UNO: el odioso chico bonito

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Era el primer día de un largo camino, lo sabía bien. Su hermana mayor, Sana, estuvo repitiéndoselo desde hace ya varias semanas.

A pesar que debía estar nervioso no lo estaba, más bien; eran ansias. Conocería a nuevos niños y niñas, haría amigos como Sana también le había dicho.  Y lo más importante, estaría cada vez más cerca de cumplir su sueño: viajar por el mundo.

Una vez su abuela le había contado de como ella viajó por todo el mundo y en uno de sus viajes, conoció al que sería el amor de su vida.

La abuela le dijo que su amor fue mágico, romántico y muy inusual. Se habían conocido cuando ambos perdieron un vuelo a América y así, ambos planearon un nuevo viaje y en el camino se enamorarían.

Sin embargo aquel hombre no se casó con su abuela, pues ambos pensaban que lo que tenían era muy rápido y sintieron miedo. Por eso se separaron y nunca más se volvieron a ver.

La abuela siempre decía que aquel hombre había sido su verdadero amor, su alma gemela; pues nunca más volvió a sentir nada tan intenso y real con nadie. Por más que la abuela se haya casado y tuviese hijos, ella siempre decía que otro hombre había sido su amor verdadero.

A JungKook le encantaba esa historia. El se imaginaba así mismo, viajando por el mundo y perdiendo un vuelo, conociendo a una linda chica y al poco tiempo descubrir que son almas gemelas.

Ese pensamiento le hacía suspiras todas las noches.

Pero en ese instante el no podía viajar, sus cortos seis años no se lo permitía.

Miró su plato vacío. Tenía más hambre. JungKook era de esos niños que para su edad tenía mucho peso. Pero no le importaba. Su adoración a la comida no le permitía hacer dietas o siquiera pensar en ello.

—vamos, JungKook- Sana le dijo, pegándole en la nuca sin tanta fuerza.— comerás más en la escuela. Allá te hacen comer de todo. Créeme, para el fin de semana no querrás probar nada de ese lugar.

—¡Sana!- el señor Jeon le riñó a su hija.

—es la verdad- Sana se defendió, alzando las manos inocentemente.— la comida de la escuela apesta.

—Kira, dile algo a tu hija- El señor Jeon volteó a su esposa.

La señora Kira estaba lavando los platos. Volteó ligeramente y le dio una mirada cómplice a su hija.

—Sana dice la verdad- le defendió. JungKook rió en voz baja.— si mi kookie no viene con dolor de estómago sería sorpresa para mí.

El señor Jeon rodó los ojos con una sonrisa pequeñita en los labios.
Luego del desayuno JungKook y Sana montaron el auto de su padre, despidiéndose de su mamá por le ventana. El señor Jeon aceleró rumbo a la escuela.

JungKook miraba las casas pasar con rapidez. Un parque grande y luego la avenida. Desde lejos vio la gran escuela a la que a partir de ese día asistiría hasta cumplir los 18 años.

Tenía dos edificios de 8 pisos cada uno y en medio de ambos había un pequeño edificio de 4 pisos. El estacionamiento era tan grande como el parque que ya habían pasado. Los árboles y flores formaban caminos muy bonitos.
Estaba maravillado. Había visto la escuela por fotos y estaba seguro que verlo en persona era mucho mejor.

Otra historia de amor | K O O K M I N Donde viven las historias. Descúbrelo ahora