You're All I Need (Mötley Crüe)

Capítulo 1

Un año después

Estaba que me dormía sobre el pupitre. Miraba a mi costado a Lucy que me hablaba de algo que no entendía demasiado bien hasta que llegó la profesora. No debí haberme quedado hasta mitad de la noche viendo películas, peor aún es que mamá no me dejara faltar ni un solo día, tenía que guardar las faltas por si me enfermaba o ocurría algo de urgencia, "que espero jamás suceda" decía siempre que intentaba convencerla de dejarme faltar. De todos modos, jamás me enfermaba, y cuando llovía me hacía asistir de todos modos, porque estaba el autobús escolar, ella o mi padre para llevarme a clases. La profesora Brenson entró al salón, saludó a todos y dio las primeras indicaciones. Antes de que dijera la primera palabra para comenzar la clase, la puerta volvió a abrirse. Todos quedaron callados y Brenson se puso tensa, él se acercó y le dijo:

—Disculpe, ¿profesora Brenson? —ella lo miró y asintió —Nikki Sixx. Hoy me incorporo a sus clases.

—Sé quien es, señor Sixx. Tome asiento —dijo con mucha frialdad y ella no solía ser así. Caminó entre la fila donde yo estaba sentada y la de mi derecha. Todos lo seguíamos con la mirada y se sentó delante de mi.

Algunas lo miraban y cuchicheaban, pero él restaba importancia por completo a su alrededor. Tenía un perfume delicioso y un cabello muy llamativamente largo. ¿Qué chico en pleno siglo XXI tenía un cabello de semejante largor? No lo sabía, o si, Nikki Sixx. Antes de la siguiente clase, en los casilleros, Vince llegó y acorraló a Lucy como era su habitual costumbre, para besarla tan apasionadamente que verlos besarse de esa manera, me cortaba la respiración pero a la vez me daban arcadas.
—Hola, Dap —me saludó.
—Hola, Vince.
—Oigan, ¿supieron que hay un asesino en el colegio? —ambas nos prendimos de sus palabras y lo miramos interesadas.
—¿Un asesino? —preguntó Lucy— ¿En esta preparatoria? No lo creo.
—Si. Oigan, de verdad. Es un tipo alto, cabello oscuro. Creo que se llama Nikki, Nicko, no lo sé, no lo escuché nombrar bien.
Mi amiga y yo nos miramos anonadadas y quedamos estupefactas al escuchar las locuras de Vince.
—¿Nikki Sixx?
—Eso. Si. Dicen que iba al Venice. ¿Recuerdan a Macy Jones?
—No —dijimos ambas.
—Ok —rodó los ojos mientras resoplaba.— Era una estudiante de ese colegio también. Él y Macy estudiaban juntos y fueron novios durante un tiempo. Dicen que ella lo dejó para salir con otro chico, él enloqueció y decidió que era una genial idea matarla.
—¿Genial idea? —dije extrañada y comenzamos a caminar por el pasillo hacia nuestra próxima clase.
—Es un decir. Ya sabes... "mía o de nadie".
Esa frase siempre me generó escalofríos. Siempre tuve miedo a conocer a alguien que fuese posesivo, que no me dejara ver ni siquiera la luz del sol si no estaba con él o por el simple hecho de que fuese muy celoso. Quería a alguien como Vince, que a pesar de que no era mi tipo de chico, sabía apartar que era muy detallista y cuidaba de Lucy como nadie. Los padres de mi amiga lo amaban. Yo quería a alguien así para mi. En la clase de física, que era donde más sobraban lugares, Nikki se sentó al fondo. Al entrar el profesor le dijo que se sentara dos lugares más adelante, tenía un toc con ver gente desacomodada y eso pareció molestarlo porque de mala gana tomó sus cosas y se movió a donde le indicaron. Lo observaba cada tanto. Me parecía un chico muy solitario, al que posiblemente todo le molestara, o quizás era por lo que nos había contado Vince y se apartaba de todo el mundo para que no lo interrogaran acerca de Macy. Era bueno para resolver los problemas de física y ejemplificar todo lo que decía el profesor. Todo el curso se callaba cuando él hablaba, demostraba que era inteligente. Si estaba libre era porque supo como evitar ser culpado por asesinato, en caso de que lo haberlo cometido. Al ir a almorzar, Vince y Lucy no dejaban de besarse. Terminé comiendo todas sus papas fritas y hasta bebiéndome de su jugo de peras que amaba, creo que no se dio cuenta o yo no le presté atención a su reclamo porque enfoqué mi atención en Sixx a quien los del equipo de baseball, cada uno que pasaba, algo le decía cerca del oído. Uno de ellos hasta pegó un manotazo tirándole el jugo al suelo. Nikki permaneció sentado, sin mover el más mínimo músculo. Admiré eso, otro en su lugar les hubiera roto la cara, aunque también sentí pena por él. Una vez, en primaria, a un niño que a penas tenía para su almuerzo, el más abusivo de toda la escuela, se lo tiró encima. El pobre lloraba porque no le dio tiempo a desayunar en su casa y tenía hambre pero ya no tenía dinero. Una maestra tuvo que comprarle un sanwdich y un jugo para que sobrellevara el día. Recordé eso y pensé en que quizás Nikki no tendría más dinero y pues, tendría que tomar agua de los bebederos mientras masticaba rabia por no poder hacer nada. Al terminar las clases, estaba esperando a mi madre. Lucy siempre se iba con Vince en su auto, y como era un viejo deportivo, no iba a ir sentada en las piernas de mi amiga, así que me quedaba a esperar casi siempre. Nikki salió del edificio y miró a todos lados. Yo lo miré a penas pero cambié la dirección de mi vista de inmediato. No dejaba de pensar en lo que el tonto novio de mi amiga había dicho.

—Oye —lo escuché. —Oye... te estoy hablando a tí.
Cuando volteé, en efecto, estaba dirigiéndose a mi persona.
—¿Tienes dos dólares? —me pareció un sinvergüenza, porque ni siquiera se sabía mi nombre, no habíamos hablado en todo el día y ya estaba pidiéndome dinero prestado.
—¿Disculpa?
—Si, te disculpo. ¿Traes dinero? —si lo primero era un chiste, era muy viejo.
—No lo sé.
—Oye... no es por nada, pero creo que te sobró del almuerzo. Los de baseball me lo tiraron, ¿puedes o quieres prestarme dos dólares? Muero de hambre y no pienso volver a casa aún.

Me quedé boquiabierta porque no podía creer que estuviese vigilando mis movimientos. Saqué dinero de mi bolsillo, no tenía idea de cuanto era y lo extendí hacia él.
—No importa si no me lo devuelves —dije mientras temblaba—. No quiero que me mates.

Su mirada se tornó opaca y su rostro denotó tristeza. Lo tomó y sacó solo los dos dólares que necesitaba.

—Importa si no te los devuelvo —dijo en voz apenas audible— Las deudas nos hacen perder amigos.

Tras guardar el dinero se fue caminando y me sentí la peor estúpida del mundo. No sabía su historia con Macy ni que tan cierta era, qué papel tuvo realmente ni como ocurrió el crimen, pero supe que había tocado la fibra sensible de Nikki cuando él solo me estaba pidiendo dinero prestado para poder comer.