εμπειρία

479 77 13
                                    

«e x p e r i e n c i a»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«e x p e r i e n c i a»

Capítulo 2: Te lo prometo.

—Ya lo entendí. —y lo dijo, por fin lo dijo. Roger llevaba sin comprender aquél tema desde hace más de dos horas, ahora, faltando poco para que las tres horas obligatorias de tutoría se cumplieran pareciera que su mente se había abierto y ésta captó lo explicado por Brian.

Para este punto, ya se encontraban bajo el árbol, las clases habían terminado hace tiempo ya y Roger inmediatamente vino hasta el lugar acordado, Brian, al verlo venir hacia él sintió una emoción enorme.
El rizado sonrió un poco, su bello ángel era un caso perdido, pero no le costaba repetirle lo mismo una y otra vez, mientras lo mire y esté a su lado todo estaba bien.

—¿Te parece si... —tomó el libro que hace poco tenía a la mano y le señaló un ejercicio en particular—, resuelves este?

Roger se lo pensó un poco, no quería parecer un tonto, menos en presencia de la persona que, posiblemente, sea a la que más odia. Así que asintió lentamente y comenzó a apuntar poco a poco el ejercicio que el libro indicaba, le costó al principio, aunque tenía el conocimiento fresco, el simple hecho de que Brian lo esté mirando lo ponía sumamente nervioso. Con la mano casi temblando lo resolvía, de vez en cuando mirando a Brian por si algo iba mal. Tardó aproximadamente cinco minutos en resolverlo, fué un poco estresante pero por fin tenía el resultado, estiró la libreta para que Brian lo revisara.

—Roger, temo decirte que... —el nombrado bajó un poco la cabeza en rendición, lo que menos quería fue lo que logró—, te haz adentrado al precioso mundo del álgebra de forma exitosa.

Y una sonrisa se formó en la cara del rubio, de alguna u otra forma se sentía feliz, había logrado algo que pensaba era imposible gracias a la ayuda de una persona que nunca se le pasó por la cabeza y, de repente, una sensación de confianza llegó. Con Brian no necesitaba hablar sobre todas las chicas con la que ha estado a su corta edad de veintiún años, o de las tantas fiestas a las que ha asistido. Con tan sólo dos horas de hablar con él -aunque sea de álgebra- sentía que podía realmente tener una amistad con este joven de rizos, alto, que siempre que ríe tapa su sonrisa.

—Gracias, enserio. —dijo Roger, ganándose una grata sonrisa que de nuevo, Brian tapó—. Sé que no tenemos la confianza, y no te traté muy bien pero quisiera invitarte hoy a la presentación de mi banda.

Brian no sabía que contestar a aquello, siempre los veía tocar, de forma oculta fuera del bar, pues, donde de presentaban la mayoría del tiempo, era un bar muy reservado de la universidad y jamás conseguía entrar, pero ahora, recibiendo una invitación formal de parte del baterista era lo mejor que le había pasado en la vida. No pudo evitar sonrojarse, por lo que Roger entendió que era un sí definitivo.

Sempiterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora