchando una disculpa de su parte- Suban a un carruaje, ahora.

- Si, profesor -mencionamos los tres, claramente Luna en un tono mucho más relajado que el nuestro. Avanzamos con rápidos pasos al único carruaje de estudiantes que quedaba.

|AMORTENTIA| Draco L. MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora