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«á n g e l»

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«á n g e l»

Capítulo 5: Si que pareces uno.

Roger aún continuaba preocupado, por más que intentó relajarse un poco con su preciada batería no lo logró, sólo venía a su cabeza la imagen de Brian con lágrimas en los ojos, esa imagen que casi lo hace llorar a él también.
Cada vez que miraba el reloj se ponía más nervioso por el simple hecho de saber que volverá a ver al rizado, ¿Qué puede hacer para enmendar su error? Quizás, el demonio había escapado de su hogar y quería olvidar, en este mundano lugar, lo que en realidad era, como él mismo lo hacía. Se sentía mal consigo mismo, no quería ni dirigirle la mirada a la pobre alma que dejó tan mal hace rato pero el futuro de la banda dependía de esa presentación. Llamó a Tim un rato, para pedirle la ubicación de la universidad donde se presentarían y, de paso, le preguntó si Brian le había llamado con anterioridad, el bajista le dijo que sí y que se verían en la noche. Ahí, sus nervios aumentaron aún más. Algo debía hacer para no lucir como un estúpido frente a ese demonio que, para bien o para mal, ha conquistado su corazón, aquél que creía inexistente. Tomó un suspiro, por su mente viajaba la idea de llamarle para poder llevarlo hasta el lugar de la presentación pero tenía miedo, algo que jamás había sentido en su vida, sentía las manos temblorosas cada que miraba hacia el teléfono fijo de su habitación, cada que por su mente pasaba la imagen de aquél rizado y solo tenía una razón para describir esto:
Gustaba de aquél chico.

Roger Taylor, el gran baterista de Smile, el sueño de cualquier chica en la Imperial Collage de Londres estaba teniendo sentimientos por el chico que estudia astrofísica en su misma universidad, ese chico que sólo ve con aquella joven de cabello azabache, el guitarrista de su banda.
"¿Cómo podía ser esto posible?" se preguntó así mismo, tirándose en su espaciosa cama, "No puede gustarme... ¿O sí?

El pequeño ángel cerró sus ojos, se estaba entregando poco a poco a los brazos de Morfeo hasta que cayó perdídamente.

De nuevo lo estaba viendo, ese demonio que tanto le estaba atormentando la mente. Roger no veía nada más que a ese ser, el mismísimo príncipe de las tinieblas: Belcebú, que solo lo miraba y la tensión era enorme, '¿Qué pasaba aquí?' se repetía el rubio una y otra vez

Besame, ángel mío.

—¿D-disculpa? —preguntó.

Hazlo, sólo así recordarás todo.

Y por alguna fuerza inimaginable, ambos se acercaron al rostro del otro, Roger lo observaba más de cerca y ya no veía la misma cara, si no la de Brian, Brian May era quien le pedía que lo besara.

¿Porque habría de besarte? —cuestionó una vez más.

Hazlo, por favor, sólo así me salvarás y te salvarás.

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