ευδαιμονία

363 68 14
                                    

«felicidad»Capítulo 7: El ser más privilegiado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«felicidad»
Capítulo 7: El ser más privilegiado.

Todo mi cuerpo está débil, puedo sentir como un frío me ataca los huesos, estoy perdido y sin ninguna ayuda, todo a mi alrededor está blanco y sólo estoy yo aquí... O al menos eso quería pensar.

—Tú, mi preciado hijo, no puedo creer como es que me haces esto. —mi padre era quien hablaba pero no lo veía por ningún lado era como si sólo se escuchara su voz.

Padre, yo lo amo.

Mi voz resonaba ahora, ¿A quien amaba? ¿Qué estaba sucediendo? , ¿Porque estaba escuchando esta conversación?

No, no lo amas, sólo es un capricho, como el de tu hermano y ¿Dónde está ahora?

Lo amo. —grité de repente y mi corazón comenzó a latir demasiado fuerte.

Entonces... Disculpame por lo que estoy a punto de hacer pero, sólo me queda una opción y es echarte del paraíso para siempre.

De pronto, la figura de Belcebú, de nuevo, apareció frente a mi, tomándome la cara, lo más curioso es que me dejé llevar, no repliqué ni nada por el estilo simplemente me dediqué a ver sus ojos... Eran los mismos ojos de aquella noche en el bar... Con Brian.

Tú.. ¿Tú eres Brian? —le pregunté pero no me contestó, sólo siguió mirándome—, por favor, responde, estoy demasiado confundido.

Brian solamente es la forma que tomé. —respondió por fin, pero hablando como un demonio lo haría.

Y... ¿Tú sabes porque me hecharon del paraíso? —pregunté.

Por mi culpa, por esa sencilla razón. —tomó mis manos—. Tú me amas, yo te amo, esa sancilla razón fue por la que nos echaron de nuestros hogares.

Lo miré aunque me doliera, no podía parar los recuerdos, llegaban a mi memoria; todos esos momentos que pasé a lado de este demonio, el amor que nos profesamos y como nos separamos estaban de nuevo en mi mente, estaban en este sueño. Brian era el amor de mi vida, casi toda una eternidad pasé enamorado de él, y de nuevo, después de tanto, estábamos juntos de nuevo, él hizo lo que sea para volver a traer a mi este sentimiento. Ahora puedo decir que... Realmente lo amo.

Roger despertó de un golpe, su cabeza estaba a punto de estallar, y lo único que divisó fueron los ojos hazel de Brian.

—¿Estás bien? —le preguntó, cuando ambos estuvieron frente a frente.

—S-sí... Ah, no... —por alguna extraña razón, el ángel comenzó a llorar, aferrándose al pecho del rizado—, p-perdóname, por favor...

—¿Perdonarte? —le preguntó Brian, limpiando las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

Sempiterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora