Capítulo 2

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-Suficiente! –Ante la orden, sus guerreros bajaron las armas y voltearon a verlo. –Buen entrenamiento, todos. Estaré orgulloso de pelear junto a ustedes.

Les dedicó asentimientos a medida que pasaban a su lado para salir del campo. Conocía a esos hombres y mujeres tan bien como la palma de su mano. Conocía sus debilidades y fortalezas, y sabía cómo pulir las primeras y explotar las últimas para sacar todo su potencial. Y ellos lo conocían a él. O casi.

Ninguno de ellos sabía que había terminado con Jane.

O que había dormido con su hermano.

Hacía un mes se había llevado a cabo un banquete en su honor, como siempre que regresaba de luchar en Midgard. Y en él había bebido y comido hasta tambalearse.
En ese estado, se había dirigido a sus aposentos sin imaginar lo que pasaría.

Al llegar vio la puerta entreabierta, así que esperaba encontrarse a alguien dentro. Lo que no esperaba era a quien. El haz de luz que rompió la oscuridad en el interior de la estancia reveló a Jane.

Cómo? Cuándo? Por qué no le habían avisado?

Su cuerpo reaccionó al instante, y se lanzó sobre ella como un animal. Luego preguntaría.

En cuanto sus labios se tocaron supo que no era ella.
Y la única persona capaz de una ilusión de ese tipo era su hermano...

Qué diablos estaba planeando ahora?

Decidió darle una lección. Iba a aterrorizarlo y hostigarlo un poco antes de decirle que se fuera al demonio. Así que se puso a ello. Con violencia, lo lanzó sobre la cama y se encaramó sobre él, dejando que su peso lo inmovilice. Atacó sus pezones a través de la ropa, apretándolos y retorciéndolos, sintiendo como se endurecían ante las atenciones.
El cuerpo de la falsa Jane jadeaba nerviosamente y hacía soniditos de lo más curiosos bajo su ataque.Aunque no estaba forcejando para zafarse como pensó que haría... Qué tan lejos estaba dispuesto a llevar aquella actuación?

Dejó de asaltar su boca para verle la cara y todas sus creencias se hicieron trizas.

Allí, en la máscara de la mujer que amaba, vio a su hermano. De pronto, las mejillas sonrosadas y los labios rojos por los besos mostraban claramente las facciones de Loki.
Era su rostro el que estaba viendo a pesar del engaño. La erección, que se había perdido en cuanto había notado el truco, regresó aún más fuerte que antes.

Lo miró a los ojos, notando el brillo que precedía el llanto. Había logrado lo que quería. Era momento de sacarlo a patadas de su habitación bajo amenaza de muerte.

Solo que, en lugar de palabras, su garganta emitió un gruñido ronco que lo sorprendió incluso a él, y sus manos vagaron por su cuerpo, tratando de deshacerse de sus ropas.

Se dio un festín con sus gemidos mientras poseía su cuerpo duramente, estocando con fuerza, deleitándose con la humedad y la estrechez que envolvía su miembro.
Chupó, lamió y saboreó cada centímetro de piel en que caían sus labios, aún sabiendo que estaba descargando su pasión en Loki.

Con el orgasmo inminente, llegó también la culpa.
Qué estaba haciendo..?
Miró su rostro arrebolado una vez más antes de que un dolor sordo se instalase en su pecho. Sus labios entreabiertos y los ojos desenfocados por la pasión fueron directos a su entrepierna, y su saco se contrajo amenazando con soltar su contenido.
Necesitaba esto. Lo anhelaba. Tenía que hacerlo. Por los dos.
Pero no tenía pelotas para mirarlo a la cara mientras se corría en su interior. Como un cobarde, lo alzó de la cama y lo puso a cuatro patas antes de volver a penetrarlo y retomar el ritmo.

Tan bueno... Oh, tan, tan bueno...

Pero quería que él disfrutase también...

Lo tomó del cabello con una mano, obligándolo a torcer la cabeza, e introdujo sus dedos en la húmeda boca de su hermano.
La succión que sintió casi lo hizo correr, y debió hacer un esfuerzo sobrehumano para evitarlo.
Saco los dedos, ahora brillantes y viscosos, y los llevó al trasero del chico.
Sintió todo su cuerpo tensarse mientras jugueteaba en su entrada, antes de introducir uno de ellos lentamente y hacer pequeños círculos para dilatarlo. La respuesta de Loki fue un gemido agudo que le resultó mejor que cualquier canción.
Cuando pensó que estaba listo, introdujo el segundo dedo antes de comenzar a penetrarlo rítmicamente por ambos orificios.
Entró y salió de él como un émbolo, una y otra vez, disfrutando de tenerlo a su merced antes de recostarse en su espalda para acceder a su cuello.

Quería marcarlo.

Quería que ese momento quedase plasmado de algún modo.

Porque no volvería a repetirse.

En cuanto mordió su cuello, Loki se tensó, apretando su verga, ordeñándola.

Se corrió en su interior con un grito que probablemente se había oído en todo Asgard. Y en ese momento de gloria, se obligó a lastimarlo. A lastimarse. Forzó las palabras a salir de su boca con el corazón encogido de dolor.

"Te amo, Jane."

Era un bastardo sucio y egoísta.

Y como si eso no fuera poco, le plantó un beso en el hombro antes de salir de su interior, tumbarse en la cama, balbucear alguna incoherencia que hiciera que Loki siguiese creyendo que lo había engañado, y fingió dormirse.

Lo escuchó levantarse, recoger su ropa y salir silenciosamente de la habitación.

Solo en la oscuridad, Thor apretó los ojos con fuerza, llamando a lo que quedaba de su borrachera para que lo obligase a dormir.

Empresa inútil.

Era demasiado consciente de la humedad en las sabanas, del olor a sexo que impregnaba el aire, de que se había follado a su... Hermano.

<<Es adoptado!>>

Chilló alegremente su cerebro, como si eso, de algún modo, fuera un consuelo.

Y ahora, un mes después, aún no podía mirarlo a la cara como antes. Todos los días se forzaba a actuar normalmente cuando se cruzaban en las comidas o pasillos, pero por dentro, ardía.

Y eso era lo que más lo asustaba.

El saber que, de tener la oportunidad, volvería a tomar a su hermano.

Decidió darse un baño que relajara sus músculos y se encaminó a su habitación. Se estiró y sus hombros crujieron. Últimamente vivía tenso, como un cable de alto voltaje. Como si en cualquier momento todo su cuerpo fuese a estallar en mil pedazos.

El agua caliente obró milagros relajándolo, al menos momentáneamente, y lamentó tener que salir de la bañera.
Envolvió una toalla alrededor de sus caderas y regresó al cuarto en busca de una muda de ropa.
Al cruzar el umbral, una silueta a su izquierda llamó su atención. Volteó, poniéndose en guardia, hasta que distinguió a su hermano.

-Loki, qué haces aquí? –Preguntó, bajando los puños.

Lo último que vio antes de que todo se oscureciera fue aquella sonrisita que se le ponía en el rostro al muy bastardo siempre que iba a hacerle algo.

Un último engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora