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“Los colores son más preciosos si logro verlos... a través de ti”.







— ¿Cómo son? —preguntó, acomodando torpemente un mechón de sus rizados cabellos.

El viento alborotaba las hojas, pero ninguna caía sobre el césped. Era una cálida tarde de un casi extinto verano. Septiembre comenzaba haciendo nacer el otoño.

— ¿Cómo son? —preguntó el rubio, mirando a May.

— Los colores, Rog —especificó—. ¿Cómo son?

Taylor guardó silencio unos segundos, acomodándose sobre uno de sus costados, admirando el afinado perfil del mayor.

¿Cómo respondía?, ¿cómo describía algo que el otro no podía ver?

— Son hermosos, Bri —respondió con debida nostalgia.

— ¿Hermosos?

— Preciosos —acompañó en un susurro.

— Dime cómo son —insistió el de rizos.

¿Cómo describes un color entre la penumbra infinita?

— Yo... —musitó el chico, reteniendo el llanto que nacía y escocía entre sus orbes de zafiro—. Bri, yo...

El silencio acompañado del viento allanó entre sus cuerpos, llevándose los segundos entre sí.

Brian nunca había mirado los colores, ni las nubes, ni el cielo, ni el sol. En su mente se creaba un mundo abstracto basado en relatos vacíos. Escuchaba los sonidos de la vida que para todos parecía simple y normal; sentía tanto como podía, pues sus manos a lo largo de los años fueron su guía, pero él quería saber sus colores... Quería saber qué tan hermosas eran las cosas más simples.

— ¿De qué color es tu cabello? —inquirió nuevamente el mayor, aunque quizás no tendría mucho sentido saberlo.

— Yo —trastabilló—, es... —el menor tomó un mechón de sus propios cabellos, examinandole como nunca antes lo había hecho—, rubio —dijo finalmente—. Mi cabello es rubio y cambia a un tono más claro con los rayos del sol —agregó, sintiéndose inútil.

Brian contuvo la respiración unos segundos y alargó uno de sus brazos, extendiendo su mano, palpando de manera suave la figura del contrario hasta encontrar su cabello, entrelazándolo con delicadeza entre sus largos y finos dedos.

— Es suave —musitó con medía sonrisa, perdiéndose por un momento—. ¿Y tu piel? —indagó entre su rostro, repasando cada tierna facción que en sus dedos se trazaba.

— Mi piel es blanca —dijo, cerrando los ojos, dejando escapar las finas gotas de sus ojos—. A veces rosada.

Hablaba inundado en nostalgia.

— ¿Y tus ojos? —tocó sus párpados de manera suave, como sin fuese a romperse.

— Celestes —susurró.

— ¿Como dicen que es el cielo? —con ambas manos acarició el rostro del contrario de manera libre, repasando una y otra vez el mismo patrón.

— Sí...

— ¿Y tus labios? —se detuvo entre las aristas del menor, delineando suavemente la superficie de éstas.

— Son rosados —besó la llema del dedo pulgar que le acariciaba.

— ¿Dices que los colores son preciosos, Roger?

— Sí, Bri.

May sonrió con adoración, relamiéndose los labios apenas.

— ¿Entonces los colores son como tú? —susurró.
















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hola! <3

esto es sólo un os, muy corto (obviamente) porque lo escribí en cuarenta minutos hace algunas noches. /u\

estaba hecho con otra shipp (era un ellefstaine inicialmente), pero orionthesia me sugirió adaptarlo al maylor, y bueno, quería compartirlo. <3

-dem.

ineffabilem; maylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora