CAPITULO FINAL

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—No entiendo.

—Lo lamento.

Las palabras no salen de mí, Josh intenta acerca si mano hacia mí, pero yo me muevo. Josh se iba, se iría a Inglaterra, sé que habíamos peleado, pero jamás me puse a pensar que nuestra pelea fuera tan fuerte como para que tomara una decisión así y yo tuviera que enterarme así. ¿Tan poco importante era para él?

—¿Que lamentas? ¿El irte o el que me haya tenido que enterar por Riley? —mis palabras son escupidas con cierto enfado. De todo eso es lo que más me había dolido, que de verdad después de todo estos meses no tuviera la suficiente confianza de decirme algo así.

—Maya...

—¡No!

Me paro del banquito. Soy consciente que hay gente en el parque viéndonos y soy aun mas consciente que Josh me trajo aquí apropósito para no causar una escena, y eso me hace enojar aún más. Hace unas dos horas yo solo iba a la casa de mi mejor amiga a hablar con mi novio, y ahora estoy acá, sin novio y con el corazón roto.

—Yo no quería lastimarte. ¿Okey? —dice pasándose las manos por el rostro con frustración—. Es solo que...

—¿Que que Josh, es solo que? ¿Es por la pelea? ¿Es eso? —el desespero en mi voz se nota. La necesidad en mi de arreglar esto es más y más grande, pero Josh solo está ahí, sin responder, viendo el suelo—Josh...

Pero en el momento que levanta sus ojos y me ve siento como mi corazón se hace añicos, había escuchado que un corazón roto duele mas que mil huesos rotos, nunca me he roto un hueso, pero si se que el dolor que siento ahora es mas fuerte que cualquier cosa, y viene acompañado del sabor de la decepción.

—Son los tres años, ¿no es verdad?

Dejo mi cuerpo caer en el banquito otra vez mientras miro a la gente pasar. Josh no dice nada, pero no lo necesita, en el fondo se que todo esto, Inglaterra, la estúpida carta que le dejo a Riley, todo es porque no tenía la valentía de decirme en mi cara después de todo este tiempo los tres años que nos separaran siguen siendo algo grande.

—Maya es una gran diferencia de edad.

—¡Son solo tres años!

—Maya tú tienes quince, quince. Yo tengo diecisiete. ¿Puedes verlo? ¿Entiendes que a tu edad tres años es una gran diferencia? —Las palabras de Josh viene sin intención de lastimarme, aun así, son das punzantes en mi corazón. —Maya a ti te falta mucho por vivir, aun tienes bailas, fiestas, partidos, graduación, tienes todo un mundo que ver y no podrás vivirlo si sales conmigo, y aunque ahorita digas que eso no importa, créeme que si importa.

>Y yo necesito irme a un lugar donde el apellido Matthews no sea conocido, necesito saber quien soy sin la sombra de mis hermanos detrás. Lo necesito Maya, necesito irme para saber quien soy y que quiero, y tu necesitas vivir esta etapa.

Mis lagrimas empiezan a caer por cada lado de mi cara, Josh acerca su pulgar y las limpia todas. Ambos nos vemos por unos breves segundos y sonreímos con pesar, y es que Josh tiene razón, se que la tiene, siempre pensé que llegaría el día donde yo hiciera cambiar de idea a Josh, a que se diera cuenta que la edad que nos separa es nada, jamás pensé en el escenario contrario.

— Necesito que me prometas que no vas a dejar que esta separación te detenga, Maya. Eres increíble, y tienes un mundo entero esperándote. No te afiances en mí como si fuera tu única oportunidad de ser feliz.

Mis labios tiemblan, luchando contra el nudo en mi garganta. Quiero gritar, implorarle que se quede, que nada más importa que estar juntos. Pero la madurez en su mirada me golpea. Josh está decidido.

—Josh, por favor... —susurro, mis palabras ahogadas en lágrimas.

Él me abraza con ternura, como si quisiera contener mi dolor en sus brazos. Sé que hay más que no está diciendo, cosas que no puedo entender ahora mismo, pero que quizás algún día comprenderé.

—No llores. No por mí. —Su voz se quiebra y sus ojos brillan con la misma tristeza que siento dentro de mí—. Créeme que no valgo la pena.

Me aferro a él, aferrándome a los recuerdos, a los momentos compartidos y al amor que aún late en mi pecho. El parque, que parecía sereno y ajeno a nuestro drama, se convierte en un telón de fondo desgarrador para nuestra despedida.

Josh se aleja lentamente, su figura disminuyendo a lo lejos. Siento que una parte de mí se va con él, como si una gran parte de todos estos años se está yendo con él. YY se siente vacío.

. . .

—¿Maya, eres tú?

—¿No?

La puerta del cuarto de Riley se abre y Topanga se asoma, la sonrisa en su rostro desaparece cuando me ve mi cara, dios debo tener un aspecto realmente malo si me está mirando con esa preocupación. Cierra la puerta a su espalda y se sienta a mi lado.

—Maya, cariño ¿Qué paso?

—Yo...

—Es Josh, ¿verdad?

Yo asiento.

—Siento mucho lo que está pasando, Maya. Pero recuerda, las cosas se acomodarán. A veces, la vida nos lleva por caminos diferentes por un tiempo. —Topanga me abraza con compasión, su voz llena de consuelo.

—Pero... ¿y si ese camino no vuelve a cruzarse con el mío?

—Déjame contarte una historia de una Topanga que había terminado con el amor de su vida y estaba destrozada, ella pensó que nunca podría encontrar a alguien como el que la quisiera en su mejor y su peor momento. ¿Lo peor? Había perdido también a su mejor amigo así que tampoco tenia un hombro donde llorar.

—¿Usted y el señor Matthews terminaron?

—Oh si, y fue el momento mas duro para ambos, pero luego cuando las herida sanaron y ambos volvimos a estar juntos nos dimos cuenta lo mucho que necesitábamos ese tiempo—dice limpiándome las lagrimas con la manga de su camisa—Mi niña puedes pensar que este es el peor momento de tu vida y que esto nunca pasara, pero créeme que si pasara y que tu estarás bien.

—Y si no?

—Claro que lo harás, eres Maya Hunter, y si algo tienen los Hunters es que son resilientes como chiripas—ambas reímos—. Ya veras como todo esto pasara.

Me seco las lágrimas, intentando asimilar sus palabras. Topanga tiene esa manera de hablar que te hace sentir que todo estará bien, incluso cuando parece que todo se desmorona.

—Gracias—susurro agradecidas.

—Ahora vamos a Topangans, estoy segura que hay unas personas que quieren verte y que también abra mucho dulce esperándote.

Asiento, agradecida por la presencia reconfortante de Topanga. Me levanto, tomo una bocanada profunda y salgo del cuarto.



Long Game (Joshaya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora