maneki neko

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Tanto Wonwoo como Mingyu poseen un incondicional amor por los gatos, estos felinos de vez en cuando muy amargados pero preciosos, sinceramente los aman un montón, es como una debilidad de ambos.

Mingyu tiene una gata preciosa a la que al parecer no le cae muy bien Wonwoo, y en cuanto a este, pues él mismo tiene dos allá en su casa de la infancia, un pequeñín muy especial y una gata con un nombre bastante cuestionable.

Los gatos son unas de las tantas cosas en común que los unen, y como todas y cada una de esas cosas, es muy muy importante. Como la sonrisa que se le planta a Wonwoo en el rostro cada vez que recibe un video de esa gatita de pelaje negro que le pertenece a Mingyu (aunque probablemente en esa relación sea Mingyu quien le pertenece a la gata). Es que Wonwoo es capaz de decir que ya le conoce hasta la mirada, sabe que juzga bastante a su amo, es que este le gusta molestarla un poco demasiado.

Los maullidos nunca faltan en medio de sus llamadas, es que la gatita reclama esa atención que Wonwoo roba, ¡le roba la atención de su amo! puede que entonces de esta forma a Wonwoo se le haga más fácil el comprender el porqué no le cae bien a la gatita de ojitos que juzgan fríamente.

Wonwoo le quiere mucho aunque aún no la acaricie, aunque aún no la vea en persona y Wonwoo le perdona por adelantado si le rasguña uno poquito. A la gatita de los ojos de su amor, le perdonará lo que sea.

—Me encanta como maulla —se encontraba diciéndole una noche a Mingyu luego de escuchar a su gata—, de verdad me gusta mucho —recalca y le da por recrear el maullido.

Mingyu ríe tiernamente y con su vocecita que coloca más tierna de lo normal se encarga de pedirle muchas veces a Wonwoo que vuelva a maullar de esa forma y Wonwoo sabe que no lo puede ver pero que de cierta forma se da cuenta de que está sonrojado y le divierte y también está consciente de que de verdad le gustó el maullido por eso se concentra y lo vuelve a hacer solo para Mingyu, su Mingyu medio gato.

Hasta lo fantasea de esa forma híbrida, pero vamos a guardarle el secreto a Wonwoo sobre eso.

Gatos, gatos, gatos.

¿Será otra forma que tiene el destino de decirles que crean un poco más en él y en la suerte?

Porque Wonwoo se sintió el más suertudo de hasta poder conocer aquel piso con la gata gorda y hermosa, se sintió suertudo de perder apropósito el tren y de obtener rasguños nuevos, de poder dormir con Mingyu en la minúscula pero cómoda cama que le dio descanso por tres meses, tres meses que recordarán ambos durante nueve vidas.

Y ojalá se traspasara por nueve vidas esa polaroid con un gato del que no saben el nombre, refugiado en un corazón verde y muy frío en el medio de una ciudad, la nueva ciudad de Wonwoo y por la que besó en cada rincón a Mingyu.

Pero ojalá en las nueve vidas de ese gato y el resto que conocieron en sitio que no sólo debía llamarse "Jardín Botánico" sino "Jardín Botánico y de gatitos", ojalá en las nueve vidas de todos esos gatos se quede el recuerdo de aquellos que les compraron más comida aún cuando notaron que ya les ponían un montón, ojalá les quede el recuerdo de aquellos que amaron y se aman como si su amor fuera a durar nueve vida enteras.

Ojalá ellos sean medio japoneses, medio gatos de la suerte y sepan que lo que vieron con sus ojos es lo que de verdad quedará durante nueve vidas.

Y que así sea, piensa Wonwoo mientras apaga su móvil después de estar viendo durante 10 minutos una foto de Mingyu y aquella gata gorda que ya no está, pero que les conoció el amor.

木枯らし (kogarashi)  ; meanie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora