El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, anunciando con ello la pronta llegada de la noche, y también, la hora de cerrar la tienda.
El día fue como cualquier otro, clientes entraban y salían por montón, el olor a café impregnado en su uniforme, meseros de aquí hacia allá.
Zack exhaló, sin molestarse en ocultar el aburrimiento.
–Pronto será hora de cerrar...
Su mirada ubicó a Rachel casi de manera inmediata y sonrió inconscientemente.
–Creo que si no fuera por ella, mis días en este lugar serían...
Su sonrisa desapareció en cuanto notó algo inusual. Ray atendía una de las tantas mesas que había por el local, pero lo que llamó su atención fue el chico que miraba de forma extraña a la niña. Por su complexión podía suponer que tenía casi la misma edad que Ray, pero el pequeño...
–Le está... ¿coqueteando?
Las palabras le supieron tan amargas sin saber el motivo, lo que lo llevó a culpar a la sorpresa, o al hecho de que eran demasiado jóvenes para pensar en algo como el amor.
–No... quizá son sólo ideas mías.
Justo cuando pensaba en ello, aquel niño tomó la mano de Rachel y le besó el dorso, algo que para los padres del pequeño resultó tierno. En ese momento, la sangre del mayor hervía, la sensación era indescriptible pero su cuerpo respondió naturalmente.
Un paso, luego dos...
–Realmente eres una niña muy bonita – elogió la madre del menor, sonriendo.
–Gracias... ¿dese...
–¿Quisieras comer un helado conmigo? – interrumpió el pequeño galán.
Ella estaba por declinar la oferta a su más puro estilo, pero...
–Ray, te necesitan en la cocina.
Era Zack, tenía una sonrisa de lado a lado, eso no era nada normal en él, lo sabía mejor que nadie.
–Pero no he escucha...
–Ray – colocó una mano en su hombro. –, En serio, te necesitan en la cocina AHORA.
La extraña sonrisa de su rostro no desapareció, dando a entender claramente que algo le sucedía.
–Yo me ocuparé aquí, ve – la empujó suavemente, alejándola de la mesa que atendía.
Ella se alejó caminando rumbo a la cocina tal y como le habían ordenado, era su idea o él estaba...
–¿Celoso?
Por otra parte, Zack se disponía a tomar la orden de aquella mesa, sobre todo la del pequeño.
–Buenas tardes, bienvenidos. ¿Qué les podemos ofrecer? – sonreía, más su aura cambió al dirigirse al niño. –, ¿Algo especial para el pequeñín?
Si alguien mencionaba que la mirada de Zack parecía estar en llamas, no estaría lejos de la realidad, ya que en sus pensamientos el pobre pequeño ardía en esas llamas.
Final del día- Hora de cerrar...
El azabache ordenaba algunas sillas, para después proceder a limpiar la barra en la que mayormente se encontraba, o al menos eso hacía hasta toparse con Rachel.
–¡Diablos! – exclamó asustado. –, ¡Te he dicho que no aparezcas así de repente!
Rachel no dijo una sola palabra, pero tenía una sonrisa genuina en su rostro.
–¿Qu...Qué pasa?
Ella lo abrazó con fuerza, tomándolo tan sorpresivamente que no pudo ocultar su sonrojo.
–Pronto serás mío, Zack – dijo, levantando su mirada hacia la de él.
–¡Ya basta con esa mierda! Yo no soy un perro como para tener dueño.
–¿Qué sucedió hace unas horas?
El cuerpo del mayor se puso tan rígido, que podría competir con una roca sin problemas.
–-¡N...No sé de qué me hablas! – intentó quitársela, pero su fuerza parecía inútil en ella, o quizás, tan sólo quizás...
–Zack... ¿Estabas celoso?
La mirada de ella denotaba emoción a pesar de la falta de expresión en su rostro.
–Yo... No... ¡Mierda!
Ella volvió a sonreír, era una sonrisa aterradora que ella sólo mostraba cuando conseguía algo, por supuesto, Zack no lo sabía.
–¿Por qu...qué me miras así?
–Sabes que soy tuya, Zack. Si te sientes celoso, reclama mi cuerpo como tuyo ahora mismo.
–¿¡QUÉ!?
Todos los colores se le subieron al rostro con esas simples palabras, Zack no sabía cómo reaccionar, estaba en grandes aprietos, esta niña era el diablo encarnado.
–No puedes engañar a tu cuerpo, me deseas, ¿verdad?
–¡Basta de esta mierda! Soy un adulto y tú una ni... – su quedó sin aliento cuando sintió como la pequeña colocaba una mano sobre sus pantalones, justo en la zona entre sus piernas.
–A este bulto de aquí no parece importarle.
Los ojos del azabache casi abandonan su cara, lo siguiente fue empujar a Rachel lejos de él y optar por la opción que le quedaba: Correr.
–Es cuestión de tiempo para que me pertenezcas, Zack – sonrió la niña, saliendo en su búsqueda.
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El karma jamás ha sido tan dulce, cierto? Gracias por leer y votar! Siento la tardanza, se me olvidó publicar el cap hace una semana :'v
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Angels Of Coffee
FanfictionZack es hijo adoptivo del dueño de "Angels Of Coffee" La tienda de café más famosa de la ciudad. Después que su padre lo obligara a trabajar en la tienda, conoce a Rachel Gardner. Una chica de trece años que dice estar enamorada de él, ¿El problema...