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Meliodas llegaba junto a Elizabeth al territorio de las diosas, Ryuodoshiel y sus demás arcángeles de la corte personal de ella habían presentido la magia demoníaca de Meliodas acercarse, cuando él estuvo ya cerca de ahí ellos los esperaban en la entrada.

-¿Que le pasó a la Deidad suprema?-

Preguntó Ryuodoshiel al estar frente a Meliodas.

-Tranquilo, no me pasó nada, solo estoy algo cansada.-

Respondió seguidamente Elizabeth aún en brazos de su rubio.

Ryuodoshiel solo asintió, Meliodas la soltó y ella le sonrió dulcemente.

-Gracias Meliodas.-

Meliodas le devolvió la sonrisa y se alejó rápido de esos territorios.

Elizabeth entró a su palacio con la ayuda de sus arcángeles.

La llevaron hasta su habitación y la recostaron con cuidado en su cama.

Elizabeth comenzaba a sentirse mejor, solo necesitaba reposo, pero aún quedaba mucho por hacer en la noche, pero ya que los vampiros no solían salir de día, era la oportunidad de los arcángeles de contraatacar.

-Ryudoshiel, Sariel, Tamiel, Elatte, se preguntarán porque estuve fuera toda la noche.-

Los cuatro ahí presentes asintieron

-Hubo un problema con vampiros, Meliodas y yo nos dedicamos a exterminarlos con ayuda de algunos demonios.  Pero aún deben quedar algunos por ahí. Elatte ve con Sariel a la parte norte de Liones, y Tamiel ve con Mael al sur. Asegúrense de que no quede alguno suelto.-

Todos asintieron las órdenes de la Deidad, luego de que les explicará que los humanos que no recuerden nada era porque ya ha habían sido salvados por ella y Meliodas en la noche.

Ryuodoshiel quedo a solas con la Deidad en su habitación.

-Tu encargate del palacio que todo esté en orden, solo necesito descansar un poco.-

Ryuodoshiel asintió y salió de la habitación dejándola a solas.

Caía el atardecer y Elizabeth ya estaba en los alrededores de su palacio, se aseguraba de que todo estuviera bien, los arcángeles que había mandado llegaban ya y se dirigió al salón principal a escuchar lo que hicieron

-Resulto que aún quedaba un par sueltos Deidad, pero gracias a Mael logramos ubicarlos y exterminarlos, creemos que aún quedan algunos, pero no podemos ubicarlos, parece que uno de ellos tiene a un escudo de su lado.-

-¿Un escudo? Creo que necesitaré ayuda extra.-

Comentó muy pensativa Elizabeth, ya que un escudo vampiro era capaz de proteger la presencia de todos los de su especie a su alrededor y así evitar que los encuentren.

Elizabeth agradeció a todos su trabajo, pidió que Mael y Elatte la siguieran, aún había trabajo que hacer.

Bajaron a la tierra y se dirigieron al bosque del rey Hada. Harlequin ya sabía que ella llegaría, y espero su encuentro en la entrada del bosque.

-¡Hola Harlequin!-
Saludo alegre Elizabeth mientras descendía a su altura de él.

-Deidad Suprema ¿A qué se debe su agradable presencia?-

-Necesito de tu ayuda para localizar a unos neófitos.-

-¿Neófitos? ¿Acaso los vampiros son los que han estado atacando a los humanos?-

* El cielo en tu Mirada *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora