38.

1.6K 92 1
                                    

1 mensaje, ¿qué tanto puede afectarte un mensaje?, bueno... todo depende de quien venga. Recuerdo ese mini infarto de alegría cuando la persona que me gustaba me escribía, y la sonrisa que se escapaba libremente de mi boca incontrolable, todos podían notar tu cambio de animo cuando pasaba eso.
En cambio, un mensaje de una persona muerta no es lo que esperas ver en tu celular, no sabía si abrirlo, quería pensar que era una pesadilla y que solamente estaba soñando pero lamentablemente no; esto era más real que cualquier cosa, al igual que el miedo que me estaba empezando a matar al leer esa pequeña notificación.

"Feliz cumpleaños, te amo".

Al leer eso mi corazón se detuvo, mi respiración y el mundo. La piel de gallina y mis ojos como platos. Puede ver todo en cámara lenta, al menos así sentí mi vida hasta escuchar el ruido de mi celular estrellarse contra el piso.

Kylie- ¿Diana?¿Todo Bien?.- mis ojos la miran y boquiabierta le comunico todo con mi expresión, sabe qué algo anda mal.

Kylie- ¿Qué pasa?.- se levanta un poco agitada.
No puedo hacer que se altere, es mi trabajo después de todo.

Necesitaba tranquilizarme o la que va a empeorar aquí será ella. Aun así sentía un ataque de pánico venir a mi, necesitaba salir de ahí lo más pronto posible. Mi respiración subía y bajaba, tomé mis cosas y salí de ahí pero al cerrar la puerta me estrellé contra un cuerpo grande y fuerte que hizo regresarme al impacto. Agitada y y con la respiración rápida puse mi cabeza en alto para identificar quien era.

Nathan- ¿Diana, qué pasa?.- era el doctor Parker.

- Yo... solo debo sa salir de aquí.- digo con apenas alcanzar respiración.

Nathan- No dejaré que te retires en este estado, ¿mira cómo estás?.- me examina con la mirada mientras intento entrar en razón a lo que está pasándome.

Nathan- Acompáñame, te relajas y después te puedes ir.

- Pero Ky.- contesté intentando razonar.

Nathan- Me encargare de ella, pero necesitas tranquilizarte.

Como niña pequeña caminaba detrás de él. Unas 5 habitaciones cruzamos para llegar a un pequeño consultorio, el olor a limpio inundaba mi nariz y el color blanco de las paredes y la organización de la habitación hizo que me calmara un poco.

Nathan- toma asiento.- dice al momento de el sentarse del otro lado de un escritorio cristalino. Obedeciendo, me senté frente a él, aun que probablemente me doblaba la edad, se miraba muy cuidado, unos ojos azules muy hermosos,su cuerpo se ve trabajado, pues los músculos se pueden notar a través de su bata blanca, su cabello negro con ligeras canas en el, probablemente se lo pinta. Pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos y en la frente, pareciera de la edad de Lía o hasta más joven. Sin mentir, un señor realmente atractivo.

Nathan- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué saliste disparada de la habitación de Kylie?.

-Muchas cosas que no entendería doctor.- digo queriéndome evitar hablar de eso.

Nathan- Esta bien. ¿Has sufrido ataques de pánico?.

-Si, ¿usted como sabe?.- preguntó curiosa.

Nathan- Mi esposa sufría de esos ataques, tu cara al salir de esa habitación me recordó bastante a ella.- dice con una sonrisa triste.- cuando se quería alterar actuaba igual que tú, su respiración entre cortada, apresurada, como si se sintiera enjaulada e intentara salir, yo... yo la tomaba entre mis brazos y sentía su cuerpo tenso, pero al sentir mi contacto de relajaba... ella decía que era siempre quien lo calmaba.- Su mirada se torna triste y perdida.

LA NIÑERA DE MI HERMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora