Era un caluroso día de verano, perfecto para ir a la playa, disfrutar del sol, arena, bebidas refrescantes y una buena comida para acompañar. Pero no, en lugar de eso se encontraba en la bendita tienda, muriendo de calor, pues el clima se había descompuesto.
–Esto es una mierda.
Las vendas de su rostro estaban empapadas y ni qué decir las que cubrían su torso. Se había remangado la camisa, pero eso no lo refrescaba lo suficiente.
Su mirada se paseó por la tienda entera, tratando de ignorar la sensación de estarse asando bajo la ropa. Pronto sus peculiares ojos se detuvieron en una chica, o más bien, en una niña... ESA niña.
–¿Ha?
Rachel se había amarrado su cabello en una coleta, no llevaba la boina del uniforme y podría jurar que tenía un par de botones de su camisa desabrochados.
–¿Eh? – su cara enrojeció, pero ya no era debido al calor.
–¿En qué momento me volví tan observador, como para notar el detalle de los botones?
Bajó su mirada apenado y trató de darse aire a sí mismo con la boina. Necesitaba tomar las cosas en frío, pero la temperatura no ayudaba en nada. Inevitablemente la buscó otra vez.
Esta vez la observó con más detalle, el que tuviera su cabello amarrado dejaba expuesto su cuello, juraría que su piel era más clara en ese lugar, hasta que...
–¡NO! – se abofeteó mentalmente, desviando la mirada de la pequeña. –, Ni de broma, estas alucinaciones son por el calor, sí, eso debe ser. Seguramente tengo un golpe de calor.
Tomó aire para tranquilizarse, daba gracias a que ningún cliente estuviera ahí o seguramente lo tacharía de loco.
–Calma, sólo necesitas algo refrescante. Será mejor ir por una bebida.
–Zack.
Su cuerpo se tensó al escuchar su voz, luchando contra todos sus instintos que le gritaban decir una estupidez y escapar, la miró.
–¿Qué quieres?
La cercanía le hizo ver que ella también estaba acalorada, sus mejillas ruborizadas y el brillo sensual del sudor en su cuerpo lo hicieron estremecerse.
–Respira, tranquilo. Maldita sea, ¡maldita sea!
–Luces caliente...
–¿Eh? – agradecía que hubiera calor, sólo por darle una excusa para justificar su sonrojo.
–¿Quieres? – le ofreció una gaseosa abierta.
Zack miró la lata por breves instantes antes de tomarla.
–Gracias...
Ella asintió, sin dejarlo de ver. Decir que no sospechaba de algo era mentirse a sí mismo, pero ella era una niña y no lo drogaría para secuestrarlo, ¿cierto? ¿CIERTO?
–No le pusiste nada, ¿verdad?
Ella exhaló.
–Estoy tratando de ser amable.
Aún con un par de dudas, decidió ignorarlo sólo por esa ocasión y bebió. Por fin podía sentir que se recuperaba un poco, mientras la soda refrescaba su seca garganta.
–Ah...
Justo cuando terminó de beber, se perturbó al ver la expresión que Rachel tenía en su rostro.
–Oh... Oh.
Ella estaba sonriendo, no era nada común que ella sonriera, y cuando lo hacía, siempre significaba algo malo para Zack. Ella se dio la vuelta en silencio y se retiró, no sin antes decirle un par de palabras al temeroso chico.
–¿Disfrutaste el sabor de mis labios, Zack?
–¿Q...Qué? – le tomó unos segundos caer en cuenta. Ray había bebido antes de esa lata, por eso es que estaba abierta. Lo que significaba...
–¿Un beso... indirecto?
Inmediatamente tiró el resto de la soda a la basura y corrió al baño.
–Esto no cuenta como un beso, ¡No cuenta, maldita sea! Sigo siendo alguien decente, ¡LO SOY!
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Hasta aquí el cap de hoy, gracias por leer y votar! :D

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Angels Of Coffee
FanfictionZack es hijo adoptivo del dueño de "Angels Of Coffee" La tienda de café más famosa de la ciudad. Después que su padre lo obligara a trabajar en la tienda, conoce a Rachel Gardner. Una chica de trece años que dice estar enamorada de él, ¿El problema...