Capitulo 2

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La clase termina, me despido de mis amigos y voy corriendo hacía el autobús, como de costumbre se iba a ir sin mi. Subo pisando fuerte y mirando a tos los que me miraban, llego a un asiento y me coloco al lado de la ventana, dejo la mochila a mi lado y como siempre veo como familias recogen a sus hijos, nunca tuve esa suerte. Noto como alguien tose falsamente, me giro y veo a un chico, tendrá menos edad que yo, mira mi mochila.

- ¿Qué quieres?- pregunto.
- ¿Podría quitar la mochila? Por favor- me pregunta.

Se ve que tiene miedo… No tendrá más sitio en el autobús y a tenido que preguntar a la chica con pintas de ser la madrasta de los cuentos si podría quitar la maleta, encima creo que es nuevo, me da pena, pero nadie me tiene que dar pena.

- No- digo seria y aparto la mirada de él.

El chico respira y sigue el pasillo del autobús, oigo como acaba en la última parte y unos chicos le arrancan la maleta y empiezan a meterse con él, me siento mal… Yo podría haber evitado esa escena ¿pero por qué hacer algo que alguien no quiso hacer por mí? He hecho bien, así ese chico aprenderá, será más fuerte.

(Años atrás, tenía 7 años)

Apreté mis dos coletas, por culpa de los tirones de pelos y empujones las tenía desecha, me dolía el cuerpo por hacer cosas que no quería hacer como limpiar el jardín del instituto para que no me pegaran, cosa que aun así, pasaba. Además me sentía cansada por los abusos que sufría en casa. Subí al autobús, con mis mejillas y coloradas por la vergüenza que sentía, mi ropa me quedaba chica, iba des conjuntada, me daba vergüenza de mi misma, tan solo quería que este día pasara. El autobús estaba lleno, no encontraba sitio y una chica ocupaba su lado por su mochila.

- Perdona…- dije con mi voz en un casi susurro.

La chica me miro, tenía los labios negros y masticaba un chicle, me asuste, quizás me quería pegar.

- ¿Qué?- dijo desagradablemente. 
- ¿Me podría sentar?- pregunte nerviosa.
- ¿No ves que esta ocupado el asiento?- dijo señalando su mochila y luego riéndose.

Se levanto y choco su mano junto a la chica de adelante, me miraron y siguieron riéndose. Yo tan solo agache mi mirada y me senté al final, junto a unos chicos que empezaron a empujarme, tirarme del cabello y sacarme los cuadernos y romperme los libros, al final al llegar a mi casa me encontré un chicle en el cabello, me lo tuve que cortar por las orejas, fue un principió de un gran cambios.


Llego mi parada, tuve el valor de no mirar atrás para saber como estaba el chico, baje corriendo y llegue a mi casa, saque las llaves, mis manos temblaban y mis ojos me escocían ya que estaba reteniendo lágrimas, no me hizo bien recordar, soy idiota, pendeja. Abrí mi casa, quería chillar, pero no quería que mi madre (si estaba aquí) se mosqueara. En la cocina había un papel donde ponía que se había ido al bingo, a gastarse los ahorros para llegar a fin de mes. 

Sin poder aguantar más chille, fui a mi cuarto me observe en el espejo, estaba gorda, Víctor me había obligado a comer en la escuela, me veía mal y así no podre conseguir a nadie. Fui al baño, me arrodille, me metí dos dedos en mi garganta hasta llegar a la campanilla y vomité. Se me hacía ya tan común esta escena. Los ácidos ya dañaban mi interior, pero tenía que adelgazar.

Fui a mi cuarto, tenía mal sabor de boca y me estaba agobiando, hacía ya calor y mi cuarto estaba desordenado. Abrí corriendo la ventana, sentía que me faltaba aire. La abrí y apoyé las manos en el borde y saque la cabeza, empecé a respirar como un perro. Sentí algo extraño, así que levanté la cabeza poco a poco. 

En la habitación de enfrente había algo o mejor dicho alguien…. Pero si esta casa estaba abandonada… Mierda, es cierto, ya no. Observo la ventana, estaba abierta y un chico me miraba. Mi corazón empezó a latir fuertemente, él me miraba extrañado, sin saber que me pasaba, yo corriendo cerré la ventana y me apoye en la pared, respirando descontrolada ¿qué me había pasado? ¿Por qué estaba así? Solo era un chico de unos preciosos ojos color obscuro y cabello negro despeinado, solo era eso, nada más.

Recordé su mirada, esos ojo me miraban curiosamente, mi corazón aumentaba en latidos, mis mejillas se habían ruborizado ellas solas, ¿pero que mierda? Ya ___, ya. Sacudí mi cabeza, me despejé y fui a la cocina a ver si quedaba algo en la nevera, una cerveza, luego mi madre me regañaría, pero fui a mi cuarto me quite las militares con lo pies y me tumbe en la cama. La bebí y por unos segundos cerré los ojos, en vez de imágenes horrorosas, aparecieron unos ojos obscuros. Terminé la cerveza y me vino bien una cabezadita.

Me desperté por unos golpes en la puerta. ¿Qué hora es? Las 6… Quizás mi madre se olvido de las llaves y acababa de llegar… Demasiado pronto. Me levante con mi cabello despeinado y mi camiseta medio sacada del short y con la cerveza en la mano. Abrí la puerta y tras ella no estaba mi madre, era otra mujer, baja y con un bizcocho en la mano.

- Hola cielo ¿esta tu madre?- pregunto.
- No- dije con una voz ronca y cerré la puerta en su cara. 

Me desplomé en el sofá y encendí la televisión, la mujer insistió pero luego se dio por vencida. A la media hora o cosa así, volvieron a llamar. Me levante asustada, quizás era mi madre. Pero no era ni mi Johanna ni la mujer de antes, pero si el mismo bizcocho, con otra persona.

Bring Me To Life (Zayn Malik y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora