II

8.5K 630 60
                                    

Cuando Alexa abre los ojos a la mañana siguiente, se extiende a lo largo de la cama y juguetea un poco debajo de las sábanas antes de hacer el intento por levantarse. No es muy tarde, pero tiene el tiempo justo para tomar algo de desayunar, darse un baño y comprar lo que le falte para hacer de comer.

El tiempo parece pasar muy rápido cuando deseas que el momento se postergue, pues cuando mete la lasaña en el horno es cerca de medio día.

Tiene un mar de sentimientos por la visita de Chris. Intenta mantener la calma, pero cuando llaman a la puerta, entra en pánico y corretea por la casa, antes de tomar un profundo suspiro para calmarse, y dirigirse hacia la puerta para abrir.

—Hola —Alexa saluda con timidez al actor.

—Hola —responde él y se acerca para darle un suave beso en los labios —, traje helado y un poco de vino —murmura apenas se separan.

La pareja ingresa y de inmediato guardan lo que Chris ha traído en el congelador y refrigerador, respectivamente. El actor nota el nerviosismo de su novia, quien juguetea con sus manos y mantiene una mirada distraída.

—Y bien, ¿me vas a mostrar tu cuarto rojo del dolor? —bromea en un intento de relajarla un poco.

—No es un cuarto rojo del dolor —se defiende ella —, es algo más raro.

Chris la mira con una ceja alzada y luego la atrae hacia su pecho en un fuerte abrazo, como puede, Alexa logra rodearlo por la cintura.

—No creo que sea malo —murmura él y deja un beso en la frente de su novia.

—¿Prometes escuchar la divertida historia y no verme raro? —cuestiona ella alzando un poco su rostro para encontrarse con el océano en los ojos de Chris.

—Lo prometo.

Alexa suspira y se separa de su novio para comenzar a caminar hacia aquella habitación que siempre estuvo cerrada, de una mesita cercana, toma una pequeña llave roja y Chris reprime una sonrisa, recordando el cuarto rojo.

—Cierra los ojos, por favor —le pide la chica.

Chris le sonríe, pero obedece la petición de la joven; escucha como la puerta es abierta y Alexa toma su mano para hacer que de unos pasos hacia el frente. La escucha suspirar, sabe que está nerviosa.

—Ya puedes abrirlos.

La palabra sorpresa, queda corta para lo que Chris experimenta.

Es una habitación, un poco más pequeña que la principal en donde duerme Alexa; al fondo, hay un librero repleto de novelas gráficas y cómics; junto, una estantería con funkos de varios personajes de Marvel, una réplica del escudo del Capitán América, una del guantelete del infinito y una más del mjolnir, y otras figuras más distribuidas por la habitación. Un pequeño sillón en el centro, con un par de almohadas, una de Spiderman y otra del puro símbolo. Varios posters en la pared y otros artículos de colección en pequeñas estanterías.

Pero lo que más sobresale, es un cuadro que contiene el primer número de los Cuatro Fantásticos y que tiene la firma de Stan Lee. Chris no puede evitar acercarse y admirar aquel tesoro.

—¿No dirás algo? —cuestiona Alexa recargada en el marco de la puerta.

Chris no le responde y comienza a recorrer la habitación. Se detiene en algunos artículos, admirándolos, juguetea con otros y hasta empuña el guantelete del infinito, acción que Alexa logra capturar en una foto.

—¿Puedo tomarlo? —le pregunta Chris a su novia, cuando llega al afamado escudo.

—Es tuyo, técnicamente hablando —bromea y él sonríe.

Fangirl [Chris Evans] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora