Capítulo diecisiete: Primeras veces.

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Esta vez, cuando Harry se despidió de su madre, ella estaba por suerte con los ojos secos.

—Cuiden el uno del otro ahora, —dijo. Se abrazó a Harry firmemente, que gimió y se quejó de su aferramiento a pesar de que él era al que le resultaba difícil soltarla.

Louis terminó de cargar las bolsas de Harry en la parte trasera de su coche prestado y observó a madre y su hijo con una sonrisa nostálgica. Anne tiró de él en sus brazos también. Louis chilló un poco de sorpresa, luego puso sus brazos alrededor de ella tentativamente.

—Gracias por una de las mejores Navidades que he tenido, —él dijo, la voz quebrada ligeramente.

—Espero que vuelvas aquí para el verano, ¿me oyes? —Ella le acarició la mejilla y Louis asintió amablemente.

Finalmente partieron en el largo viaje de regreso a la universidad, el sol invernal reflejándose sobre la nieve hasta que todo el mundo se convirtió en alfilerazos de blancura y luz. Argumentaron un poco sobre qué música reproducir (—El conductor decide escoger la música. —dijo Louis con firmeza. —No cuando el conductor insiste en poner Abba durante tres horas seguidas, —Harry argumentó. —¡Pero Abba es perfecto para un viaje por carretera! —exclamó Louis, indignado, y así sucesivamente) y también para mantener la cubierta superior convertible arriba o hacia abajo (—¡Está congelando a menos diez grados! —protestó Harry. —Entonces, ¡qué, tienes que tener las cubiertas hacia abajo cuando Dancing Queen está en marcha! —Louis señaló, lo cual volvió el argumento de nuevo a la música), pero sobre todo su conversación era juguetona, de buen carácter, intercaladas con miradas de reojo y toques sutiles.

—Tengo que hacer una confesión —dijo Louis de repente, una hora conduciendo.

Harry, que estaba medio dormido arrullado por el paisaje monótono, se despertó sobresaltado. —¿Qué es?

—Realmente no sé cómo estar en una relación, lo que debo hacer, lo que se espera de mí, —Louis tragó—, y estoy aterrorizado de joder esto.

Harry podía decir que había estado pensando mucho en esto. Él tocó la mano de Louis. —Hey, no soy un experto en relaciones, tampoco, por lo que los dos tendremos que averiguarlo a medida que avancemos. Podríamos tomar las cosas con calma al principio — ya sabes, ir a algunas citas. Eso es lo que las parejas normales hacen, ¿no? Nosotros como que nos saltamos esa parte del todo.

—Hmm, —dijo Louis sin comprometerse. Entonces—, ¿Qué es exactamente lo que haces en una cita?

Harry se detuvo en medio de la navegación a través de emisoras de radio, aterrizando por desgracia en alguna canción country que sonaba como gatos cantando tirolés. —¿Hablas en serio?

Louis se encogió de hombros. —En realidad nunca he estado en una. Una cita, quiero decir.

—Pero seguramente has — salido y esas cosas. Con gente, —dijo Harry vagamente.

—Sí, para conseguir sexo, —dijo Louis—. No es que yo no quiera tener sexo contigo...

—Zalamero, —Harry se rió.

—El punto es, ¿qué haces cuando quieres pasar tiempo con alguien por el simple hecho de pasar tiempo con alguien?

—Es como salir con un amigo, —dijo Harry pensativamente—, ya sabes, hacer cosas que a ambos les gusta. Excepto que con más coqueteo y besos.

—No suena tan mal. Como — ¿cena y una película?

—Estás tomando el truco con ello ya.

—Así que, ¿estás libre el próximo fin de semana? —Preguntó Louis.

un curioso enigma del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora