Pensamiento Suicida (SaiGenos) (¿PAUSADA?)

Capítulo 24

Falso

¿Él... hablaba en serio?

King estaba pálido. Con el susto originandole un nudo en la garganta, incapacitando su posibilidad de hablar.

Saitama parecía serio y eso era de las últimas cosas que esperaba de él. Desde que lo conoce, solo recuerda una sola vez cuando le miró de esa forma.

Daba miedo.

Le preocupaba. Y su mente no pensaba en algo que él pudiese decir para espantar aquel ambiente tenso al enterarse de una información tan...

Tan...

Terrible.

- Es... ¿Es en serio, Saitama?- No supo qué más preguntar, todo había tomado un contexto extraño.

¿Cómo se supone que debía reaccionar?

¿Debía reír? Porque la broma no le daba gracia.

Ni un poco.

- ¡Saitama, hijo de puta! ¿TE GUSTA MI SOBRINO?- Al instante, se paró del lugar donde estaba, molesto, asqueado, alterado.

¿Qué estaba pasando por la mente del azabache?

¿Genos?
¿Su sobrino de 17 años?

¡Joder, que Saitama se encaminaba a los 30!

¡A parte eran dos hombres!

- ¡Saitama!- Golpeó la mesa frente suya, ayudando a que Saitama pudiera reaccionar después de quedarse callado unos segundos.

Había detenido todo lo que estaba sucediendo a analizar las palabras que había pronunciado.

¿De verdad dijo eso...?

Incluso dejó de mirar a King en algún momento para perderse en un punto cualquiera al verse impactado por sus palabras.

¡Impactado, él! ¡Vamos!

Incluso, mucho más, por el nulo asco de pensar aquello seriamente.

¿Qué estaba...?

Claro que al parpadear por el golpe, despertó. Conectado miradas con su amigo en pánico total.

- ¡No, no, no!- Espantado, Saitama se levantó de igual forma, levantando sus brazos con aires de inocencia.- ¡Era broma! B-R-O-M-A.- Sudaba. Y al ver que el ceño fruncido de King no desvaneció, tuvo que forzar una risa demasiado fingida para que el rubio se la creyese.

No sabía si funcionaría.

- ¡Saitama, por todos los cielos!- Se revolvió sus cabellos rubios, incrédulo. ¡Ya no sabía cuál era la mentira!

- ¡Esta vez sí hablo en serio!
Agitó sus manos, intentando reducir aquellos nervios que sentía y espantar esos pensamientos de estar tomando sus palabras como algo certero.

Realmente estaba volviéndose loco.

- ¡Arg!- Se revolvió la melena, desesperado. La batalla consigo mismo se hacía más ruidosa; demasiado fuerte como para poder ignorarlo como siempre lograba hacerlo.

Era molesto, era molesto, era molesto.

¡Pensar de más era molesto!

King admiro el estado de su amigo, volviendo a la idea de que aquello de verdad lo decía en serio. Sus puños se formaron y una mueca de asco dibujó sus labios.

¡Estaba demente!

Si Saitama hablaba en serio, ¡No quisiera imaginar lo que un sujeto como él le haría a su sobrino!