-Strange! –Rogers saltó del sillón en cuanto el portal terminó de abrirse en la sala común de la Torre Stark. Apenas vio a Loki, alzó los puños preparándose para el ataque.
-Yo que tú me lo pensaría. –Stephen señaló con la cabeza a la elfa que lo taladraba con la mirada, lista para saltarle al cuello. En ese momento, Gisli decidió que todo su día había sido demasiado para una recién nacida y comenzó a llorar, cortando la tensión como mantequilla.
-Un bebé? –Balbuceó Steve incrédulamente.
-Mi bebé. –Loki rompió el silencio por primera vez mientras mecía a su hija, tratando de calmarla.
-Tu bebé? –La mirada de Rogers pasaba de la niña a él, hasta que en un momento pareció notar algo, y su vista se clavó en Lyrei. –Tu bebé? –Preguntó a la mujer.
-No tengo que contestarte nada, niño. –Escupió la elfa, dejando perplejo al Cap. No había mucha gente que pudiese llamarlo "niño".
-Sí, mejor no preguntes. –Strange le palmeó el hombro al pasar a su lado. Se quitó la capa, que fue obedientemente hacia el sofá, se sirvió un whisky sin siquiera acercarse al minibar y cerró los ojos por un segundo. Resopló. –No puedo tener ni un minuto de paz. –Murmuró, hastiado. - Su capa volvió a él. –Vuelvo en un momento. Si no voy a Asgard a explicar por qué el heredero al trono acaba de ser encerrado en la tierra, Odín en persona vendrá a patearnos el culo.
-Odín? –Loki reaccionó ante el nombre de su padre. -No, Odín no puede vernos...
-Y por eso evitaré que venga, ya podrías agradecerme. –Con esas palabras y un elegante movimiento de manos, Strange despareció a través de otro portal.
El silencio reinó en el cuarto en cuanto el hechicero se fue, roto solo por los quejidos bajos de Gisli, que aún no estaba convencida con esa solución. Loki tampoco, a decir verdad. No le gustaba estar allí, entre los amigotes de su hermano. Decidió entonces que los ignoraría a todos en la medida de lo posible.
-Lyrei, creo que tiene hambre.
-Otra vez? –La expresión de la mujer se dulcificó hasta el infinito cuando se dirigió a él y tomó la manito de la niña con una sonrisa. –Eres voraz, pequeñita. –Cuando volvió a mirar a Steve, le lanzó dagas con los ojos. –Leche.
-Eh? –El capitán parpadeó una vez antes de comprender lo que le pedían. –Sí. Sí, claro. Por aquí, por favor. –Señaló el camino a la cocina. Lyrei le plantó un beso en la frente a Loki antes de seguirlo, cosa que pareció desconcertar aún más a Steve.
Una vez solo, Loki tomó asiento en uno de los sillones de la sala. Los enormes ojos de su hija estaban fijos en su rostro, y su delicado ceño estaba fruncido de manera interrogativa.
-Lo siento, mi amor.
La puerta se abrió de golpe y la voz de Stark resonó en todo el lugar.
-No tengo NI IDEA de lo que está pasando, pero el Beach boy parece totalmente fuera de sí. Estoy seguro que el que se haya materializado en el búnker es cosa de Strange. Ese maldito bastardo no es capaz de aparecer en meses, pero, oh, sí, nos envía este tipo de regalitos. Voy a tener una seria charla con él y voy a dejarle bien claro que con cualquier souvenir de estación de gas es más que suficie-
Su mirada encontró la de Loki, que lo observaba con desinterés, y en un segundo su cuerpo se cubrió con el traje de Iron man. Lo apuntó con una de sus manos.
-QUÉ MIERDA HACES AQUÍ? –El grito asustó a Gisli, que comenzó a llorar de nuevo. Loki chasqueó la lengua.
-Eres feliz ahora? Mira lo que hiciste! –Stark se petrificó sin entender. -Ya, ya, pequeña... -Pasos apresurados sonaron desde la cocina y Lyrei entró a la habitación.
-Loki? Qué...? –Su voz se apagó al ver al tipo que los amenazaba. Una vez más, magia salvaje brotó de sus manos. –Humano, vas a bajar esa mano ahora mismo o te juro por todos los dioses que ya no tendrás mano que levantar. –Un aterrorizado Steve apareció tras ella haciéndole gestos a Stark de que le haga caso. El casco de Tony se abrió.
-Puedes explicarme que está pasando?
-La mano, humano sucio. –La magia de la elfa subió en intensidad, provocando un zumbido de baja intensidad que hizo temblar la cristalería en el minibar.
-Tony, basta! –Intervino Rogers. –La única amenaza en este momento eres tú! Detente de una buena vez, por el amor de Dios!
-Bien! –Exclamó con hartazgo, bajando la mano. –Pero si amanecemos muertos quiero que conste que YO intente hacer algo para evitarlo.
-Créeme, si quisiera matarte, ni siquiera te enterarías. –Lyrei tomó el biberón que Steve le alcanzó y fue hasta el sofá. –Toma, cariño.
-Muchas gracias. –Loki le sonrió, ignorando a los otros dos.
-Bien. Bueno. Definitivamente estoy muerto, soñando o en coma. Necesito alcohol. –Tony tomó la botella más cercana, la destapó y la empinó con ganas.
-Loki, puedes explicarnos que pasa con Thor? –Steve se acercó y tomó asiento en el sofá frente a él, y como Lyrei no trató de detenerlo, el dios del engaño supuso que estaba en mejores términos con el Cap ahora que le había ayudado con la comida de su hija.
-No lo sé. Abandoné Asgard hace meses.
-Eso lo sabemos, pero suponía que TÚ le habías causado esto al beach boy. –Ladró Stark.
-Que poco aprecias tu lengua, humano.
-Escúchame, orejitas, estás en mi casa ahora...
-Tony... -Steve lo fulminó con la mirada.
-No! No permitiré que me amenace una mujer salida de quien sabe donde-
-Salida de quien sabe dónde? –La voz de Lyrei subió una octava, completamente indignada. –En mis tiempos los humanos sabían cuál era su lugar y ni siquiera hubiesen soñado con dirigirse a un Alto Elfo como acabas de hacerlo tú, bestia.
-Lyrei, por favor, están poniendo nerviosa a-
-Señor Stark? –La puerta se abrió lentamente y la cabeza de Peter Parker se asomó con cautela, haciendo un paneo del cuarto. –Señor Stark, soy Peter. Siento venir sin avisar- –En ese momento, su mirada encontró la escena. –Vaya! Lo siento tanto, no sabía que estaban todos aquí y... -Su mirada se clavó en Loki y el pánico apareció en sus ojos. –Oh... OH! S-Señor Loki... -Lyrei se puso de pie amenazadoramente, la mirada de Peter se disparó hacia ella y de pronto, el miedo fue reemplazado por emoción. –ES USTED UNA ELFA!? Oh, por dios! Es una elfa de verdad!?
La mujer miró a Stark y sonrió con autosuficiencia antes de asentir en dirección al chico con una sonrisa amable.
-Mi nombre es Lyrei. Encantada de conocerte.
-Oh, por dios! No puedo creer que estoy frente a una elfa! Oh! Soy Peter. Parker. O sea, Peter Parker. Es un honor conocerla... -Avanzó hasta ella y notó a Gisli. –Es su bebé? –Sonrió ampliamente.
-Es mi bebé. –Loki puso los ojos en blanco.
-Es suya? Es preciosa! –El dios sonrió.
-Al fin alguien que sabe cómo tratarnos. –Se enderezó. Tenía la espalda un poco dolorida por lo de antes. - Lyrei, puedes cargarla? Tengo que ir al tocador. –La elfa miró a Peter.
-Tal vez podría cargarla él...? –Sugirió.
-De verdad!? Me encantan los niños! Me hubiese gustado que mi tía tuviese un hijo. Tener un primito sería increíble, de veras. Recuerdo que le pregunté-
-Sí, sí. Ten, toma. –Loki cambió a la pequeña de brazos con la esperanza de que eso cortase la cháchara del chico. Funcionó. En cuanto Gisli abrió los ojos, el chico soltó un sonido de admiración.
-Señor Stark! Mire! Tiene heterocromía!
-Bien. Me rindo. –Con esas palabras, Tony se acercó a Peter con curiosidad. –Vaya, es verdad.
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Un último engaño.
RandomLoki, Dios del engaño. Un título vacío. Un trono que no alcanzará. Un pueblo que lo rechaza. Un encuentro fortuito le abrirá los ojos y lo llevará a tomar una decisión que repercutirá en la vida de todos los involucrados.