Otra historia de amor | K O O K M I N

SEIS: cerveza y cigarrillos [Parte1]

Tres años después

Ese día se cumplía dos años del divorcio de sus padres.

Su mamá estaba de viaje por Europa, si mal no recordaba JungKook. La última vez que supo de ella fue hace ya tres meses. Pero Sana le dijo que no debía preocuparse y  que no era asunto suyo verificar los pasos de sus madre.

Su papá seguía viviendo en Seoul, pero hacia el otro lado de la ciudad. Pues su mamá, que era la millonaria de la relación y con muchos contactos; arruinó el prestigio del señor Jeon.

A JungKook eso le hacía sentir culpable, así que una vez al mes visitaba a su papá en su nuevo departamento de segunda, en un barrio peligroso.

Estaba en el parada de autobús para ir a visitar a su papá. JungKook no debía usar el coche de su casa, pues su mamá tenía ese resentimiento aún presente y no quería que nadie tuviese contacto con su ex esposo. JungKook prefería ahorrarse problemas.

Muchos otros chicos de la escuela estaban en la parada. En el último año habían recibido a más becados.
Al chico eso le tenía sin cuidado. Habían mejores cosas de las que preocuparse.

La tarde amenazaba con soltar lluvia a muy temprana hora, el clima estaba cambiando últimamente. Hacía más frío, el sol casi no se dejaba ver y las lluvias eran pan de cada día. Aveces a JungKook le gustaba ese clima, tan frío y melancólico.

Suspiró. Sana no había querido acompañarle. La chica estaba muy ocupada con la universidad y se podía ver que el estrés era parte de ella día y noche. Pero ese día había decidido pasar el rato con su novio.

—¡es nuestro papá!- le gritó JungKook, por la mañana antes de ir a la escuela.—¡no puedes faltar!

—¡tengo cosas mejores que hacer, JungKook!- Sana le había gritado de vuelta y se había ido dejándole con la palabra en la boca.

Recordar lo sucedido en la mañana le ponía de mal humor, así que decidió no hacerlo. Se puso los audífonos y encendió la música. Era mejor distraerse.

Vio el autobús aparecer por la esquina. Miró a los lados deseando para no ver al chico cerca.

Desde que empezó a visitar a su papá en su nuevo hogar tenía ese miedo. De verle tomar el mismo autobús, o de terminar sentados hombro con hombro como había ocurrido una vez.

Sinceramente, no tenía ánimos de lidiar con la presencia del chico. Por ese día al menos.

Para su mala suerte, escuchó la voz de Park JiMin atrás de él.

—aigoo- decía el rubio.— mi suerte no podía ser más peor.

JungKook se quitó un audífono y volteó a verle.

JiMin traía un abrigo rojo hasta las rodillas, que también ocultaba gran parte de su cuello. Su cabello rubio revuelto y sus ojos cafés, chispeantes con diversión. Por el frío sus labios regordetes estaban rojos y sus mejillas sonrojadas.

Era tan tierno. Pero un maldito para quien lo conocía bien.

JungKook le conocía bien.

—finge que no me conoces y ya está- le respondió JungKook, rodando los ojos.

—puff, como si fuera fácil ignorarte- JiMin sonrió de medio lado.