El rescate:

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- Thomas... - No paraba de llamar a Thomas, suplicante.

- Tranquila Emily, no dejaré que te pase nada, nunca te olvidaré, hermana.

Me desperté envuelta en un sudor frío. Hacía seis meses que no tenía sueños tan enigmáticos pero, este en especial me había dejado sin palabras.

De pronto me acordé, hoy era el gran día, hoy íbamos a rescatar a Minho.

Aún era temprano pero yo no podía dormir. Salí de mi tienda y di un pequeño paseo por los alrededores. En los seis meses que habían pasado desde que escapamos de Cruel habíamos conseguido construir un pequeño "poblado", algo que estaba muy lejos de poder llamarse hogar pero con ello nos conformábamos.

Me senté en un pequeño montículo, que se había convertido en mi lugar favorito hacía un par de meses. Desde allí se podía ver gran parte del desierto que se extendía a nuestros pies. El sol apenas había salido y, por un momento, disfruté del espectáculo.

Enseguida se acabó mi relajación. Mi cabeza estaba repasando una y otra vez el plan que íbamos a ejecutar, no podíamos fallar. Me acordé de Minho, de Aris, de Harriet, de Sonya... me acordé de todos los amigos que había dejado en manos de Cruel, tenía que salvarlos, teníamos que salvarlos.

- Vaya, sí que eres madrugadora. – Una voz de lo más familiar interrumpió mis pensamientos.

Newt se sentó a mi lado y disfrutó conmigo del amanecer.

- No podía dormir. – Le respondí.

- Te entiendo, yo tampoco.

- ¿Y si el plan no funciona?

- Funcionará, no te preocupes.

- ¿Te pasa algo? Que yo sepa, fuiste tú y Thomas quienes idearon el plan. No puede tener fallos. – Paró de mirar el sol para mírame a mí. Me encontré con unos ojos color miel que nunca antes me había detenido a observar, unos ojos que me miraban con insistencia. No pude ocultarle la verdad.

- He... he tenido un sueño muy raro. – Empecé.

- Pensaba que ya no soñabas con Cruel.

- No ha sido con Cruel exactamente. He soñado con Thomas.

- ¿Qué tiene de raro? Yo también he soñado con vosotros un par de veces.

-

- Es que... en el sueño... Thomas me llamaba hermana. – No me había parado a pensarlo pero, ¿y si el sueño era uno de mis muchos recuerdos perdidos?, ¿y si Thomas era mi hermano?

- A lo mejor es solo un sueño. – Me dijo él.

- O a lo mejor es un recuerdo. – Le contrasté yo.

- En todo caso, solo hay una persona capaz de deciros la verdad. – Yo sabía muy bien a quién se refería.

- Eva Patterson... - Dije para mí.

No hablamos mucho más, continuamos viendo el amanecer y, cuando los demás estuvieron despiertos, retocamos nuestro plan.

Newt, un chico llamado Marcos y yo estábamos esperando detrás de unos matorrales a la señal de Thomas, aún faltaban unos cuantos minutos antes de que nos llamasen.

- Tíos, ¿y si no lo han conseguido? – Preguntó Marcos.

- No seas tan pesimista. – Le reprendió Newt.

- Seguro que lo han conseguido. Estamos hablando de Thomas, Bins, Brenda y Jorge. No nos pueden ni nos van a fallar. – Di la conversación por terminada. Estaba muy ocupada pensando en mil y una cosas.

Escuchamos un silbido. Esa era la señal, lo habían conseguido, ahora nos tocaba a nosotros. Fuimos corriendo hacia Thomas. Él y Bins habían conseguido desoldar el vagón de los demás y ahora nosotros teníamos que conseguir separarlo de los soportes a los que estaba unido. Marcos y Newt se pusieron a ello. A los demás nos tocó cubrirles.

Brenda, Fritanga y Jorge aún no habían llegado con el Iceberg (medio de transporte de Cruel). El tiempo se acababa. 

- Newt, date prisa. – Le decían Fritanga y Thomas.

- Hago lo que puedo, no me metáis presión. – Les contestaba él.

El plan no podía fallar. Si no, era muy probable que no volviésemos a tener otra oportunidad para salvar a Minho y a los demás inmunes de las garras de Cruel.

Por fin se escuchó el ruido de un motor encima de nuestras cabezas, lo habían conseguido. Newt, Marcos, Thomas y yo subimos al techo del vagón, cogimos el gancho que bajaba del Iceberg y enganchamos el vagón a él con unas cuerdas que había llevado. Empezamos a elevarnos, Bins casi no llega a tiempo para venir con nosotros.

Lo celebramos eufóricos, habíamos rescatado a Minho y ahora nos iríamos muy lejos de Cruel, a un lugar que podríamos llamar "hogar". 

El corredor del laberinto: la cura mortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora