La tienda recién cerraba sus puertas, el personal se encargaba de la limpieza antes de retirarse cada quien a su hogar, todos excepto una persona.
Zack tenía los brazos sobre la barra y una de sus manos sosteniendo su mentón. A pesar de que cualquiera diría que lucía como todo un pensador, la realidad es que no pensaba más que en la aburrida rutina que le esperaba después del trabajo.
Las personas pasaban de un lado a otro, era tan común verlo que no les daba la debida importancia. Ninguno de ellos se le acercaba, a menos que tuvieran un buen motivo. Pero de entre todos, siempre estaba la excepción.
Pronto, el azabache regresó a la realidad de la que se había distanciado al sentirse observado. Su cara expresó la clara emoción de fastidio y luego suspiró.
–¿Y ahora qué quieres?
Ray lo observaba atenta sin decir palabra, pero el peso de esos luceros azulinos era algo que impactaría a cualquiera, de alguna u otra forma.
No le dirigiría la mirada, simplemente sabía que la niña estaba ahí. Su cuerpo temblaba con tan solo tenerla cerca, era algo que le parecía extraño, pero se lo atribuía a lo inquietante que era ella.
–Zack...
–¿Qué? Mocosa.
–¿Ya lo has aceptado? – preguntó con calma.
–¿De qué hablas? – la miró sin comprender.
–Que eres mío. – dio un paso.
El chico rodó los ojos queriendo arrancarse los cabellos, pero no, no lo haría. Tan sólo tomó un vaso de cristal y decidió servirse un poco de agua.
–¿Otra vez con eso? Dame un respiro, ¿Quieres?
–Puedo darte respiración de boca a boca si lo deseas.
–N...No. – Zack se dio la vuelta y llenó el vaso con agua fresca. Su cara estaba ruborizada bajo las vendas.
De nuevo el apacible silencio se presentó para alivio del mayor. De continuar con el acoso constante de esa niña, se volvería loco.
–Zack.
–Demonios, ¿qué quieres? – replicó, tomando un sorbo más del vaso.
–Quiero ser tu mujer, hazme tuya. – dijo, desabrochando uno de los botones de su uniforme.
El agua salió disparada de los labios de él, su cara se tornó tan roja como la sangre, tanto que incluso se notaba en las partes sin vendar.
–¡Detente! ¿En qué carajo estás pensando?
La detuvo, impidiendo que se desnudara en pleno negocio y con alguno que otro trabajador que estaba cerca de ahí.
–Quiero ser tuya, tanto como tú eres mío.
–¡Deja de decir esa mierda! ¿Acaso no sabes que ni siquiera eres legal?
Rachel pareció comprenderlo por unos momentos, así que se tornó pensativa.
–Entonces...
–¿Eh? – el mayor hubiera querido que todo terminara con el argumento de la legalidad, pero...
–Cuando sea legal, ¿me harás tuya? – Ray lo tomó de la corbata y lo acercó lo más posible a su rostro.
–¿Qué le enseñan a esta niña en su casa?
–¡Falta mucho para eso! – se apartó.
Su respiración era agitada y su corazón latía acelerado, la imagen de la pequeña niña con algunos años de más se apoderaron de su mente y eso lo empeoraba todo.
–Eso es un sí.
Zack la miró confundido hasta caer en la cuenta de lo que sus palabras dieron a entender.
–¡No!, no creas que yo quise decir...
–Lo esperaré ansiosa. – sonrió, dándose la vuelta hasta desaparecer en la cocina.
El azabache parpadeó un par de veces sin saber cómo demonios habían llegado las cosas a tanto.
–Terminaré en prisión por culpa de esta niña... ¡MIERDA!

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Angels Of Coffee
FanfictionZack es hijo adoptivo del dueño de "Angels Of Coffee" La tienda de café más famosa de la ciudad. Después que su padre lo obligara a trabajar en la tienda, conoce a Rachel Gardner. Una chica de trece años que dice estar enamorada de él, ¿El problema...