Un plan:

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Todo el mundo a nuestro alrededor nos miraba con curiosidad, un escalofrío recorrió mi espalda.

- Vale, no recibe muchas visitas así que dejadme hablar a mí. – Nos avisó Gally antes de entrar a una espaciosa habitación.

Había un gran rosal en el medio y un hombre cuidaba y cortaba algunas de las rosas. No le podíamos ver la cara, ya que estaba en una parte de la habitación en penumbras.

- Me alegra ver que estás bien, Gally. – Habló. Su voz sonaba ronca y algo débil, podría decir que estaba enfermo.

- Ha sido una masacre Lawrence. – Respondió Gally. – No podemos hacer nada contra esas armas.

- ¿Quiénes son los que te acompañan? ¿Por qué están aquí? – Preguntó Lawrence.

- Tenemos que entrar en Cruel. – Dije decidida.

- Gally nos ha dicho que tú podrías ayudarnos. – Siguió Thomas.

Gally nos miró con mala cara, no le habíamos hecho caso cuando nos dijo que no hablásemos.

- Gally no debería hacer promesas que no puede cumplir. – Nos respondió Lawrence. – Además, los muros no son ni la mitad de vuestros problemas.

- Quizá haya una forma, pero no funcionará sin Thomas. – Thomas miró confundido a Gally mientras los demás lo mirábamos curiosos. ¿A qué forma se refería Gally?

- ¿Sabes qué soy yo, Thomas? – Lawrence dio un paso al frente y por fin pudimos verle la cara. Su rostro estaba medio descompuesto, le faltaba gran parte de la nariz y la mitad izquierda de su cara se encontraba cubierta por trozos de piel reseca que amenazaban con desprenderse en cualquier momento. Me fijé con más atención y vi que tenía varios tubos que le suministraban el suero que fabricaba Cruel gracias a las enzimas de los inmunes, aunque se le estaba acabando.

- Podemos traerle lo que necesita. – Dije, no muy convencida.

- ¿Y qué es lo que necesito? Señorita... - Dijo Lawrence.

- Emily. – Respondí.

- ¿Y qué es lo que necesito, Emily? – Volvió a preguntar Lawrence, Thomas me miró, creo que había entendido mi idea.

- Suero, y con él tiempo. Hasta la última gota. – Respondió con firmeza Thomas. Lawrence dirigió su mirada hacia él y sonrió. – Cruel tiene algo que queremos los dos.

- Está bien, pero solo irán dos. – Lawrence aceptó nuestro trato, poniendo condiciones. – Es solo una garantía para asegurarnos de que encontráis el camino de vuelta.

- De acuerdo. – Thomas y Lawrence se dieron las manos, dejando el pacto sellado.

Decidimos que Thomas y Newt serían los que fuesen primero al interior de la ciudad. Gally tenía una idea y, si era buena, esa noche idearíamos un plan. Sentía curiosidad por Lawrence y todos los rebeldes y, como parecía que iban a tardar en volver, fui a hablar con Lawrence.

Lo encontré en frente de su rosal, cortando un par de rosas.

- ¿Por qué las cortas? – Pregunté a modo de saludo.

- Todo tiene un final.

No entendí muy bien su respuesta, pero me hice una pequeña idea de lo que podría significar.

- ¿Duele? – Le pregunté. – Estar en contacto con el virus.

Lawrence me sonrió amablemente y pasó por alto mi pregunta:

El corredor del laberinto: la cura mortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora