Solo si tú quieres. ~Hinny/Hanny~

7. Un paseo extraño. (1/3)

POV Harry.

La pelirroja lo agarró y salieron fuera con unas sonrisas enormes. Entonces me acordé.

— ¿Ginny? — esperó a que ella lo mirara, curiosa. — ¿De qué hablabas con Herms? Se te veía un tanto incómoda.

Ella se sonrojó furiosamente, hasta la raíz, de un rojo encendido. No entendí el porqué.

— No era nada Harry. Herms y sus sospechas y preguntas extrañas — respondió con la mirada al frente y un tanto colorada.

Me estaba dando cuenta de por donde iban los tiros. Iba a matar a Hermione.

— Vale, ya no hace falta que lo digas. Creo que ya sé de que iba. — y me sonrojé, ella se sonrojó. Todos nos sonrojamos.

— ¡Vamos ya, parejita! ¡Qué no hace falta que pongáis esas caras, que no os hemos pillado enrollándoos ni nada!— Hermione acababa de salir por la puerta y, viéndolos, decidió jugársela.

Ron y yo la mirábamos de tal forma que parecía nuestra enemiga, y que no podíamos esperar a colgarla del cuello de la pared con una soga y bailar a lo indio debajo de ella. Ginny solo sonrió. Imagino que debía estar imaginando la cara que Ron pondría porque, al instante, soltó una carcajada enorme, y yo, al verla feliz, aunque fuera a costa mía, no pude evitar sonreír como un tonto enamorado y quedársela mirando. Esto no pasó desapercibido para Hermione.

— ¡Anda, vámonos ya, Ron, antes de que se coman a besos y nos traumemos! —río Herms y Ginny la acompañó. Ron miró a Hermione, de manera extraña, al parecer de su amigo, y luego sonrió.
Seguramente pensando que estaba loca.

Hermione y Ginny emprendieron el paseo y se nos adelantaron a Ron y a mí. Hablando de Merlín sabe qué.

Nosotros fuimos detrás y empezamos a hablar de quiddich, de quiddich, y..., ah, también de quiddich. Hasta que Harry se decidió a preguntarle a su amigo lo que llevaba varios días pensando.

— Oye, Ron. — pregunté algo incómodo, pero este era en momento perfecto para hacerlo.

— ¿Si? ¿Tienes otra nueva táctica de quiddich? - dijo, aunque agradecí que no me mirara, eso lo haría más fácil.

— No, Ron, no. También podemos hablar de otras cosas que no sean quiddich como... no sé, como... — no sabía expresarme bien en este momento y con esta conversación.

— ¿Como qué? ¿Quieres hablar de Hogwarts, de los estudios, de...? — y se sonrojó. Supe que había dado en el clavo, se notaba en su cara.

— Chicas, sí.

— No sé, Harry. ¿Tiene que ser ahora? — dijo mirando con preocupación a las chicas, que iban unos tres metros por delante, pero sin perderse ni una sola de sus palabras y bastante interesadas en las respuestas de los chicos. Supe que Ron me escondía algo en ese momento. Nos retrasamos unos metros, Ron a regañadientes, hasta quedar lejos del alcance de los agudos oídos de las chicas.

— Si, Ron, ahora, ¡ya! Yo solo te recuerdo que nos quedan más o menos una hora y media o dos, depende de nuestro ritmo, y que si yo no te lo saco, lo hará Ginny, o mejor, Herms lo hará.

— ¡No, por favor, no llames a Hermione!

— ¿Qué onda llevas con ella? ¿Ya se enrollaron? Digo, para estar lejos de vosotros o explotaréis en cualquier momento y me traumaré. — respondí yo, sonriendo con malicia.

— ¿De qué hablas? — dijo Ron confundido.

— Siento darte la noticia, amigo, pero la tensión sexual entre vosotros es alta en este momento. Ron, de verdad, si no lo ves, estás más ciego que yo. Herms coquetea contigo todo el tiempo. Y tú con ella. No me imagino como seria tenerla y tratarla como a una hermana sabiendo que pasas todo el día pensando en ella, en que estás enamorado y en meterle mano en cuanto tengas la oportunidad.