Te odio.

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Dallas.

No, no y no.

- Ya quisieras tu que yo haga tus tonterías. - Mencione con enojo.

Vaya Ginger, obviamente voy a ir en calzoncillos a clases, claro clar.

- Tu harías todo lo que yo dijese, simplemente porque soy yo. - Aseguró en ese típico ton suyo, en este tono el cual si deseas negarte estas obligado a hacerlo.

- ¿Todo bien en casa amiguita? - Pregunte rodando mis ojos.

No haría el ridículo en esta institución solo como una forma de disculparme por todos mis errores, soy guapo. Más no estúpido.

- A puesto que Cameron si querrá ayudarme, adiós. - Maldita sea.

Deje que ella siguiera a su paso, tarde o temprano llegaría de nuevo a mi y esta vez yo diría que si.

*

Por eso es que ando soltero. Resulta que la "hermosa" Ginger, decidió pedirle ayuda a Cameron para llenar de ketchup la habitación de Evan, como una forma de venganza hacia ella.

Claro eso no tiene repercusión en este pecho, pero la hija de su mamá decidió incluir también las sobras de aquella salsa en mi cama, así que la venganza se sirve en un plato bien frío.

- El día en que tu y yo nos llevemos bien, ese día lloverá yogurt. - Tomé la sábana entre mis brazos e intenté limpiar todo rastro de ketchup que tuviera.

¿Por qué no mejor puso agua y ya?

- Me da asco el yogurt, como tu existencia. Pero como dice una amiga querida de mi corazón "te tolero".

Mire a mi alrededor y guarde silencio, quería por una vez que ella y yo nos lleváramos bien. Pero no, si quiere una tercera guerra mundial, pues la tendrá.

- Quiero que limpies mis cosas y le des una disculpa a Ginger. - Aclame bajo la imponencia, estaba harto de sus juegos inútiles, un día me llevo bien contigo y el otro no. Dejaré la habitación para ver si consigo un pedacito de paz de una vez por todas.

- ¿Y a ti que mosca te picó amiguito? - Preguntó en ese tono infantiloide, gracioso y aunque me cueste admitirlo, tierno.

Arrojé fuertemente las sábanas a algún del cuarto y me crucé de brazos, - No será siempre como tu digas, estoy harto de que todo sea como tu quieras, así que oficialmente dejo esta habitación. - Espere golpes, patadas, gritos por su parte pero no.

Más que eso recibí un:

- Ahí te ves, cierra fuerte cuando te vayas. - Bueno, lo has arruinado Dallas.

Tenía tres opciones:

Número uno, pedirle disculpas a Ginger por decidir dejar nuestro cuarto y decirle que quería volver.

Número dos, hablar con algún administrativo para que me asignaran otro cuarto y persona con que compartir mi asombrosa y fabulosa vida como el ex-chico popular que derrite cualquier chica al instante.

Digo ex, porque claramente la idiota de Ginger me ha quitado el lugar dándome a conocer como el que no rompe reglas, algo así como el virgen del instituto.

Y número tres, quedarme con Evan y Emily. Ah claro, existe Thomas pero el anda de vacaciones, ¿cómo? No lo sé, dímelo tú.

Así que desde mi sabiduría cósmica escogí la más obvia, fuí a la fiesta que organizó Ginger para celebrar que tenía la habitación para sí sola.

Lleve mi dignidad en alto, pero lo que me encontré no fue nada bonito. Nah, que va. Fue magnífico.

Nadie fue a su fiesta, allí estaba ella sola embriagandose como si no hubiese un mañana. Se llama Karma cariño y tu lo pagaste por comportarte como una perra.

Avancé conforme ella no miraba y me dispuse sentarme a su lado, pobre Gigi. Sola como las mazmorras en navidad, no se que coño es una mazmorra pero rimó.

- ¡Volviste! - Pude ver que su rimel estaba bastante corrido, ¿se la habrá pasado llorando?

Como no, todo gira a mi alrededor.

- Lo sé, soy inevitable. - Sonreí de lado y pude ver como ella me daba la espalda.

Mujeres, se necesitan ocho biblias para entenderlas.

- Y yo te odio - Siempre tengo razón.

- Mira, en realidad no quiero continuar la guerra. Vivimos destrozandonos el uno al otro, aliando personas para nuestras peleas, la verdad solo quiero llegar y que estemos bien. Saber que tengo una amiga y no una contrincante durmiendo a mi lado. - Olía muchísimo a alcohol, esta mujer iba a ser hombre pero la cambiaron antes de que se dieran cuenta.

- Quiero un novio, no todo es posible en esta vida. - Acaricie su cabello suavemente mientras ella se dejaba ir por el suave tacto de mi roce hacia su cabello.

- Yo puedo serlo, si tu quieres. - Note como giro su cabeza drásticamente hacia donde yo me encontraba y esbozo una sonrisa.

- Me gustas más como contrincante la verdad.

- A mi me gustas más cerrando el pico, idiota.

- No me digas idiota.

- Vale.

- Te odio.

- Me amas.

Su anatomía se posicionó rápidamente a merced de mi cuerpo y visualicé como ella susurraba en mi oído. - Hagamos el amor y no la guerra.

No es necesario que me odien pelusas, lamento no haber vuelto. Situaciones de la loca vida, disfruten, comenten, voten, ámense los unos a los otros.

Mentiras, pero espero disfruten, nos leemos luego.

Ba-Bai.








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