Bring Me To Life (Zayn Malik y Tu)

Capítulo: 20

Llegué a mi casa sin saber si lo que acababa de hacer estaba bien… Pero lo más seguro es que ni me creyera, me habrá tomado por loco. Es cierto que se lo cuento todo a mi madre, pero cuando la vi sentada en el sofá me arrepentí aun más. Unas de las reglas era no contarle donde trabajamos a nadie, pero ¿entonces por qué Jorge me dijo que confiara en Víctor? 

- Zayn ¿por qué te has quedado en la puerta?- me dijo mi madre.
- No sé- dice mirando a un punto fijo pero sin mirar nada.
- Si no fueras mi hijo quizás no me habría dado cuenta, pero como eres mi hijo ¿Qué has hecho?

Fui al sofá y me derrumbé a su lado, ella me acarició el cabello, consolándome sin saber lo que había hecho, así es mi madre un trozo de pan, la mujer más amable del mundo. Siempre me siento en deuda con ella, me aguantó toda mi vida y yo no la valoraba, cuando ella ni podía levantarse de la cama se levantaba para prepararme un café y se bajará mi resaca e incluso cuando yo caía muerto en mi cama por la borrachera, siempre que me despertaba con la boca seca, había un vaso de agua para mi.

- Víctor me amenazó, me dijo que como le hiciera algo a ____, me enteraría.
- Pero no le vas a hacer nada malo- me interrumpió ella.
- Lo sé, pero recordé las palabras de Jorge y le conté donde trabajamos- dije de golpe y sin coger aire, agaché mi cabeza y removí mi cabello con la mano.
- Ella suspiró- Hijo, no te tortures, Jorge te dio permiso.
- ¿Y si se lo cuenta a _____?
- No lo hará- dijo ella segura.

NARRA _____.

No me gusta estar enfadada con Víctor, pero es que algunas veces es demasiado cabezón y siempre tengo que tener yo la culpa. Me levanto de mi cama y pego una patada a una papelera que tengo de plástico, se cae al suelo. Me siento impotente, sin saber que hacer con mi vida, ni con la gente que me rodea. La puerta de mi cuarto se abre, me asusto me pego a la pared, en la puerta esta Johanna.

- ¿Qué ha pasado?- dice ella.

Lleva un vestido de cuero negro, su cabellera rubia casi le roza el trasero, los labios rojos y ojos negros.

- Nada- digo seria, no puedo mirarla a los ojos.
- Creía que tenía volver a llevarte al hospital por suicidio. 
- No te daré el gusto de verme muerta.
- ella se ríe con ironía- Anda, cállate niñata, que no me puedo consentrar.
- ¿Desde cuando necesitas silencio para follar?

Ella se acerca a mí con sus tacones brillantes, me coge del cuello, tira su cigarro a mi suelo. Miró donde había caído, no quiero que mi cuarto se incendie, hay a las que tengo aprecio. Pero Johanna aprieta más fuerte su mano a mi cuello, me empieza a faltar el aire.

- No puedo respirar- digo entre dientes. 
- ¿No quieres morirte? ¡Pues hazlo de una vez gallina!- me grita.
- Tú no eres una madre, no tienes corazón. 

Ella aprieta más mi cuello y luego me suelta, caigo al suelo y respiro forzadamente.

- La próxima vez no hará falta que te suicides tú, ya estaré yo ahí para eso- dice alejándose de mi cuarto.

Oigo el sonido de la puerta y empiezo a llorar, soy demasiado frágil, me rompe el alma no tener una madre. Y entonces oigo unos golpes, es como si estuviera a acosa hecha, ahí llega mi ángel de la guarda. Me levantó corriendo, abro la ventana, él me mira con los ojos abierto.

- Zayn…- suspiro- sácame de aquí, por favor.

Digo llorando, me da igual que él me vea llorar. Él mira a todos los lados, aprieta la mano a su ventana, quiere saltar pero si el salta no servirá de nada. 

- Salta- dice él.
- No puedo- digo ya sin fuerzas para sostenerme de pie- Zayn…
- _____, tranquila. Súbete a la ventana y salta, te voy a atrapar
- No puedo, no puedo- lloro más fuerte.
- Confía en mi- dice mirándome a los ojos.

Sus ojos marrones me quitan la inseguridad. Miro a mi cuarto y me subo a la ventana, me pongo de pie y salto. Me agarro a un borde y noto unas manos en mi cintura que tiran de mi. Después de unos minutos estoy entre los brazos de Zayn, él acariciándome y besando mi pelo, yo llorando, abrazándolo. 

- Ha llegado la hora, ____ - dice él- Cuéntame todo sobre tu madre, dime por qué te odia, desahógate.

Abro los ojos en su pecho, si, tengo que hacerlo, lo necesito, necesito contarle todo.

- Es una larga historia.
- Tengo tiempo de sobra- me susurra.

Continuara...