Thomas, Newt, Fritanga, Brenda, Bins... todos estábamos frente a la puerta del vagón. Thomas le dio una fuerte patada, no sería ningún problema abrirlo.
- ¿Quieres hacer los honores? – Me preguntó.
- Sé que a ti te hace más ilusión. – Le indiqué con una sonrisa que abriese la puerta, no podía estar tan nerviosa.
Cuando Thomas abrió la puerta cambió su expresión por completo. Miró al interior y luego me miró a mí. Supe que algo no iba como lo habíamos planeado.
- Thomy, ¿qué pasa? – Preguntó Newt.
Thomas se apartó un poco de la puerta, para dejarle paso a Newt. Este entró y, al instante se abalanzó sobre alguien. Se escuchaba que estaban peleando, ¿con quién pelearía Newt? ¿Sería un soldado de Cruel? Antes de que nos diésemos cuenta sonó un disparo. Me sobresalté, ¿y si Newt estaba herido?
Thomas y yo entramos corriendo al vagón. Pude ver con quién peleaba Newt. Ethan, ¿qué hacía allí? Por suerte, ninguno tenía una herida bastante grave, en cambio, el techo tenía un agujero: habría sido la bala.
Thomas agarró a Newt para que dejase de pegar a Ethan. Tenía un par de heridas superficiales encima del ojo derecho. Cuando Ethan estuvo libre se apresuró a ponerse detrás de mí, él tenía varios moratones que parecían más antiguos y le sangraba el labio inferior.
A Thomas le estaba costando sujetar más a Newt, supuse que debía hacer algo.
- Ven, voy a curarte esa herida. – Le dije a Ethan mientras me lo llevaba de ahí. Fui con él a la tienda en la que teníamos todos los medicamentos, que desgraciadamente eran pocos.
Cogí un trozo de gasa y le eché un poco de agua oxigenada para ponérselo sobre la herida, no sin antes haberla limpiado.
- No sabes cuánto me alegro de que estés bien. – Me dijo Ethan.
- Ojalá pudiese decir lo mismo, tienes un montón de moratones y cardenales.
- Digamos que, desde que te ayudé a escapar, Janson no me ha tratado muy bien que digamos. Intenté rebelarme, supongo que imaginarás el resto. – Asentí levemente.
- Siento lo que te ha hecho Newt, todos estamos muy enfadados con Cruel. Supongo que ha querido liberar esa ira contigo.
- No tengo del todo claro si es solo por Cruel.
- ¿A qué te refieres? – Pregunté curiosa.
- A nada, olvídalo. Oye, ¿crees que podría quedarme con vosotros?
- No sé qué dirán los demás. – Le miré con una tierna sonrisa. – Pero tienes mi apoyo.
- Gracias Emily.
Mientras yo había estado curando a Ethan, Newt y el resto habían sacado a los inmunes del vagón. No podía esperar para ver a Minho.
Cuando entré a la tienda principal todos mis ánimos desaparecieron. Ethan estaba detrás de mí, Newt, Thomas, Bins, Brenda y Jorge se encontraban cabizbajos, sumidos en sus pensamientos.
- Chicos, ¿qué pasa? – Pregunté.
- Minho no estaba en el vagón. – Me respondió Thomas en un susurro.
- ¿Qué? ¿Cómo es eso? – Volví a preguntar.
- Eso deberías preguntárselo a tu amiguito. – Respondió Newt esta vez. En un tono de lo más frío. Miré a Ethan, en busca de respuestas. Él soltó un pesaroso suspiro y después habló:
- Íbamos cambiando a los inmunes de sitio, ya sabes medidas de seguridad.
- Entonces, ¿hemos hecho esto para nada? – Preguntó Fritanga.
- No. Habéis salvado a un montón de chavales que estaban en la misma situación que vuestro amigo. – Respondió Bins.
- Sí, pero eso no es suficiente. – Gritó Thomas. – Tenemos que idear otro plan para rescatar a Minho.
- No, no podemos. Hemos tardado más de seis meses en tener todo esto preparado, y ahora que podemos irnos a un lugar seguro, no vamos a arriesgar la vida de muchos chicos por un solo hombre. – Bins se había metido en una pelea, Thomas no pararía hasta idear un nuevo plan para salvar a Minho.
- Podéis buscar en la última ciudad. – Sugirió Ethan.
- ¿Aún quedan ciudades? – Preguntó Fritanga.
- Sí, la llaman la última ciudad porque es la única que queda en pie. – Explicó Brenda.
- Y está a kilómetros de distancia. – Dijo Jorge.
- ¡Debemos ir allí! – Exclamó Thomas.
- ¡Estás loco! – Le espetó Bins.
Un fuerte ruido nos interrumpió.
- Mierda, ¡las luces! – Gritó Newt.
Fui corriendo al generador y lo apagué inmediatamente. Todo se quedó a oscuras. Cruel seguía buscándonos con sus helicópteros, todas las noches revisaban la zona una y otra vez, para ver si hallaban con nosotros.
- Tienes razón, no podemos arriesgarnos. – Le susurró Thomas a Bins.
En el fondo sabía que Thomas no iba a dejar las cosas así, él iría a por Minho y yo pensaba ayudarle. Fui a hablar con Fritanga y Newt para ver si podía contar con ellos.
- Chicos, ¿podemos hablar? – Les pregunté.
- Claro. – Respondió Fritanga.
- Es sobre Thomas. – Empecé. – Sé que no va a rendirse. Irá a la última ciudad y...
- Quieres acompañarlo, ¿no? – Me interrumpió Newt.
- Así es, ¿me acompañaréis? – Les pregunté.
Se miraron entre ellos y asintieron enérgicamente, me alegraba contar con tan buenos amigos.
Cuando la noche ya había caído preparamos todo lo necesario. Cogimos algo de comida y agua, no sabíamos cuánto iba a durar el viaje, y esperamos a Thomas en la furgoneta en la que íbamos a ir. Thomas llegó pasada la medianoche.
- ¿A dónde vas? – Le preguntó Newt, de brazos cruzados.
- Yo... - Empezó Thomas.
- Sabemos que vas a rescatar a Minho, y pensamos acompañarte. Lo empezamos juntos y lo acabaremos juntos. – Le explicó Newt.
- Espera, "¿sabemos?" – Preguntó Thomas.
Fritanga y yo asomamos por las ventanas de la furgoneta y le saludamos con un gesto de la cabeza. Thomas no vaciló, se montó en la furgoneta y nos pusimos en marcha, a una nueva aventura.
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El corredor del laberinto: la cura mortal.
PrzygodoweCuando Emily y los demás consiguen escapar de Cruel deciden volver para salvar a Minho. Una nueva aventura comienza, una aventura, que podría ser la última. Porque todo laberinto tiene su final, y todo final tiene su principio. Basada en la películ...