Learn To Live; JK Bottom.

1.

-P-para... Te lo r-ruego, p-por favo-¡Ah!

Jungkook recibió otro golpe en la cara haciendo que cayera al suelo, no importaba lo mucho que intentara, su cuerpo estaba demasiado débil como para defenderse, solo podía callar.

-¿¡Cuántas veces necesitas que te golpeen para que entiendas que a los clientes se les habla con respeto!?

El hombre levantó al menor y lo puso en cuatro, aprovechó que no llevaba camisa para agarrar un látigo y comenzar a pegarle en la espalda con él.

-¡Pare! Por favor, pare...

No podía hacer nada más que guardar silencio y aguantar su castigo por haberle contestado mal a un cliente, lo que dejaba severas heridas y marcas, cubiertas con maquillaje y ropa.

-¿ya aprendiste tu lección? -dijo el hombre dejando por fin de pegarle.

-S-si... Por favor déjeme ir...

-Aun no querido.

-¿Eh?

El hombre lo lanzó a la cama, Jungkook sabía lo que pasaría, pero no podía detenerlo puesto a que se sentía adolorido en todas partes.

-Te haré sentir bien pequeño conejito. -dijo el hombre desabrochandose el cinturón.

-No lo haga... -el hombre se acercaba más a él.- ¡No lo haga! ¡Por favor! ¡Pare! ¡No quiero! ¡No quiero! -gritaba más fuerte cuando el hombre ya estaba sobre él, pero nada podía sacarlo de ahí, parecía que nadie escuchaba sus gritos, soltó un último pedido de ayuda, antes de rendirse y dejar que ese hombre, su jefe y amo, lo tomara.

¡NO...!

3:00 AM.

Jungkook caminaba directo al dormitorio, que eran unas literas donde dormían todos los que prestaban servicios sexuales, apenas podía mantenerse en pie, los golpes combinado con el sueño hacían casi imposible que llegara a su colchón.

Aun así, llegó y pudo ponerse el camisón que usaba para dormir, acostarse, y por supuesto, llorar hasta quedarse dormido.

Agarró a su conejito de peluche y lo abrazo como su único consuelo del mundo cruel en el que estaba viviendo, miró a la pequeña ventana y vio a la luna, cosa que lo reconfortó un poco y con lo que pudo dormir

"Algún día voy a salir de aquí."

8:00 AM.

Al escuchar bullicio en la habitación se levantó, y como pudo se acercó a los demás que estaban viendo por la ventana, al no poder ver nada tomó un pequeño banco y así vio a unos lindos pájaros del otro lado de la ventana.

-¿¡Por qué están todos amontonados ahí!? ¡Prepárense!

Todos se quitaron rápidamente de ahí, y suspiraron cuando el hombre cerró la cortina negra impidiendo que la luz pasara, era otro día así, otro día en aislamiento.

Jungkook había perdido la cuenta de cuanto tiempo había estado ahí, solo sabía que tenía quince, y que llegó a ese lugar siendo un pequeño niño.

Todavía recordaba un poco de ese momento, recordaba la mano de su hermana, a su madre y a un hombre hablando, y lo último que escuchó antes de que se lo llevaran lejos de ella y lo encerraran en un cuarto oscuro.

-"es lo que estas malditas ratas se merecen."

Antes de eso él creía que su mamá lo quería, pero al parecer ella no lo quería.

Para cuando cumplió quince nadie lo quería.

El único soporte emocional que tuvo durante cuatro años fue su hermana, la cual cada cuanto podía hacía lo posible para que él sonriera y olvidara que habían sido dejados en un prostíbulo.