μισέω

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«o d i a r»

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«o d i a r»

capítulo 1: La tutoría.

—Roger Taylor. —habló el profesor, el mencionado sólo levantó la mirada un poco para divisar a su querido maestro de álgebra— tres punto ocho.

Y esa era su calificación en el exámen, la ansiedad no tardó en aparecer, si reprobaba esta materia estaría fuera definitivamente de la facultad de odontología, y no es como que le importara demasiado, incluso él mismo deseaba que fuera así, pero no quería hacer sufrir a sus "padres". Tenía que hablar seriamente con el profesor para que le dieran una nueva oportunidad pero el sólo pensar que éste se negara le causaba náuseas severas. La clase avanzó con total normalidad, el profesor solamente daría las calificaciones y seguiría con los nuevos temas, Roger, mientras tanto, anotaba todo del pizarrón cual robot pues no prestaba mucha atención, estaba tan absorto en sus pensamientos, su padre original había sido demasiado cruel con él.

Porque sí, Roger era un ángel.

No era el simple humano que la gente pensaba, pero, en realidad no sabía que cosa había hecho para merecer este castigo, sus alas no estaban, sus poderes divinos permanecían pero en un nivel bastante bajo. Y gracias a una fuerza divina, un matrimonio lo encontró allá por las afueras de la ciudad, había recarnado en un pequeño niño, y la pareja lo cuidó como hijo suyo, como a la pequeña Clare a la que llamaba "hermana", quién llegó mucho tiempo después que él; les debía tanto, incluso llegó a pensar que en realidad ellos eran los ángeles. Diez años después, sigue viéndolos como sus padres originales aunque no lo sean en absoluto, le dieron la oportunidad de la enseñanza mundana que realmente era interesante, incluso lo ayudaron a descubrir que poseía habilidades fuera de sus poderes, jamás, en toda la existencia, llegó a pensar que sería tan bueno en un instrumento llamado "batería" y con la "guitarra" o incluso tener una voz muy buena.

Algunas veces, cuando acompañaba a su familia adoptiva a la iglesia trataba de contactar a su verdadero padre, pidiéndole perdón por aquello que hizo mal y que lo regresara a su lado pero jamás funcionaba.

-Bueno chicos, es todo por hoy, recuerden estudiar para el examen de la próxima semana, se promediará y quizás ayude a su calificación. —el viejo señor Smith miró de inmediato a Roger quién sintió un escalofrío— Que tengan lindo día.

Todos los alumnos comenzaron a salir del aula, incluído el profesor, el rubio tuvo que guardar sus cosas rápidamente y correr hacia él, enserio necesitaba esa ayuda -sí es que se la pudiera dar- para no terminar perdiendo el ciclo y, por obvias razones, salirse de la facultad.

—¡Profesor! —con su voz tan distintiva lo llamó, ganándose su atención.

—¿Qué pasa, Taylor? —el profesor se dió media vuelta para ver de frente a su alumno.

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