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Gelda al tenerlo cerca le lanzó una bofetada tan fuerte que fue a estrellarse a un árbol y lo derribó al instante.

Drake no pudo levantarse ya que Gelda lo tomo del brazo y lo acerco hasta Zeldris, Meliodas y Elizabeth.

-¡Me dirás ahora mismo que pretendes con todo lo que estás haciendo con los humanos!-

El supo que ya lo había descubierto, aún le dolía su rostro, su madre jamás le había pegado así, no quería alzar su mirada, no sabía cómo enfrentar su enojo en esa situacion en la que estaba, sabía que Meliodas era muy poderoso tanto que podía matarlo en segundos, pero la chica junto a él era más poderosa aún, solo que ella emanaba otro tipo de magia, una magia tan pura y blanca que lo había cautivado completamente.

-¿Y bien?-
Preguntó nuevamente Gelda mientras lo jalaba del cabello y lo hacía alzar su cara.

-¡Lo lamento madre! ¡Auch! ¡Duele! ¡Duele!-
Se quejaba mientras Gelda no lo soltaba.

-Que bueno que te duela, pero ahora mismo buscaras una solución a esto o te vas a enfrentar a la furia del rey Demonio y de la Deidad suprema.-

Gelda seguia bastante enojada.

Drake miro a Meliodas, el era su tío el Rey lo sabía, entonces junto a él esa chica tan linda ¿Era la Deidad? ¿La que puede acabar con todos los demonios si ella quisiera?

No respondió, mientras su madre seguía tomándolo del cabello el solo podía ver a la dulce chica de ojos dorados y grandes pechos que estaba frente a él.
Por unos segundos sintió la mirada llena de rabia de su tío y su padre y nuevamente bajó la mirada.

-Gelda tranquila, hemos venido a buscar una solución, y si el coopera con nosotros, todo será más fácil.-

El escuchar la dulce voz de esa mujer hizo sentir un vuelco en su corazón frío, algo muy extraño.

Miro a Elizabeth y un leve sonrojo se apoderó de él.

-¿Qué harás para solucionar esto Drake?-
Preguntó Meliodas para que éste desviará su mirada de Elizabeth.

-¡Lo que sea! Pero que mi mamá me suelte ya por favor.-
Pidió suplicando pues ella aún lo mantenía agarrado de los cabellos.

Gelda lo soltó, pero se mantuvo detrás de él.

Drake se masajeaba su cabeza, eso de verdad le dolió, cuando sintió alguien frente a él agachado, alzó su rostro encontrándose con aquella chica de ojos dorados.

-Soy Elizabeth la Deidad suprema, la manera de ayudarnos es deshacernos de todos lo neófitos, pero para eso debes decirnos a quien fue al primero que convertiste.-

El estaba maravillado ante la amabilidad de la chica, aún sabiendo que el es el causante de todo ese problema ella lo estaba tratando con amabilidad.

-Es, cerca de aquí.-
Contestó algo tímido.

Elizabeth se puso de pie.

-Bueno, nos dividiremos, nuestro objetivo es claro, desaparecer a todos, no duden en exterminarlos.-

Todos ahí presentes asintieron con la cabeza la orden de Elizabeth.

-Gelda tu quédate con la pequeña, nosotros nos encargamos.-
Sugirió Zeldris mientras se acercaba a ella y trataba de calmarla, pues seguía molesta.

Drake se puso de pie mientras seguía siendo regañado por sus padres. Elizabeth veía a lo lejos esa escena y sonrió nostalgica.

-Me pregunto Meliodas, si tuviéramos hijos, ¿Como serian?-

* El cielo en tu Mirada *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora