Las cosas mejoraron al poco tiempo de haber regresado a vivir juntos. Después de haber pasado unas semanas sin saber muy bien qué hacer, el ansia por nosotros comenzó a revivir otra vez. Empezamos con pequeños besos, y luego, bueno, ya se imaginarán.
Todo parecía estar bien otra vez, incluso empezábamos a divertirnos y a ser cursis de nuevo, hasta que en un inesperado día mi preocupación llegó a un nivel súper estelar porque mi período llevaba atrasado dos semanas, era totalmente obvio lo que pasaba a menos de que yo lo hubiera perdido por dejar de comer, pero no era el caso. Me hice tres pruebas de embarazo a escondidas para que Kalem no se pusiera nervioso, incluso compré de diferentes marcas para estar totalmente segura y pues al final las tres dieron positivo. Así que una semana después cuando ya no podía ocultar más la ansiedad, decidí decirle a Kalem, quien ya estaba libre del todo y había terminado con la prisión para siempre, o eso esperaba yo.
—¿Kalem?
—Dime.
—Tengo que decirte algo.
—Ajá... ¿Ya vas a decirme por qué te comportas tan raro?
—Yo creo... más bien estoy segura... estoy embarazada.
Pensé que la cara de Kalem cambiaría a una de sorpresa magistral pero fue al revés, la bestia escondida en un rincón que me aterraba volvió en tan solo un segundo.
—¡¿CÓMO?!
—Pues ya recordando nuestras noches hubo una en particular...
—Sí la recuerdo, FUE TU CULPA.
—¿¿¿Qué??? A ti te había dado mucha flojera ir a comprar nuevos y dijiste que no pasaría nada, ¡pues aquí está el resultado!
—Tienes que abortar.
Estas palabras caen en mí como si fueran picos de hielo estrellándose contra mi ser y dejándome hecha una masa de huesos, órganos y piel.
—Es nuestro hijo...
—¡Es un problema del qué hay que deshacernos! Vamos, hay que ir a comprar las cosas necesarias.
—¿Estás loco? ¿Él que culpa tiene?
—Roxane, si no lo haces por la buena entonces yo mismo te lo sacaré.
—¡Estás loco! ¡Es tu bebé!
—¡ES UNA ALIMAÑA!
—¡NO! ¡¿Qué no me amabas?! ¡Él es el fruto de nuestro supuesto amor! ¿O ya no me quieres?
—Si sigues con esto ya no lo haré.
Me quedo helada, ¿qué mierdas está diciendo? Es un bebé, es mi hijo. Entonces mi mente parece aclararse y con todo el dolor de mi alma le digo:
—Saca tus cosas.
—¿Qué?
—¡Que saques tus cosas! ¡No vas a hacernos daño! ¡Lárgate!
—Si eso es lo que quieres. Ya quiero ver cómo crías a esa cosa tú sola.
—¡No le digas cosa! ¡Vete de aquí! ¡Ahora!
En cuestión de minutos Kalem ya está atravesando la puerta, ni siquiera se digna despedirse o voltearme a ver. Se va como si le hubiera quitado un gran peso de encima.
—Oh Davina, ¡por favor vuelve! Necesito tu ayuda mas que nunca. —digo para mí en una súplica.
Me voy a dormir un rato para alejar el pensamiento de Kalem, ¿cómo fui tan tonta? ¿Cómo es que atraigo este tipo de personas?
***
Semanas después, un día al despertar y pararme siento unas náuseas impresionantes así que corro al baño y vomito todo lo que había en mi estómago. Vaya, no extrañaba nada esto. Pero creo que vale la pena. Voy a sentarme a mi cama y le empiezo a hablar a mi panza, lo cual es un poco extraño, pero bueno.
—Así que, ¿cómo te llamaremos?, Kalem no por favor, un nombre más bonito y que no tenga nada que ver con ese tipo... William, me gusta ese nombre en caso de que seas niño, si eres niña, mmmm, Bow o algo así, para que mientras pueda llamarte Willow.
Sonrío como una tonta y me quedo perdida en mis pensamientos. Al día siguiente despierto llena de felicidad, acariciando mi panza. Sé que debería estar deprimida por la partida de Kalem, pero ya tendré tiempo para eso después.
Después de luchar con las inminentes náuseas voy a hacerme un desayuno a base de fruta y proteína y me lo como pensando en que eso le ayudará a Willow a crecer y desarrollarse sanamente.
***
Fui a checarme varias veces al médico y a que me hicieran ultrasonidos, también hablé con mi tío y dijo que me apoyaría con lo que necesitara ya que él también estaba por ser padre y sabía por lo que su nueva esposa estaba pasando.
Mi embarazo podría decirse que fue perfecto, con sus efectos secundarios obviamente pero no sufrí de nada, ni estuve en peligro por estar sola, bueno, solo me desespere cuando se me rompió la fuente y ahí sí yo estaba totalmente sola. Intenté bajar a mi auto pero las contracciones eran muy dolorosas como para que pudiera moverme con soltura, así que llamé al 911, me dieron no sé qué medicamento para atrasar el parto y ya cuando llegué al hospital tuve a mi hermosa bebé con una pelusa dorada por cabello.
Decidí llamarla Willow, ya que es nombre de mujer y además así la estuve llamando todo el tiempo.
La primera vez que la vi sentí tanto amor desbordando por todo mi cuerpo, saber que esa pequeña cosita era mía y que yo la tendría que defender del mundo me hizo llorar por la emoción.
Estuvimos en el hospital todavía un tiempo, me place decir que allí conocí a muchas enfermeras con problemas similares a los míos y que me trataron muy bien, y todas adoraban a Willow. Parecía ser una bebé muy feliz, casi no lloraba.
Un día, después de acabar de darle de comer, por fin abrió los ojos. Fue increíble ver cómo sus pequeños ojos miel exploraban su alrededor y se detenían en mi cara totalmente abiertos por la sorpresa.
—Hola Willow. —le dije con una vocecita melosa —Soy tu mamá, y nadie nos podrá separar, te lo prometo. Siempre estarás a salvo conmigo.
Por fin nos fuimos al departamento donde yo ya lo había adaptado para tener un bebé en casa. Los vecinos al verme llegar me felicitaron mucho y se quedaron enamorados de mi pequeña Willow y me ofrecieron su ayuda por si algún día necesitaba algo.
Mi niña cambió mi forma de ver el mundo, y me ayudó a poder sobrevivir, estar con ella era cómo estar en una balsa rodeada por kilómetros de mar abierto. Pero ella mantenía la balsa en armonía y ni siquiera las tormentas más fuertes podían derrumbarnos.
Ella era mi nueva razón para vivir, debía protegerla y cuidarla. No voy a mentirles, sí fue difícil porque estaba sola y todas esas noches en vela y luego los largos días dándole de comer, arrullándola y jugando con ella. Pero no lo hubiera cambiado por nada.
Y nunca volví a ver a Kalem.
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NO MORE
Teen FictionRoxane es una chica complicada con serios problemas emocionales. Tras la muerte de sus padres quedó a merced de su desorden alimenticio y sus ganas de hacerse daño no hacen mas que crecer. Su ex novio es un patán y los demás hombres de su vida tambi...