Intento con todas mis fuerzas encontrarle un parecido a otra persona pero por más que lo niegue es él. No hay un rostro como tal, solo sus ojos y sus labios. No hay por dónde perderse. Mierda.
Tú: creo que estas alucinando un poco.
Jimin: creo que me he visto suficientes veces en el espejo como para saber cómo son mis...labios.
Tú: Sí, bueno, son unos simples labios. No tienen por qué pertenecerle a alguien.
Jimin: deberías ver tu cara ahora mismo. Con ese puchero te miras adorable ¿cómo pretendes que no te halague si te miras tan linda?
Vale, lo acepto, cada que me dice algo bonito siento revolotear algo en mi estómago. No son parásitos como yo deseaba, creo que son mariposas.
No llevo ni veinticuatro horas relacionandome con él y ya le dio un giro a la historia de trescientos sesenta grados.
Me agrada su compañía, más de lo que debería.
Jimin: ¿qué pasa por esa cabecita tuya?
Tú: nada.
Jimin: no comiste nada.
Tú: no tengo hambre. -murmuro- se me fue el apetito.
Jimin: -coloca el yogurt delante de mi- deberías echarle algo al estómago. De nuevo, lo siento. -suspira-
Tú: no pasa nada, en serio ¿por qué te importa?
Jimin: porque quiero corregir mis errores. Ya te hice daño y me disculpé, pero una disculpa no sirve de nada si no ves verdaderos cambios en las acciones.
Tú: oh. -en serio parece arrepentido y yo ya no sé que más decirle-
Cualquier persona se disculparia y se alejaría pero Jimin se disculpa y se queda intentando arreglarlo y yo en vez de desconfiar de él por sus repentinos cambios hago lo contrario. Niego con la cabeza. Soy tan fácil de manejar.
Jimin retira un mechón de cabello que cubre mi rostro. Lo quedo viendo extrañada. Sentir sus dedos rozando mi piel me hace estremecer. Juego con mis dedos cuando siento que mis mejillas arden. De nuevo.
Jimin.
Todo va de acuerdo al plan y quiero maldecirme por eso. Sé que puedo llevar a cabo la mitad del reto pero la otra mitad no estoy tan seguro, ella es tan débil, vulnerable. Me dan ganas de cuidarla. Me dan ganas de volverme egoísta y tenerla solo para mí, ser su lugar seguro...pero sé que solo puedo ser su maldito infierno.
Ella está nerviosa. Su comportamiento me intriga bastante y es por eso que sigo con el plan, quiero llegar hasta el final, decifrarla por completo.
Jimin: me gustan tus ojos, son tan atrayentes, grandes, hipnotizantes. Cualquiera podría pasar horas viéndolos.
Tú: gracias...Los tuyos también son...preciosos.
Jimin: gracias. -envuelvo un mechón de cabello en mi dedo índice- cuéntame de ti, ¿de dónde eres? ¿Cómo sabes hablar tan bien coreano?
Tú: Soy de ________, mi padre es coreano así que desde pequeña me enseñaron el idioma.
Jimin: ¿Por qué se mudaron?
Tú: Por el trabajo de mi padre.
Siento que es muy reticente al hablar de su padre. Sé que tiene padres estrictos pero creo que hay algo más ahí, algo perturbador. Algo oscuro. Pero no hay la suficiente confianza como para saciar mi curiosidad.
Jimin: ¿Te cuidan mucho de...de los chicos?
Tú: Sí. Por eso no es bueno que estemos cerca.
Mierda, eso puede ser un problema...para ambos. No quiero alejarme, no ahora después de todo.
Su cuerpo se estremece. Estoy acostumbrado a causar reacciones en las chicas pero puedo decir con total seguridad que esta vez no lo cause yo.
Jimin: ¿te encuentras bien? -tome su mano pero la alejó inmediatamente-
Tú: no me toques. -susurra- puede enterarse.
La hora del almuerzo terminó. El día fue bastante aburrido a decir verdad. No me interesan las clases, no cuando no dejo de pensar en la persona que tengo al lado ¿puede enterarse? ¿Quién? ¿A quién le tiene tanto miedo?
Cuando el día escolar terminó seguí a t/n, ella salió disparada así que no se da cuenta de mi presencia. La observo, se siente cómoda con él por lo que deduzco que no es ese chico el que causa su pánico.
Él puede abrazarla pero ella no le corresponde y el abrazo no dura mucho tiempo ¿y yo no puedo tomarle la mano? Joder.
«Jimin, él no le hacía la vida difícil, tú sí. No tienes por qué molestarte.»
Me acerco al grupo.
Jimin: ¿Iremos a tu casa o a la mía? -pregunto más brusco de lo que pretendía-
Ella se aleja más de Yoongi.
Tú: a la mía. Necesitamos terminar el trabajo hoy ya que no habrá otra reunión.
Sé que aclara la situación para que Yoongi no se cree una historia digna de un premio pero ¿por qué tiene que aclararselo? Solo es un simple amiguito ¿o no?
T/N
El ambiente se siente tenso entre Yoongi y Jimin. Se miran fijamente como si quisieran decifrar las verdaderas intenciones que el otro tiene...conmigo.
Jimin: ¿Quieres ir a cenar antes? -centra toda su atención en mí-
Tú: gracias pero no, hay que llegar a casa lo antes posible.
Hoy también tomaremos un taxi. El chófer puede ponerme en evidencia con mi padre y eso si que no pasará.
Él no insiste ni pregunta y yo se lo agradezco mentalmente.
El camino a casa fue silencioso. Mamá ahoga un grito cuando nos ve entrar, me dedica una mirada reprobatoria. Olvida sus modales e ignora a Jimin.
Madre: ven conmigo a la cocina ahora mismo.
Tú: un momento madre.
Tomo la mano de Jimin y lo guio a mi habitación. Cuando entramos cierro la puerta detrás de mí.
Tú: ponte cómodo, regreso en un minuto.
Salí en busca de mi madre. La encuentro en la sala caminando de un lado a otro mordiendose las uñas.
Madre: ¿estás realmente loca? ¿Necesitas un jodido loquero? Por el amor a Dios, estás firmando un contrato para una muerte segura. Y tal vez no me importaría mucho si no me involucrara a mí ¡pero voy incluida! ¡me acusará de cómplice!
Tú: todo estará bien, está de viaje así que regresará tarde, para entonces Jimin ya no será un problema.
Madre: ¿tarde? -ríe al borde del colapso- ¡¿tarde?! Tú padre ya viene en camino.
Mierda.
Tú: lo sacaré entonces pero necesito que guarde el secreto.
A veces se le salen las cosas...y quiero creer que lo hace inconscientemente.
Madre: tu padre no se va a enterar. Lo prometo hija.
Padre: ¿de qué no me voy a enterar? - cierra la puerta principal-
Se acerca a nosotras lentamente. Estoy viendo al diablo directo a los ojos.
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ENAMORANDOME DE LA CHICA NERD | PARK JIMIN.
FanficUna parte de mi sonríe mientras la otra muere sin ser notada. Estoy harta, cansada. Observo como las puertas de escape se cierran lentamente, no corro, no lucho. Simplemente me quedo quieta aguantando, aguantando cada golpe, cada insulto, cada conde...