Desde que recuerda Kagami siempre ha tenido un enemigo. En todo ámbito. Tanto educativo como deportivo. Aomine Daiki es su nombre.
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Casi se arrancaba su melena roja del cuero cabelludo, tenia hambre y sueño. Mala combinación. Era el examen de historia y aunque había estudiado como poseído al parecer nada se le había quedando. Vio con un poco de disimulo a si compañero de al lado, hirviendo al ver que respondía a la velocidad de la luz y el sólo contaba con su bendito nombre en la hoja.
Él moreno se levanto dejando el examen en la mesa del profesor, dándole una orgullosa sonrisa antes cuando tomaba sus cosas, para salír a disfrutar del resto del día ya que era el último examen de la jornada.
Kagami rompió su lápiz de la furia y dejando su examen casi en blanco al menos media hora después, salió como tromba del aula en dirección a la primera cancha de básquet que se encontrara.
Alejaría las ansias asesinas jugando Quizá con Kise, a ese rubio le valía un comino sus calificaciones y no le diría que no a uno a uno.
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Y ahí estaba Kagami, dando vueltas en el aula como tigre enjaulado porque el profesor de historia de ha pedido que se quede unos momentos después para hablar sobre su ultimo examen.
Como demonios queria que recordara las fechas "importantes" de casi un siglo pasado. Muy a penas y recordaba su propio cumpleaños.
Además culpaba internamente al moreno por distraerlo cuando no debía. El y su mirada penetrante, su aura fuerte y que nadie lo intimidara. Ni siquiera el, y eso que se habían enfrentado en muchas cosas ganando casi y dice casi; equitativamente solo por culpa de ese maldito examen que tenia que volver a cursar.
