Parte 7: Fuego

24 3 5
                                    


— Claro... Cariño no quiero que fuerces tus sentimientos.

— Escúchame, no huyas de lo que siento — me reacomodé en la silla — D, ¿Qué es amar?

— Oh. Amar. — y volvió a languidecer. Era casi como si tuviera balas en la palabra amor y sus derivados. Sus ojos se dirigieron a una nada inexistente por encima de él, y su rostro mostró más de mil emociones en una sola. Cerró los ojos.

— D — llamé con un puchero. Necesitaba esa respuesta.

— Nosotros. — respondió con los ojos aún cerrados.

— Exijo que me digas qué entiendes por amar. En medio de los hermosos pastizales que son tus ojos, he temido encontrarme con la maleza de las mentiras. No quiero eso. Quiero cosechar tus ideas, quiero entenderte.

— Amar es olvidar que la vida existe cuando ves a otra persona. — Sus ojos, enrojecidos, estaban mirando fijamente hacia los míos. Me sentí intimidada en menos de un segundo, y al mismo tiempo curiosa de su reacción.

— ¿Qué demonios escondes? Te he confesado lo que siento, y pese a eso no creo verte conforme o diferente de al inicio de esto.

— ¿Qué es esto?

— Nosotros — respondí cerrando los ojos. Al volverlos a abrir, GD mostraba cada uno de sus dientes en una amplia sonrisa

— No lamento decir que te necesito... Incluso ahora ya no tengo miedo de decirte que eres mi debilidad, que puedes matarme si lo prefieres y a sabiendas que te lo he dicho antes debo afirmar que ninguna de las veces ha sido mentira. Ni una sola de ellas. Digo orgulloso que en algún punto pensé en abandonarlo todo y volver, con el único escollo que serías tú regañándome por haberte dejado un tiempo y luego volver sin siquiera haber logrado lo que me había propuesto — cielos, el joven está inspirado — terminé lo que fui a empezar, he vuelto a...

— Esto...

— Amar. — Tajantemente, me interrumpió y afirmó su discurso con su mano sobre la mía. — Esto, esta situación, nuestro presente. Esto es amar. Temblar contigo delante, que no puedas ahogar los sentimientos, que necesitemos locamente besarnos, pero respetarnos lo suficiente para no forzarnos, abrazar al entorno y encontrar, en tus ojos, dos estrellas fugaces que estoy seguro han cumplido tus deseos en algún punto serán testigos de cómo cumpliré los nuestros. No tuyos, no míos. Nuestros.

Estaba tan sorprendida por lo que había dicho... Ante mí, él era una idea, un sueño, un trozo de ilusión que parecía que se cumpliría en un momento y al otro amenazaba con desvanecerse y regresarme al tiempo en que no lo conocía, alegando demencia y alucinaciones por mi parte.

Pero ahí estaba, real, presente, físico y espiritual a mi lado, enlazando una vez más su energía junto a la mía y enredando nuestros elementos como si fueran el uno para el otro.

— ¿Algo que quieras decir?

— Me ruge la panza

— El romanticismo te desborda — comentó arrugando la nariz. Y acercándome el smoothie.

— Perdón. Sí, hay muchas cosas que desearía decirte pero en realidad es como un gran ovillo de sueños en el que el inicio está perdido y espera a que tú puedas hacer algo para encontrarlo. Aún no puedo exteriorizarme sin sentir que estoy haciendo algo mal porque las veces que me he exteriorizado contigo, algo estúpido ha sucedido.

— Nada de lo que sucede es malo, es sólo el camino hacia el bien

Aún considero saber por qué demonios lo hice... Pero sólo tengo la hipótesis. Estaba loca, estoy loca, seguiré estando loca por él, y aún no puedo entender lo que sucede pero en ese momento no me interesó.

L-InkedWhere stories live. Discover now