VII

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Hace 15 años, cuando Jun era un adolescente le confesó a su madre que sentía atracción por los hombres, a la mujer no le importó pues estaba distraída disfrutando de su nueva pareja, un hombre mayor que ella, pero que al parecer le amaba y era de una familia acomodada, en un descuido ella le contó a su pareja sobre los gustos de Myeon, no tenía mucho que se había mudado a la casa ocupando el lugar de su padre. En una maldita noche el hombre se escabulló en la habitación del menor, sorprendido Jun se quedó congelado, el hombre tapó con sus manos sus labios y luego se aseguró de que no pronunciará ninguna palabra atando un lazo en su delicada boca, sus manos las llevó por encima de su cabeza dejándolo inmóvil y expuesto, Jun sólo podía recordar aquella estantería de juguetes que le observaban mientras derramaba lagrimas con cada estocada del miembro en su interior.

En un intento de valentía le contó a su madre lo que aquel hijo de puta le había hecho, las palabras no fueron creídas por la mujer, ante la desesperación de Jun por no compartir el techo con su violador salió de casa, pero no tenía a donde ir así que llegó a un bar que buscaba chicos para espectáculos visuales, dado a la complexión de Myeon, su rostro angelical y su cuerpo varonil era la sensación del lugar, por lo que nadie le podía tocar, el dueño contrató a Chen para que le cuidará y cuando murió dejó todo a aquel que no había tenido a donde ir y gracias a su trabajo había logrado tener una casa, un auto, y pagaba por su cuenta a su guardaespaldas.

Sin duda haberle hecho pasar lo mismo que su violador le valió para que Myeon volviese a su antigua casa, JongDae fue por sus cosas y le escoltó hasta su destino lanzando a Lay una mirada desaprobatoria.

Sabía que no era lo mejor, pero salió a beber con Kris, quien aguataba bien los tragos.

-Sé que estás pasando una situación difícil, pero cuando le dispararon a Tao, en ese momento supe que no quería a nadie más en mi vida, le quería proteger por siempre, incluso si la vida no me lo permitía más, yo sólo quería cuidar de Tao.

-¿Por qué me cuentas esto? Yo estuve ahí y vi cómo no aguantaste mucho, sólo te retorcías de dolor y te desmayaste incluso si a ti no fue a quien dispararon.

Kris se levantó y atrapó el cuello de Zhang con ambas manos fingiendo que le asfixiaba mientras el contrario reía por la travesura.

-A lo que voy es que le tienes que cuidar, incluso si es imposible.

El guardaespaldas III Deliciosa rendición [LayHo]Where stories live. Discover now