¿Qué haces aquí? (Día 5)

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—Yo... No lo sé. Tal vez sea porque quiere vengarse de ustedes de una en una atacándolas es su punto débil—. Lo hice. Mentí. Me siento avergonzada, de lo peor. No quería mentir, y menos si se trataba de Uranus, pero debía hacerlo. De otro modo le terminaría confesando mis sentimientos haciendo que desconfíe de mí.

—Entonces, ¿qué haremos?— Preguntó Haruka preocupada.
—Debo proteger a Michiru— contesté —Soy la única a la que esa mujer escucha... De algo debe servir. Y si no es mucha molestia, me gustaría acompañarlas a casa para asegurarme de que todo esté bien.
—Seguro. Haré lo que sea necesario para proteger a Michiru—.

Nos despedimos y fui a casa de Haruka, Michiru, Setsuna y Hotaru. Nos bajamos del auto y Setsuna y Hotaru fueron las primeras en entrar a la hermosa casa. Haruka iba a entrar detrás de Michiru, pero antes de entrar se detuvieron.

—Vamos, pasa— Dijo Michiru —No te  quedarás ahí toda la noche, ¿o sí?
—Gracias por la invitación, pero debo estar alerta por si algo sucede—.

Noté incomodidad en la cara de Michiru, y la entiendo, ella es perfectamente capaz de cuidarse y defenderse sola. Pero si algo le pasara por alguna razón... No me lo perdonaría. Es mi deber cuidarlas a todas sin excepción.

—Tienes razón, haré lo mismo— dijo Haruka.
—¿Estás seguro? Me gustaría que estuvieras conmigo...
—Michiru, yo me prometí protegerte sin importar qué. No voy a dejar que te suceda algo. Estaré cuidándote aquí.
—No tienes por qué Haruka, yo me encargaré de eso. Entren antes de que se haga
tarde.— interrumpí.
—No. Yo quiero hacerlo. Debo hacerlo.

Michiru entró a la casa con cara de preocupación. Después de unos segundos se apagaron las luces, solo quedaba una luz afuera que nos ayudaba a ver un poco. Nos transformamos, dimos unas cuantas vueltas al rededor y nos sentamos en unas gradas que están en la entrada.

—Que lindo que se amen así —dije —Es poco común ver un amor tan lindo en estos días.
—Gracias —Dijo algo sonrojada —Por cierto... ¿Cómo es eso de que no tienes sentimientos negativos?
—Oh, es algo extraño. Puedo tener algunos sentimientos negativos que me harán aprender cosas; como vergüenza, culpa, lástima y preocupación, pero no puedo enojarme, odiar o entristecerme... Tampoco puedo sufrir un desamor.
—Se supone que también de los desamores se aprende, lo sé por experiencia...
—Supuestamente no debería tener tiempo para el amor, así que no tengo por qué sentirlo.
—¿Supuestamente? O sea que sí que hay alguien...— dijo con una sonrisa en su cara.
—Y... Yo...—

Hizo que me sonrojada un poco. Si tan solo supiera quién es ese alguien. Antes de que pudiera romper con ese silencio incómodo, escuché un ligero ruido. Provenía de afuera, cerca de la ventana del cuarto de Michiru (al ser mi deber protegerlas, mis sentidos están súper desarrollados para ser más eficiente).
Inmediatamente Uranus y yo corrimos hacia ahí y de repente apareció una persona.

—Veo que ya me estaban esperando. Con que era por eso que no pude entrar a tu mente esta noche Sun... Para facilitar las cosas, te lo diré aquí y ahora. Déjame habitar tu cuerpo. Tus poderes son mucho mejores que los míos. Déjame hacerlo y tu venganza será real, esa venganza que haz estado esperando desde el Milenio de Plata. Son 3 sencillas misiones, vamos, será solo un momento.
—¿Qué venganza? Yo no quiero ninguna venganza.
—¡Claro que la quieres! Eres tonta si piensas que jamás has tenido malos sentimientos, y lo sabes.
—Sinceramente no sé de qué estás hablando, pero no quiero que lastimes a mis amigas. Rayos solares, ¡ataquen!
—Espada de Urano, ¡elimina!—

La mujer desapareció como si de una nube se tratase, pero seguía sintiendo su presencia. No la habíamos eliminado aún.
—¿Tan fácil era derrotarla?— Dijo Uranus entre risas.
—No te dejes engañar. Ella está aquí, posiblemente escuchándonos.

El resto de la noche pasó tranquila. En la mañana me ofrecieron quedarme al desayuno. No quería incomodarlas, así que mejor decidí despedirme y regresar a mi departamento.

El resto del día transcurrió normal. Me cociné algo, escuché algo de música y leí un poco. En la noche me acosté en mi cama y cerré los ojos. Unos minutos después, en mi sueños, escuché un susurro. No lo escuchaba bien, hasta que gradualmente se fue haciendo mas fuerte. "¡DESPIERTA!" Me desperté muy asustada. Intentaba tranquilizarme cuando escuché un ruido en la sala. Así que me armé de valor y abrí la puerta de mi habitación. Era ella. Parada en medio de la sala viéndome fijamente.

—¿Qué haces aquí?— Pregunté. Esta vez me lo dirá todo. Ella lo hará o yo haré que hable, pero esa noche yo me enteraría de todo.
—Tenemos mucho de qué hablar Sailor Sun.
—Ya lo creo... Vamos, estoy lista. ¿Quién eres?, ¿qué es lo que quieres?
—Pero si tú ya sabes quién soy. Es sólo que bloqueas ese conocimiento para que no te lastime. Pero puedo repetírtelo. Yo soy tú.

El Lado Triste del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora