Parte 5: Colapso

27 4 8
                                    

— Vale... pero ven conmigo a Las Vegas

— Ji-Yong...

— A... ¿Tijuana?

— Ji-Yong.

— A la India.

— ¿Algún día tendremos una conversación que no esté plagada de tus bromas? No puedo ni saber si lo que dices es realidad o broma, porque siempre sales con cosas así en los mejores momentos.

— Quiero dispersar un poco la mala energía del ambiente

Como es obvio, tuvo que darme mi smoothie de durazno antes de que yo quisiera siquiera volver a mirarle. Mantuve mis labios apretados en una expresión de desagrado y miré todo el tiempo hacia mi lado izquierdo con los brazos cruzados hasta que el destino se apiadó de él y pudimos finalmente comenzar una plática junto a los vasos de smoothie de durazno con crema batida y canela encima.

Empezamos a hablar de trivialidades, cosas tan superficiales que me permitían incluso centrarme en los movimientos de sus labios al mencionar cada palabra y en la forma en la que tensaba su barbilla para luego morder suavemente su labio. Veía las cascadas de contención en sus ojos y el aliento que humedecía el vaso que tenía cerca, dejando una suave neblina de sensaciones en un objeto inerte a cual me hubiera encantado suplantar.

Sé de sobra que GD no disfruta la crema batida, pero también sé de sobra que haría lo que sea para que pudiéramos resolver cualquier problema en el que nos metiéramos por culpa de cualquiera de nosotros.

Y vaya que éramos hábiles para meternos en problemas.

Después de varios minutos dando cuerda a nuestras charlas, reuní las fuerzas de los astros para voltear a verlo fijamente y entonces fui débil, ya que dejé una sonrisa en su hábitat natural. No podía resistirme a sus ojos cafés, fijos y penetrantes, el suave delineado bajo ellos y la expresión preocupada de su rostro porque no le había respondido en casi dos minutos.

— Ji-Yong, ¿por qué siempre terminamos en una horrible colisión en lugar de amar a la deidad que nos permite estar juntos de nuevo?

— Muy en el fondo sabemos que tú y yo terminaremos juntos pese a todo, y es por ello que tú y yo no apreciamos los segundos que nos quedan. Porque es probable que los últimos de nuestras vidas sean el uno al lado del otro...

— Oh — miré fijamente a la mesa. Era la forma más bonita de decirme que quería estar conmigo toda la vida y pese a lo mucho que me costaba tomarlo en serio todo el tiempo esto sonaba genial, pero yo aún tenía una daga clavada que quería sacar y que no me dejaría en paz. — Dragon, recapitulemos.

— Bien recapitulemos. — acomodó su cabello oscuro hacia atrás, se sentó en una posición más relajada y apoyó el tobillo derecho sobre la rodilla izquierda. Su mandíbula se mostraba tensa, como esperando que enliste cada uno de sus errores.

— Okay, parte uno... tú y yo nos conocemos.

— No vayamos a trivialidades, sé que quieres llegar al año final de mi universidad y yo también lo deseo.

— A ver... en tu año final de la universidad, yo iniciaba la universidad y debo confesar que no creía que tuvieras gracia alguna en el estudio.

— Tal como supongo que ves las cosas, incluso pienso que te sorprendiste al reconocer que yo sabía leer.


Ambos reímos sinceramente. Eran cosas de este tipo las que me obligaban a volver una y otra vez a sus brazos y que me hacían notar que era encantador sin siquiera quererlo pero que cada palabra podía ir cargada en partes iguales de verdad o broma. Tenía miedo, estaba totalmente aterrada porque su ausencia me susurraba al oído que esas actitudes no eran exclusivas para mí pese que mi perspicacia intentaba callarla de mil modos.

L-InkedWhere stories live. Discover now