Capitulo 6

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Samuel

Aun recuerdo la sensación que se siente al estar ahogándote, es aterradora, quieres salir del agua pero tu cuerpo no responde, sientes que te hundes cada vez más, tus pulmones se llenan de agua y tu desesperación te consume, sientes el agua entrar en cada parte de tu interior y sientes un terrible ardor en la nariz.

Quieres gritar pero estas muy ocupando luchando por tu vida para intentarlo. Quieres llorar, sujetarte de algo, quieres que alguien venga por ti a rescatarte, el miedo te consume.

-Si quieres te presto un salvavidas aunque te aseguro que no lo necesitaras.-dijo Andrea aun con el brazo extendido, dándome la mano.

"No lo hare" exclamo con seguridad, sin embargo las palabras no me salen, su sonrisa es cálida, y sus ojos son comprensivos, no buscaba molestarme, trataba de darme confianza, mi mente grita que no, pero mi cuerpo quiere intentarlo, confía en ella. Algo se aferra a la idea de que con ella no me pasara nada, de pronto me siento seguro y confiando.

Es ridículo. Pero no quiero defraudarla.

-Sera corto.-dije refiriéndome al paseo.-Y seguro, no te alejaras mucho.-continúo y ella sonríe.

-Sera corto y seguro. -aseguro y tome su mano.

-Y si te caes y comienzas a ahogarte, no me lanzaré a rescatarte.-aclaré.

-Todo un príncipe azul.-dijo con burla.

Me ayudó a subir y enseguida tomó un chaleco salvavidas. Se acercó a mí y ayudo a ponérmelo.

-Es solo para que te sientas más seguro. Cuando termine el recorrido no vas a querer usarlo nunca. Es muy molesto, te priva de ciertas cosas.

-¿Cómo de evitar ahogarte?-pregunte y soltó una pequeña risa.

-Como de evitar que te muevas con libertad. Listo.

Esta nervioso, pegue un pequeño salto cuando encendió el motor y la lancha comenzó a balancearse ligeramente, pero ella tomo mi mano dándole un ligero apretón y me guiño.

-No vayas a llorar por favor.

-Deja de burlarte.-dije con fastidio y ella soltó una carcajada.

-Bien. A disfrutar.

La brisa fresca del mar pegaba en la cara mientras íbamos a una velocidad considerable, varias veces tuve que tomar una respiración profunda por la opresión de mi pecho, pero no estaba tan mal, me sentía seguro, y el que Andrea no se callará un solo instante me hacia sentir cómodo, escuchar su voz entusiasta y su risa cada que contaba una anécdota me hacía sentir seguro. Como si no me fuera a pasar nada.

-¡Mira eso!-grito de pronto y disminuyo la velocidad. Voltee a donde señalaba y alcance a ver un pecado, era grande y bajo el agua, con el reflejo del sol se veía de color rojo, venía acompañado de más pequeños, pero ninguno tan grande y hermoso como el.

-Wow, es fantástico. -dijo entusiasmada y me voltee a verla.

Era hermosa, sus labios estaban entreabiertos, cubiertos de color rosa pastel, sus largas pestañas cubrían sus ojos brillantes al mirar al pescado y algunos pechones de cabello salían de su coleta sobre su frente, pero lejos de verse mal, la hacían ver más linda, tenía una energía increíble y un espíritu de niña que en momentos como estos salía a relucir.

-Ya no lo veo ¿A dónde se fue?

-No lo se.-dije buscando al pescado que de repente había desaparecido.

-Bueno, por lo menos salió un momento.

Encendió de nuevo la lancha y continuamos con el recorrido, ella no perdía la oportunidad de meter su mano dentro del agua y salpicarme cada vez que podía, riendo cada vez que yo reviraba los ojos por su actitud infantil, y aunque quería hacer lo mismo, no me atrevía a cruzar la línea, suficiente estaba logrando ya al subirme a la lancha, no quería arriesgarme.

Por siempre. Te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora