Capítulo: 8

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Me levanté y llovía. Mi madre no estaba en casa, no había pasado la noche aquí. Me dolía la cabeza desde ayer, tenía como una resaca… Mi cara estaba blanca y los moretones resaltaban sobre mi piel pálida. Seguía llevando el vendaje sobre mi mano. Tenía ganas de que llegara el fin de semana, de fiesta, quería olvidar bebiendo, quería despertarme en cama que no fuera la mía o tirada en al calle. Llegué al instituto, me bajé del autobús. Zayn tampoco estaba, decidido, me estaba evitando, no quería saber más de mi. Pero yo lo necesitaba, no sé ni como ni por qué, pero necesitaba volver a escucharlo.

Mis moretones ayer pasaron más desapercibidos, pero hoy no. Por eso cuando llegue, Víctor me miró y toco mi cara, notar sus manos frías sobre mi cara que la sentía hinchada y caliente era un alivio. Sin preguntarme nada, beso cada moratón, era como un cubito de hielo. Aliviaba el dolor.

- Es como si me pusieras un cubito de hielo- dije sonriendo.

- ¿Te alivia?- dice estrechándome en sus brazos.

- Si.

- Eso es lo que cuenta.

Estamos así, hasta que suena la campana de entrada. Es separarme de él y volver a lo de antes. El dolor y la angustia que se habia borrado, vuelve con más pesadez. Me siento cansada y como si una moledora hubiera pasado por todo mi cuerpo. Solo puedo pensar en recuerdos. Para ir a mi clase, me encuentro con el director y un chico, esta llorando y tiene puntos en una ceja más moretones. Escucho su conversación.

- No puedo ni comprarme un lápiz- le dijo el niño de 2 o 3 años más chico que yo- La profesora de plástica me dijo que como no trajera acuarelas, llamaría a mi padre y me pondría un parte. Intenté robarlo- el chico escondió su cara bañada por lágrimas en sus manos- El hombre llamo a la policía, mi padre me tuvo que recoger en la comisaría…- el chico no podía hablar más.

- ¿Eso te lo hizo tu padre?- pregunto el director, un hombre realmente bueno.

El chico solo pudo asentir con su cabeza. El director paso un brazo por sus hombros y llevo al chico dentro de su despacho. Es un recuerdo que me tortura a mí también. Mi madre gastaba todo el dinero, yo necesitaba comer… Son cosas que todo el mundo tiene, todo el mundo tiene un huevo en su nevera o una tableta de chocolate. Yo abría mi nevera y solo había alcohol. 

Llego a mi clase, suelto la maleta y me siento. Como me hubiera gustado ir hacía ese chico y decirle que le comprendía, que no estaba solo, que tenía mi apoyo y que a medida de que pasaran los años eso pasaría. Pero no quiero hacerle ilusiones ¿y si le pasa como a mí? ¿Y si no mejoraría nada? ¿Y si iría cada día peor? 

Las clases pasaron con normalidad, no vi a Zayn, seguramente se había cambiado de escuela ¿Por un beso? Posible, me tenía que haber contenido, esa había si quizás la cuarta vez que nos veíamos pero es que me llamaban sus labios, no era yo, era él.

No aparecí por la cafetería, había estado comiendo demasiado estos días y así no iba a pillar nadie este fin de semana, y lo necesitaba para olvidar lo que me producía la cercanía y lejanía de Zayn. Fui al cuarto e baño a inhalar unas rayas, allí me encontré con dos animadoras, una la conocía muy bien.

- Hola ____- me saludó.

- Rebecca...- dije mirándola, sin aprecio, ella me producía algo raro, mis recuerdos con ella no eran perfectos. 

Ella bajó su mirada a sus manos, haciendo que se cayera la ceniza de su cigarro. Yo me metí en el baño, cerre la puerta e inhalé, a los minutos ya volvía a estar bien. Salí, allí ya no había nadie. Las dos chicas vestidas de animadoras azules se habían ido, con ellas mis recuerdos amargos de Rebecca. Su cigarro seguía aun encendido como aquella mañana fría de enero en un fin de semana. Lo apagué con la punta de mi converse desgastada.

Bring Me To Life (Zayn Malik y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora