🎀 13 🎀

482 40 0
                                    

Después de aquel beso Meliodas no volvió a soltar la mano de Elizabeth, estaban siempre juntos y felices.

Para molestia de muchos ya que Meliodas era muy popular entre las chicas al igual que Elizabeth entre los chicos.

Pero para algunos otros eran la pareja perfecta, Diane y Elaine las amigas muy cercanas a Elizabeth estaban felices por ellos, sabían que Elizabeth se enamoró a primera vista de Meliodas desde el primer día de clases.

A pesar de que Meliodas siempre la cuido y protegió ella comenzó a defenderse sola incluso estuvo involucrada en una pequeña pelea contra Zaneli, la cual tuvo consecuencias pues la madre de Elizabeth tuvo que ir a la escuela por el reporte que su hija tenía.

La madre de Elizabeth era una señora de cabellera castaña clara, grandes pechos y ojos azules como los de Elizabeth.

Cuando la directora le comento lo sucedido ella no podía creer que su hija siguió el juego de aquella otra pelirroja.

-Estoy de acuerdo en que le impongan un castigo, pero si es a mi hija que sea a la otra pelirroja también, no solo ella está involucrada en esto.-

Comentó muy firme y segura la madre de la peliplata.

La directora aceptó la opinión, luego ambas salieron de la dirección y camino a su aula su madre le seguía reprimiendo el porqué le siguió el juego a aquella chica pelirroja.

Elizabeth prometió no volver a hacer algo parecido.

Cuando su mamá se fue, entró a su aula a seguir con sus clases normales.

A la salida ella y Zaneli tenían que cumplir su castigo, limpiar los salones.

Elizabeth no tenía opción, esperaba en su asiento a que todos se fueran para que comenzará a limpiar.

Meliodas la esperaba abajo pero al ver que tardaba subió por ella, en el camino Diane y Elaine le comentaron que ella estaba castigada y que debería quedarse a limpiar.

Aún así el subió y la encontró saliendo del cuarto del conserje con escobas y trapeadores, pero traía varios en la mano que soltó algunos y resbaló.

Meliodas como buen caballero la ayudó como siempre y llevó las cosas hasta el aula donde limpiaria.

-Meliodas siempre me ayudas.-

Comentaba feliz mientras lo abrazaba fuerte y caminaba con el hasta el aula.

-Siempre lo haré Elizabeth.-

Contestó con un sonrisa sincera.

Ella le devolvió la sonrisa y lo detuvo para darle un tierno y rápido beso.

-Ey Meliodas, somos n..-

No terminó de articular la frase ya que su timidez la dominó.

-¿Novios? ¿Es obvio no? Si ambos nos gustamos y queremos debemos estar juntos, ¿Prefieres que te lo pregunté formalmente?-

Elizabeth se sonrojo aún más, Meliodas entendía perfecto lo que ella estaba pensando, si le gustaría que el le preguntará formalmente pero eran otro tiempos.

-¡Oh no! Esta bien así, con que ambos sepamos que estamos juntos, lo demás no importa-

Respondió aún sonrojada con una gran sonrisa.

Meliodas nuevamente la besó, ésta vez era un beso algo más apasionado.

El rubio comenzó a jugar con la lengua de su ahora novia, la cual inexpertamente le seguía los movimientos.

* El cielo en tu Mirada *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora