Caminaba tras Lysandro en completo silencio, contemplando los distintos negocios por los que pasábamos. El recorrido me había parecido eterno, pero no sé si eso se debía a mi preocupación por no terminar a tiempo el taller, o simplemente a la decepción que me invadía después de que Nathaniel se olvidara de lo que había prometido.Finalmente y después de atravesar dos calles, divisé la silueta de un peli-rojo recostado contra la pared de la portería de varios edificios, fumando despreocupadamente mientras aguardaba a su fiel compañero de banda. El guitarrista ladeó su rostro y nos observó con detenimiento, fijando sus ojos en un sólo objetivo: yo.
¡Fantástico, Lys, jamás me invitaron a uno de sus ensayos y justo ahora que no quiero ver a Castiel me traes con él! pensé un tanto irritada por la idea de tener que hacerle frente a quien intentaba evitar.
— ¿Qué hace ella aquí?—Consultó el chico de ojos grisáceos arrojando la colilla de su cigarrillo al suelo.
—Creí que le haría bien venir a verte—las comisuras de los labios de Lysandro se ensancharon en una cómplice sonrisa.
Castiel lo fulminó con la mirada y dio un paso quedando justo frente a mí. Tomó mi barbilla entre su dedo índice y pulgar levantándome el rostro obligándome a verlo.
—Como te gusta hacer esto, ¿verdad?—expresé tras un instante con mi mirada indiferente clavada en la de él.
—Resultas muy divertida... Sobre todo cuando te enojas—acarició mi mentón con suavidad y me soltó —. Ahora bien, ¿qué haces aquí?
—Tenía curiosidad por saber donde vivías y como te negabas a decírmelo decidí investigarlo por mi cuenta—respondí usando su mismo argumento en un tono socarrón.
— ¿Y quién te dice que esta es mi casa y no la de Lys?—enarcó una fina ceja rojiza y sonrió victorioso.
El joven de cabello blanquecino rió suavemente ante el comentario de su amigo. Fruncí el ceño y apreté mis puños a ambos costados de mi cuerpo, no estaba de ánimo para soportar su engreída actitud.
El mar de risas en el que se encontraban mis acompañantes, sólo acrecentaba mi ira y, debido a esto, mi mano se dirigió con fuerza hacia el rostro de Castiel, con tan mala suerte que terminó chocando contra la pared detrás de él cuando el peli-rojo esquivó mi golpe.
Grité de dolor, había sido tanta la fuerza con la que mi puño impactó el muro, que ahora mis nudillos y la parte frontal de mis dedos habían quedado completamente deshechos. Me arrodillé y con mi mano sana rodeé la lastimada en un intento por apaciguar el dolor que sentía, pero era de tal magnitud que lo único que pude hacer fue permitir que un par de lágrimas se escabulleran por mi rostro.
Lysandro se arrodilló al instante, mientras tomaba mi maltrecha mano entre la suya.
—Vamos arriba, te pondré un poco de hielo—habló el cantante con un toque de ternura y alarma en su voz.
Castiel estaba frente a mí viéndome con preocupación o al menos eso parecía.
— ¡Pero qué torpe eres!—me reclamó el guitarrista levantándome en brazos con expresión de molestia —. Eso te pasa por creer que puedes golpearme, ¿te volviste loca?
Lysandro se incorporó y se adelantó hacia el apartamento No tenía idea de que era tan violenta pensó al tiempo que caminaba a la portería y entraba a uno de los edificios.
—Puedo caminar —farfullé sin hacer contacto visual, aún seguía molesta con él y seguiría estándolo si continuaba hablándome de esa forma —. Quiero regresar a casa, mamá sabrá como curarme.
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Princesa de papel
Fanfiction¿Hasta dónde eres capaz de llegar por alguien? ¿Cruzarías los límites de la cordura? Descubre la delgada línea entre el amor y la obsesión. Princesa de papel, el lado oscuro del amor.