🎀 2 🎀

887 63 11
                                    

Su subconsciente la hizo despertar, abrió lentamente sus ojos, aún se sentía cansada, se movió un poco y notó que Meliodas ya no estaba a su lado, se sentó sobresaltada lo buscó con la mirada en la recámara y no lo encontró.

Se puso de pie y busco su uniforme, se vistió rápido y al acercarse a la ventana pudo encontrarlo afuera junto a los pecados capitales.

Suspiró aliviada, creyó que no lo vería una última vez.

Salió de la recámara no sin ver una última vez aquel cuarto que compartió con su rubio.

Sonrió y cerró la puerta.

Camino lentamente por las escaleras veía cada detalle, seria la última vez que ella estuviera ahí.

Llegó a la planta baja, donde estaba la barra y las mesas.

Recordó algunos momentos vividos junto a los pecados capitales.

Una lágrima cayó inevitablemente sobre su mejilla.
Se limpio rápido, y salió del bar.

Se reunió pronto con todos, el sol estaba por salir ya.

Tomó la mano de Meliodas y le dedicó una dulce sonrisa, tan dulce como sólo ella podía hacerlo.

Meliodas le devolvió la sonrisa y entrelazó más fuerte sus manos.

-Merlin me gustaría despedirme de mi padre pero creo no me será posible.-

Meliodas la miró confundido. ¿Porqué su hermosa princesa debía despedirse?

-¿Para que harías eso Elizabeth?-

Ella le sonrió y le depositó un suave beso en los labios.

-Lo siento, yo también debo seguir mi destino Meliodas.-

Su mirada esmeralda se volvió afligida y preocupante.

-Elizabeth ¿De qué hablas?-

Los rayos solares comenzaron a salir, el momento llegaba.

El rubio se puso frente a ella y una lágrima cayó.

-Cumpli mi promesa contigo Elizabeth, aunque tuviste que esperar por tres mil años, pero no me arrepiento de nada, te ame en tus 107 vidas y te amaré siempre.-

Elizabeth asintió.

-Tambien te amaré siempre Meliodas.-

Con un beso tierno y lleno de amor se despedían, conforme los rayos del sol tocaban el rostro de los presentes en ese lugar.

Cuando se separaron de aquel beso Meliodas sorprendido veía como Elizabeth sufría su transformación.

Sus alas salieron pero a comparación de los dos pares de alas tenía ahora 4.

-¡Elizabeth tú!-

-Si, sere la nueva Deidad suprema.-
Respondió tranquila.

El desaparecía lentamente, la mitad de su cuerpo ya había desaparecido

-¡Por todo lo que hemos pasado en esta guerra y en la pasada, juro que no volverá a repetirse! ¡Aquí y ahora como la nueva Deidad suprema lo prometo!-

Elizabeth alzó su mano derecha haciendo una señal hacia el cielo.

Harlequin la imito, al igual que Diane y Merlín, quienes eran los que tenían más poder en ese momento.

Le quedaba solo su rostro a Meliodas, el sonrió tranquilo y miro a Elizabeth elevarse hacia el cielo.

-Seras una excelente gobernante mi amada Elizabeth.-

* El cielo en tu Mirada *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora