Parte 2: Él

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Quizás podríamos alcanzar la realización si los recuerdos tuvieran formas tangibles, pero lastimosamente, no tenemos formas tangibles, y la única forma de regresar hacia esos hermosos trozos de realidad plagados de emociones es el ingreso sin censura a las fabulosas sinapsis cerebrales acompañadas a veces de suave material de apoyo en formas estáticas o movibles tomadas por artefactos cada vez más tecnológicos que nos impulsan a volver a vivir.

A las cuatro de la tarde, me encontraba corriendo alrededor de mi habitación, jalando lo primero que mi clóset decidía que iba a usar y poniéndolo en mi forma humanoide. Las inseguridades respecto a mi forma humana perecible no se irían jamás, pero por lo menos un atuendo decente podría darme la convicción pasajera que salía luciendo lo mejor que podía.

El hostigante timbre de mi celular sonaba una y otra vez, y parecía que quien estaba del otro lado jamás se rendiría.

- Estoy en camino - mentí en cuanto mi cabello pudo ser desenredado de los botones del cuello de mi camiseta.

- Dara Park, ¿Has caído dormida otra vez?

- No es verdad, no lo es - mentí una vez más a tiempo que un gran bostezo delataba mi estado adormilado y acelerado al mismo tiempo. - Ya estoy en camino, CL, no me regañes o por lo menos regáñame poco.

- Te regañaré poco - su voz cortante me alertaba el enojo de mi mejor amiga, y tuve que resignar mi maquillaje para no resignar la integridad de una bella y profunda amistad.

Mis cavilaciones volvieron en cuanto me senté detrás del volante de mi hermosa carroza de mil doscientos centímetros cúbicos de cilindrada y cuatro ruedas color plata que me llevaría a encontrar a las personas que, probablemente, más quería en el mundo.

No puedo dejar de pensar en él.

Verán, él y yo somos dos pedazos de alma que han estado intentando unirse por años, y me temo que son más de los que nuestra frágil humanidad puede describir. Siento que las presencias estelares narran nuestros encuentros y dioses no descubiertos aún dibujan los trazos de cada una de nuestras acciones para que cada colisión llene de complacencia al superior que nos ha separado y destinado a unirnos una vez más. Las piezas de los rompecabezas son diferentes a nosotros, puesto que su esencia y la mía encajan mejor que la fina línea que une a cualquiera de ellas, dejando así celosos a aquellos hermosos rompe cabezas chinos que vimos él mismo y yo en la feria aquella noche.

Pese a lo descrito no puedo dejar de embelesarme con los intentos fallidos de nuestra autodestrucción, en la que ambos hemos cooperado magníficamente y participado tan activamente.

¿Cómo demonios puede una mantenerse enamorada?

Hablamos de un supuesto amante que termina pidiéndole que se suicide una y otra vez al pedirle que detenga el ruido infernal que lleva en los oídos ara no disturbarlo. Es pues que yo, como los ríos, terminé asesinándome una y otra vez, lanzándome al abismo de sus amores y partiendo mi corazón en trozos al detener el desfile de notas en mis tímpanos.

Pero ¿Saben qué es lo ridículo? Él podría romper mi corazón en millones de retazos, pero al volverlos a unir él mismo podría hacerlo latir nuevamente para sí.

¿Cómo demonios podría haberse mantenido él enamorado? Tan creativa fui cuando le sugerí llevase mi esencia junto a su corazón, pero tal fue el susto al ver mi nombre adornando la piel de su esternón que, desquiciada como siempre me ha querido, terminé lanzando lágrimas y "halagos" a su obra de arte, tan única y propia, que a partir de ese momento llevaría orgullosamente en ese lugar del pecho.

Quizás es por estas colisiones que él y yo estamos donde estamos, porque cuando tal energía rodea a las almas, sólo podemos encontrar dos salidas en un encuentro: perfección o destrucción.

L-InkedWhere stories live. Discover now