En marcha:

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Al día siguiente pusimos en marcha nuestro plan. Por segunda vez me tocó quedarme fuera de los muros, a esperar como Thomas, Gally, Ethan y Newt traían a Teresa.

La espera se me hizo insoportable. Fritanga, Brenda y yo preparamos todo para su llegada. Desgraciadamente Jorge se había ido, no me quedó muy claro el por qué, pero no le di mucha importancia, tenía la cabeza demasiado ocupada.

Cuando llegaron sentaron a Teresa en una silla en el interior de la iglesia que habíamos elegido, era un lugar discreto, nadie nos oiría ahí. Gally le quitó la capucha que tapaba su cara y la vi después de tanto tiempo, echaba de menos a mi amiga.

- ¿Dónde está? – Preguntó Gally con frialdad mientras ponía una silla en frente suya sin ninguna delicadeza.

- ¿Quién? – Preguntó Teresa.

- Minho, sabemos que lo tenéis ahí dentro. – Gally se había sentado en la silla, me pareció que esto iba para largo.

- En la planta intermedia, con otros 18 inmunes. – Respondió Teresa.

Había echado de menos a Teresa y entendía el porqué de sus acciones pero, ¿los demás también la entenderían?

- Quiero que sepáis que no me arrepiento de lo que hice. – Dijo Teresa, eso pareció alterar un poco a todos.

- Nos ayudarás a rescatar a Minho de Cruel. – Le dijo Gally sin ninguna compasión.

Teresa miró a Thomas en busca de apoyo, sabía lo que eso significaba.

- ¡No le mires a él! Él no te va a ayudar a escapar esta vez, Teresa. – Gally estaba tan furioso que se había levantado de la silla de un salto y la había tirado en el acto. Tenía que hacer algo:

- Teresa, entiendo por qué te uniste a Cruel, yo también quiero encontrar una cura al virus. Pero Minho es nuestro amigo, hemos pasado mucho para llegar hasta aquí, tú misma viviste la experiencia del laberinto. – Empecé a hablar, confiaba en que me entendiese y accediese a ayudarnos. – Da igual las ganas que tengamos de encontrar una cura, estáis haciéndole mucho daño a nuestro amigo, no podemos permitir eso, por favor.

Cuando terminé Teresa asintió levemente en señal de aprobación:

- Pero entrar es la mitad de vuestros problemas, además, os descubrirán porque estáis...

- Etiquetados, lo sabemos, propiedad de Cruel. – Le cortó Thomas, que hablaba por primera vez. – También nos ayudarás con eso. – Le aseguró mientras le daba un bisturí.

Teresa empezó a quitarnos, uno por uno, el chip que usaba Cruel para registrarnos, lo teníamos en la nuca, por debajo de la piel. Yo fui la segunda, después de Newt.

- Esto te va a escocer. Relájate. – Me dijo antes de empezar.

Hice acopio de todas mis fuerzas para relajarme y dejar de tensar mis músculos, sentí algo afilado romper mi piel e introducirse en ella. Un leve mareo me asaltó. Después noté como, pieza por pieza, iba saliendo mi rastreador. Tardó varios minutos en acabar, cuando me apretó la pequeña herida con una gasa supe que por fin había acabado.

- Gracias. – Le dije mientras me levantaba y dejaba paso para los demás.

Me senté en la mesa con Ethan, Newt, Gally, Brenda y Thomas. Era el turno de Fritanga. El plan que habíamos ideado era muy específico y completo. No podía salir mal. Mientras Teresa acababa con Thomas nos preparamos, nuestro plan iba a ponerse en marcha.

Mientras Brenda iba al aparcamiento y robaba un autobús, Thomas, Teresa, Newt, Gally, Ethan y yo debíamos entrar al edificio principal y llegar hasta la planta en la que tenían a Minho y los demás inmunes. Fritanga actuaría desde fuera.

Como éramos muchos, nos dividimos. Tuvimos suerte porque Ethan había estado en instalaciones de Cruel y sabía cómo trabajaban, no le resultaría muy difícil encontrar la planta correcta, también contábamos con las indicaciones de Teresa.

Ethan y yo entramos por una puerta diferente al resto, para no levantar sospechas. Los rebeldes nos habían prestado trajes que habían conseguido y ahora parecíamos dos soldados de Cruel.

- Anda con paso firme, y no te detengas en ningún momento. – Me dijo Ethan. Le hice caso, pues él era el experto en esta situación.

Subimos escaleras, cruzamos largos pasillos, atravesamos numerosas puertas, a mí todo me parecía igual, como las paredes del laberinto...

Por fin llegamos a la sala en la que los demás ya estaban trabajando. Gally había conseguido conectar a Lawrence y los rebeldes a Cruel y ahora estaba abriendo la puerta que escondía el suero para los infectados. Newt no tenía puesto el casco, estaba sentado en el suelo, apoyado contra la pared.

- Minho no está aquí. – Dijo Thomas cuando nos vio.

- ¿Dónde está? – Preguntó Ethan.

Yo fui corriendo hacia Newt mientras me quitaba el casco.

- Newt, ¿estás bien? – Le pregunté preocupada.

- Sí. – Le estaba empezando a costar respirar, eso me recordó a Ben.

- Quédate aquí, cuando Gally consiga el suero que te inyecte un poco. – Le dije mientras me disponía a ir en busca de Minho.

- No, no. Yo quiero salvar a Minho. – Newt intentó ponerse en pie, pero yo le obligué a que volviese a su posición inicial.

- Newt, has hecho todo lo que has podido. También tienes que cuidarte, no te preocupes, salvaremos a Minho.

- Emily... - Newt me cogió del brazo. – Déjame ir con vosotros, por favor.

- No soportaría perderte, Newt. – Me solté de su agarre delicadamente. – Además, te hice una promesa: os salvaría a los dos. – Terminé mis palabras con una triste sonrisa. Newt asintió y no volvió a levantarse, el suero le daría más tiempo a él y a mí para descubrir una cura.

- Buena suerte. – Me dijo a modo de despedida.

El corredor del laberinto: la cura mortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora